Después de una bajante extraordinaria que duró casi cuatro años y que ya figura como la más larga desde que existen registros, el río Paraná entró en una situación de creciente.
La llegada del agua en gran cantidad al sistema de humedales trae dos beneficios: el cese de actividades humanas como los incendios y una importante merma de cría de ganado en zona de islas, según explicó Damián Lescano, naturalista, biotecnólogo y técnico en el Acuario del río Paraná de la ciudad de Rosario.
“Ya no se puede quemar más porque todo está lleno de agua y la carga de ganado se redujo casi a cero, aunque quedan algunas vacas en tierras altas. Solo eso le quita una presión enorme al sistema respecto de sus usos humanos”, detalló Lescano.
Además, el agua regenera la vida de todo tipo, tanto del mundo vegetal como la fauna nativa, que vuelve a verse en abundancia y diversidad como no se veía desde hacía años. El alto nivel del Paraná permite que, durante estos meses, haya abundancia de crías de peces, algo que no ocurría desde 2016, cuando se dio la última gran crecida veraniega.
“El stock pesquero de hoy sigue siendo el de ese año, pero esta temporada se va a crear una nueva generación de peces que en unos años serán adultos y ayudarán a reponer lo perdido”, indicó el biotecnólogo.
Fuente: La Nación