A 44 días del nuevo Gobierno, el sector más duro de la CGT logró encolumnar al resto en una protesta, respecto a cuya oportunidad en la oposición no hay convicción que sea aún oportuna. Con todo, y frente a la negativa del Ejecutivo nacional de abrir el diálogo mientras no bajen el paro, la línea dura logró abroquelar al resto de la central obrera y sumar al kirchnerismo luego de una pública reconvención de Pablo Moyano, que se preguntó dónde están Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa. Con todo, la ofensiva sindical quedó salpicada por la desafortunada amenaza del líder del gremio de sanidad, Héctor Daer, dirigida a los diputados que avalen al Gobierno. Trajo a la memoria aquella triste foto de la quema del cajón en el Obelisco por parte de Herminio Iglesias. Otros tiempos eran con el sindicalismo de Saúl Ubaldini que, aunque fuertemente combativo, no dejaba flancos abiertos para la descalificación. Con todo, en la CGT ratifican el carácter gremial de la protesta. No quieren quedar pegados al kirchnerismo que supo maltratarlos y ser funcionales a los juegos de la política. Aclaran que este paro no es el comienzo de nada, lo que deja abierta una puerta para restablecer el diálogo con el Gobierno.
02-TAPA-POLITICA-3Tras un primer coqueteo que mantuvo con la flamante administración de Javier Milei, surgieron algunas dudas sobre cómo jugaría el gremio que lidera Armando Cavalieri, el que tiene más afiliados del país, frente al paro general convocado para este miércoles 24.
Desde el propio sindicato salieron a disipar esas dudas y confirmaron que también adherirán al paro y que además movilizarán a la plaza de los Dos Congresos junto al resto de los gremios cegetistas, de las dos CTA, movimientos sociales y la izquierda, así como expresiones del peronismo que nuclea un sector del kirchnerismo duro y La Cámpora.
Resultó lógico que al radicalizarse las posiciones, todos los sindicatos de la Confederación General del Trabajo (CGT) cerraran filas y se sumaran al paro contra el Gobierno.
La apuesta gremial es alta: buscan que se note el impacto del paro en las diferentes actividades y además movilizar miles de personas a la concentración del miércoles frente al Congreso.
La jugada encierra al menos dos riesgos: uno es que se produzcan incidentes durante la manifestación, algo que en la CGT evalúan podría ocurrir. «Pero no por parte de los gremios», aclaran. Dicen sí tener temor a «sectores radicalizados» entre los manifestantes y a «sectores inorgánicos funcionales» a Milei. Y agregan: «El diablo siempre puede meter la cola». El otro es que el acatamiento al paro sea menor al que esperan y que la movilización tenga menor acatamiento del que buscan. Esto podría mostrar a la CGT con menor poder de fuego del que, puertas adentro de la central obrera, dan por sentado que tienen.
El dirigente ferroviario cruzó al secretario general de la CGT, afirmando que «la divergencia no es para llevarla a la violencia». Pero en la CGT desechan esos eventuales peligros. «El que no arriesga no gana», razona un poderoso jefe de un sindicato industrial.
Pese al consenso interno que existe en la convocatoria al paro, que es el más inmediato contra un Gobierno dado que se realizará a 45 días de iniciada la gestión de Milei, puertas adentro de la CGT las diferencias entre sus diferentes gremios y corrientes siguen siendo palpables.
La tensión más fuerte es entre los jefes sindicales que integran la mesa chica de la CGT -por ejemplo, Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (Uocra), Andrés Rodríguez (Upcn), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Cavalieri (Comercio) y los «barrionuevistas»- y los dirigentes sindicales identificados con el kirchnerismo, como Sergio Palazzo (La Bancaria), Abel Furlán (Unión Obrera Metalúrgica) y Mario Manrique (Smata).
El triunviro de la CGT apuntó contra «los bloques del PRO, radicales y Hacemos Cambio Federal». El sector K interpreta al paro de este miércoles como el puntapié inicial de una escalada contra el Gobierno nacional. Algunos, incluso, ya hablan de otro paro general en marzo. Pero, en la conducción cegetista, se plantan y avisan que este paro no será «un mojón de nada», y que lo que esperan es que la medida de fuerza habilite una mesa de diálogo con la Casa Rosada.
La Ministra de Seguridad le respondió al Secretario General de la CGT, que lanzó una durísima amenaza contra diputados de la oposición «dialoguistas» que negocian con La Libertad Avanza cambios en la «ley ómnibus». «El kirchnerismo busca capitalizar el paro, sacar un provecho y mover la vara», acusa un histórico dirigente cegetista. Y completa: «En la CGT no somos ni fuimos K. Más aún, fuimos siempre maltratados por los K. Ellos siempre nos criticaron y hasta quisieron romper las paritarias», dijo un miembro de la mesa chica de la CGT.
Otro sindicalista agregó: «Las diferencias con ellos son públicas. Nosotros, por ejemplo, nunca nos sumamos a su embestida contra la Corte Suprema de Justicia. Nosotros tenemos buena relación con la Corte. El único que se sumó en un principio fue Pablo Moyano, pero cuando lo hablamos se bajó». La mención de la Corte no es casual. El máximo Tribunal debe intervenir ahora en la cautelar presentada por la CGT contra la reforma laboral que busca imponer Milei a través de un DNU.
Interna y cruce
Aunque en el Sindicato de Comercio aclaran que no hubo gestos de apoyo al flamante Gobierno, la oficialización de que el gremio mercantil también se sumará al paro general genera un impacto directo en la interna cegetista. Es que Armando Cavalieri integra junto al cosecretario general de la CGT, Héctor Daer el grupo de los «Gordos». Sin la compañía del dirigente mercantil, Daer quedaba solo en la interna cegetista. Algunos atribuyen a eso que el dirigente de Sanidad haya mostrado posturas más duras en los últimos días. «No van a poder caminar por la calle», advirtió Daer el sábado a los legisladores de bloques opositores que se encuentran en negociaciones con el Gobierno para aprobar el paquete de leyes de reformas enviado por el Poder Ejecutivo.
El dirigente ferroviario Omar Maturano se diferenció este domingo de Daer. «Ya el escrache tiene que dejar de ser. A nosotros también nos escrachaban y a mí me parece mal. Cada uno tiene que pensar como quiera pensar. Cada uno tiene que ser libre», dijo.
Ayer los dirigentes de la mesa chica de la CGT tuvieron un encuentro para pulir los detalles finales de la movilización. Se avanzó en la redacción de un borrador del texto que se leerá, enfocado en la cuestión socio-laboral y con guiños a los sectores medios que, entienden, más se vieron perjudicados en el arranque de la gestión de Milei. Algunos dirigentes evalúan la posibilidad de que haya oradores en el acto. Se habla de que podrían ser los tres cosecretarios generales cegetistas, Daer, Pablo Moyano y Carlos Acuña. «Algo breve, tres minutos cada uno», fogonea un jefe gremial. A uno de los tres, sin embargo, ya le sugirieron que no hable porque podría exponerse a una silbatina, una posibilidad que los «caciques» gremiales no podrían digerir.
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