Días atrás, en redes sociales se viralizaron las imágenes de productores hortícolas descartando sus cosechas de tomates por no poder cubrir los costos con las ventas, lo que reveló el dramático presente del sector producto del desfasaje de precios.
En comunicación con los medios Bichos de Campo y La Nación, el productor de Santa Lucía, Héctor Dezotti trazó un panorama que devela la situación que se vive en el Interior provincial. «No dan los números», lamentó.
«Veníamos con un aproximado de 20 pesos el kilo, y estos últimos días nos ofrecieron 50 pesos el cajón de 20 kilos en la chacra por fruta buena, no descarte. Es para llorar», indicó. Agregó que «para que nos quede algo nos tendrían que pagar al menos 2.000 pesos el cajón. Los costos se han ido encareciendo y ahora no conviene comercializarlos, por eso los estamos tirando».
A través de redes sociales, han circulado una decena de imágenes de productores descartando sus tomates o utilizándolos para alimentar ganado. «Conviene dárselo a los animales que venderlo. De la planta lo tenemos que sacar sí o sí, porque la planta tiene que seguir con su ciclo, y puede atrasarse», afirmó el productor. «O lo usamos como abono de fertilizantes, y de esa forma encontramos un recupero económico. También hay acciones solidarias, pero están en el piso para los animales», continuó.
Respecto al precio de venta, Dezotti explicó que los productores reciben su parte después de terminado el circuito en el Mercado Central: «No se pone precio hasta que se termina de vender en el Mercado Central, y de acuerdo a cuánto se vende y qué costos tuvo, recién ahí nos dicen cuánto quedó para nosotros».
El gran desbarajuste proviene del acelerado aumento en los costos, que no se refleja en el precio al consumidor final. «Estamos vendiendo al precio de tres años atrás y en los insumos, que están dolarizados, lo que pagábamos 1.000 pesos hace tres años hoy nos cuesta 7.000 pesos. Ese incremento no se replicó en los valores de nuestra producción», advirtió.
PRODUCTORES DE SANTA LUCÍA, EN PROBLEMAS
La localidad del Centro correntino concentra a alrededor de 1.000 productores hortícolas, tanto pequeños como medianos, la mayoría con emprendimientos familiares. Se trata de unos 7.000 trabajadores para plantaciones de tomate, berenjenas, pimiento y pepino, aproximadamente de 1.800 hectáreas de invernaderos.
Héctor Dezotti lleva delante con su hermano unas 25 hectáreas destinadas a ganadería, limón y hortalizas, de las cuales se concentran en tomate, morrones y berenjenas, aunque éste último les generaba problemas por su elevado costo, por lo que este año no lo plantaron.
Respecto a los costos, detalló que el dinero que pagan sólo alcanza para cubrir la comercialización y el flete. «El resto de los costos para producir el tomate quedan en rojo para el productor. Es por eso que hoy la liquidación de los gastos de comercialización (empaquetado, la carga en el camión, el flete, la descarga, los gastos del puestero que es el 15 por ciento de lo que vale la fruta) viene en cero», indicó.
«Incluso muchas veces el productor debe sacar plata de su bolsillo para pagar algo que falta. La cadena de comercialización se queda con el grueso de la plata», afirmó, agregando que son los productores de toda la región los que se encuentran en la compleja situación.
«Ahora más que un asesor, me he convertido en psicólogo: me llaman y ni siquiera quieren ir a ver la quinta. Sólo me cuentan lo deprimidos que están y que no ven una salida, no saben cómo van a hacer para pagar sus compromisos económicos», lamentó respecto a sus colegas, y comentó que los pequeños productores son los más afectados, al no tener «espalda» para aguantar.
«Esto pone en juego la continuidad de la producción para el año que viene, donde muchos van a quedar en el camino», advirtió Dezotti, agregando que «es fundamental que el Gobierno encuentre una herramienta para ayudar a los productores, por ejemplo, que le venga un mínimo de esos gastos de comercialización».
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