Por Noel Breard, Senador provincial
Este artículo lo publiqué en diciembre de 2021 y hoy en día continúa mi preocupación, en vista a que la oposición en la Argentina, está en modo espera.
Para no repetir un péndulo Austral, libro escrito por Dante Caputo, de pasar del populismo al otro extremo, la tesis del autor es que probamos todos los sistemas económicos y en todos a la Argentina le fue mal. El desafío es hacer una profunda autocrítica y una propuesta que de un salto cualitativo y sustentable.
Tener esperanzas sin autocrítica y construcción, puede ser la construcción de un nuevo fracaso. Cambiemos la matriz productiva, hay economistas de adentro y de afuera, denominados «los lobos de Wall Street», centrales y delegados en países vulnerables, que compran acciones, títulos, etcétera, muy baratos, es cómo llaman ellos a «salir de compras», y toman diferencias potenciales de ganancia, pasado un tiempo para concretarlas crean un discurso que repiten y reproducen como se vuelve a una normalidad y estabilización económica que crea la ficción no sustentable para que en ese lapsus se paguen deudas, ante la frustración colectiva, impotencias, cansancio, tomen la medicina que ellos ofrecen y parar la inflación con una magia en base a la convertibilidad o su fase superior «la dolarizacion».
Este es el viejo remedio que la Argentina utilizó dos veces en los ’90 y los siglos XIX y XX, en el primero, con Juárez Celman, que explotó e hizo su pico de eclosión en el año 1890, terminando con una crisis de balanza de pago y un país desvastado, otra con Cavallo, el padre de la convertibilidad moderna, que significó el endeudamiento en dólares públicos y privados, genocidio industrial, desempleo sistémico, subsidios a la industria extranjera, etcétera, que duró 10 años, porque el prestamista de última instancia el FMI financiaba la ausencia de créditos. Se sabía que la convertibilidad estaba muerta y con grandes contraindicaciones al decir de ex ministro Sourrouille y Machinea, en distintos seminarios, mientras más dure la convertibilidad que tiene efectos mágicos al principio y después muestra su peor rostro a pesar que la gente endeudada como se llamaba «voto cuota» le daba legitimidad social y electoral sin saber que como la enfermedad de la diabetes está destruyendo los órganos vitales de un país, utilizaban la frase «cuanto más dure, más daño invisible hace».
Esa profecia se cumplió inexorablemente, vinieron las crisis del tequila en México, caipiriña en Brasil, etcétera, y nosotros como un ejemplo médico nos habían enyesado las piernas por 10 años y no nos queríamos sacar el yeso.
En el siglo XXI nuevamente están queriendo ofrecer la receta vieja con etiqueta a un pueblo que vuelve a discutir como dice el ex canciller, Dante Caputo en su libro «Un péndulo Austral» donde dice que los argentinos vamos ciclotímicamente de un extremo a otro, alternativamente, probamos todas las recetas ideológicas y económicas y en todas nos fue mal, concluyendo el autor que los argentinos necesitamos hacer un esfuerzo colectivo, con sentido nacional y racional, cambiar la matriz productiva con la incorporación de ciencia y tecnología, creando un sistema de investigación y desarrollo.
Además, agregó como aporte sin dogmatismo que no hay recetas mágicas, pero si un principio farmacéutico «pegar en la dosis exacta del remedio» ya que la sobredosis mata y convierte el remedio en veneno. Llegó la hora de probar como cambiamos la matriz productiva y generamos valor agregado, este es el desafío. Caputo termina expresando en su libro que el dilema es salir del corset del populismo vs el establisment y transitar el sendero de la República con cambios estratégicos que den valor agregado al esfuerzo argentino.
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