La actual situación de bajante del río Paraná trae aparejados impactos productivos y ambientales, dentro de los cuales la captación de agua para regar las arroceras es uno de ellos.
Con una reducción de casi el 36 por ciento en la superficie ocupada por el río, la sequía hidrológica podría ocasionar pérdidas de producción y de rentabilidad en el arroz, debido a la probable disminución del área de siembra y el aumento en los costos de riego.
Un estudio, realizado por el grupo de Recursos Naturales del Inta Corrientes, determinó que la superficie ocupada por el río Paraná en la actualidad es de 253 mil hectáreas, unas 150 mil menos, en comparación con las 398 mil que ocupa en un año normal.
CONDICIONES
DE CULTIVO
«La inundación bien controlada crea las condiciones ideales para el desarrollo del cultivo y para que todos los insumos que se utilizan sean más eficientes, pudiendo ser aprovechados al máximo y obtener los mejores rendimientos», señaló Raúl Kruger, especialista en arroz y quien trabaja junto con Luciana Herber, Laura Fontana y María Inés Pachecoy del grupo Cultivos Extensivos de Arroz del Inta Corrientes.
El arroz es un cultivo que se riega con agua dulce de pozos, represas o ríos. Por lo que, «si no hay recarga de represas o nivel adecuado del río que permitan regar adecuadamente, el impacto de la falta de agua será claramente negativo»,
Alfredo Marín, también especialista en arroz del Inta Corrientes, subrayó: «Frente al escenario actual, se podrían ocasionar pérdidas de producción por la necesidad de reducir áreas de siembra, sumado al incremento de los costos debido a las inversiones necesarias para adecuar el sistema de bombeo o por ineficiencia en el uso de productos, como fertilizantes o herbicidas».
Y agregó: «La principal recomendación es aprovechar eficientemente el tiempo, no retrasarse en ninguna labor a la espera de condiciones más adecuadas. Y, en caso de una reducción del área a sembrar, descartar los lotes en los que el riego sea más complicado por la ubicación, altura topográfica y el tipo de suelo».
RECOMENDACIONES
María Inés Pachecoy advirtió que no es recomendable demorar la época de siembra, ya que se pierden las posibilidades del mayor aprovechamiento de la energía solar y, en general, del mes de mejores condiciones para la siembra, que facilitan la planificación y operaciones para esta tarea.
En cuanto a la campaña arrocera 2021/22, «el actual escenario no nos permite realizar una estimación, ya que, si bien la campaña sería «Niña» y ello implica una ventaja por las condiciones ambientales esperables, la incertidumbre respecto a la altura del río determina una amenaza importante a la producción, pues ciertas áreas no podrán regarse correctamente», puntualizó Pachecoy.
«Es fundamental dimensionar el área a sembrar de acuerdo a la futura disponibilidad de agua y a la capacidad de bombeo, y no especular sobre posibles incremento de precipitaciones o mejora significativa en los niveles del río», recomendó.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires señaló que, si bien todavía no puede hacerse un diagnóstico definitivo, esta campaña «apunta a una evolución menos perturbada que la observada en la anterior, pero no exenta de riesgos relacionados a focos de sequía desde diciembre de 2021 hasta verano de 2022».
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