La Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz del Arzobispado de Corrientes, extendió un saludo a las mujeres en su Día.
A través de un comunicado destacan: “Como decía el papa Francisco, “ese es el gran don de Dios: nos ha dado a la mujer”. Ellas animan, sostienen, organizan, gestionan, cuidan, luchan, levantan la voz cuando es necesario, pero son también arrullo, acogida, fortaleza, perseverancia y ternura”.
Señalan, además: “La reciente catástrofe ambiental que sufrió Corrientes como así también este acuciante presente socioeconómico cargado de desafíos, de injusticias y de tantas limitaciones en todo orden que, al igual que las aguas, afecta especialmente a los más desposeídos, las encuentran de pie, construyen futuro, con inclaudicable esperanza: desde los comedores, desde las cooperativas, los emprendimientos, el ejercicio de las profesiones…
En este 2024 tan desafiante, de cambios que sacuden hasta los cimientos, Justicia y Paz no puede soslayar, al celebrar el don de Dios que es la mujer, la figura de María Antonia Paz y Figueroa, la primera santa argentina”.
Por otro lado, destacan la figura de Mama Antula, como le decían a María Antonia, “desafió las convenciones de la sociedad colonial y tuvo, además, una influencia crucial en el clima independentista de mayo de 1810. Mujer audaz, mujer fuerte, plena de Dios, la más rebelde de su tiempo, protegía a las mujeres sin casa y albergaba a los niños abandonados, alimentándolos, vistiéndolos, dándoles un hogar y bautizándolos. Acusada de bruja y de loca, apedreada, perseveró con paciencia, mansedumbre y firmeza en sus convicciones”
Para finalizar resaltan: “junto con el Magisterio de la Iglesia, Justicia y Paz rechaza cualquier forma de discriminación y violencia contra la mujer y sostiene que los poderes públicos tienen especial responsabilidad en continuar promoviendo y profundizando una verdadera política social y educativa, encaminada a prevenir e intervenir directamente sobre las causas de cualquiera de las vulneraciones de sus derechos, vulneración que en la actual crisis socioeconómica se torna más acuciante. Pero, además de los poderes públicos, todos debemos sentirnos responsables de velar por la justicia hacia las mujeres y acoger el “don de la mujer”, reconociendo su dignidad en todas sus dimensiones como signo de una verdadera madurez socia”.