El viernes 17, los medios de alcance nacional se hicieron eco de una noticia: la Justicia condenó por tercera vez a cadena perpetua a Roberto José Carmona, un peligroso criminal responsable de cuatro asesinatos, el último de los cuales cometió en 2022, cuando pretendía escapar de la cárcel durante una visita a su ex pareja en Córdoba. Por su peligrosidad para la comunidad, recibió el apodo de «La hiena humana» y del largo tiempo que pasó en prisión, un período estuvo en la Granja Yatay de Corrientes, de donde logró fugarse por varias horas.
Hasta ahora, Carmona es el segundo criminal con más tiempo en prisión. Este hombre de 62 años oriundo de La Plata, es responsable de cuatro asesinatos desde 1986, además de robo calificado, privación de la libertad y evasión. En 2011, fue declarado «psicópata» de acuerdo con varios peritajes psicológicos que determinaron que «es incapaz de sentir empatía y mata por placer».
Según los datos biográficos sobre este peligroso homicida, a los diez años cometió su primer robo y a los 18 su primera condena. En ese entonces debía cumplir diez años de prisión, pero salió a los seis por la Ley de Conmutación y Reducción de Penas. A los pocos días de salir, el 15 de enero de 1986, cometió su primer crimen atroz: el femicidio de la adolescente Gabriela Ceppi en Córdoba, cuyo cuerpo abandonó casi un mes hasta que confesó dónde estaba. Por eso fue condenado a su primera cadena perpetua.
Desde entonces estuvo preso en la Unidad Penal Nº 1 de Córdoba, conocida como el Penal de San Martín, donde en 1994 mató a otro recluso, Héctor Vicente Bolea. Por este hecho y su mala conducta dentro de la cárcel fue trasladado a la provincia del Chaco, en la Penitenciaría de Resistencia. Estando allí, en 1997 asesinó a su tercera víctima fatal, otro detenido, Demetrio Pérez Araujo.
Desde ese momento, presumiendo una venganza por parte de los otros presos, Carmona fue trasladado de vuelta al penal cordobés. En esa unidad le construyeron un espacio de aislamiento particular debido a las peleas con otros reclusos y los reiterados intentos de asesinato que se organizaron en su contra. El límite se dio en 2005 durante un motín del que el asesino fue rescatado por los agentes del servicio penitenciario antes que lo lincharan.
A partir de entonces comenzó un recorrido por varias unidades penitenciarias de la provincia, hasta que lo enviaron de vuelta a Resistencia, donde debía cumplir su segunda cadena perpetua por el crimen de Pérez Araujo.
Llegada a Yatay
Pese a que era considerado conflictivo y peligroso, en poco tiempo le dieron un beneficio. Fue trasladado a la Unidad Penal Nº 4, Granja Modelo Yatay, situada sobre Ruta Nacional Nº 12, kilómetro 1.035 en Corrientes. En este espacio deben ser alojados los presos que están próximos a cumplir sus condenas y con quienes, agentes especializados trabajan para que sean reinsertados en la sociedad.
Carmona no tardó en ser noticia otra vez. En noviembre de 2014, se informó que escapó de la Unidad y que fue recapturado horas después en un sector del barrio Yecohá.
Un medio colega publicó en ese entonces: «Las fuentes explicaron que este hombre estaba próximo a cumplir su condena, por lo cual permanecía alojado en esa unidad carcelaria. Entre las 12.30 y las 13 habría tomado la decisión de darse a la fuga de ese centro de mínima seguridad.
Trascendió que le habrían advertido que pretendían trasladarlo hasta la alcaidía de la localidad de San Luis del Palmar y que por ese motivo decidió evadirse. Desde la Jefatura del Servicio Penitenciario no respondieron a los requerimientos periodísticos al respecto». Agregaron que los policías de la Dirección de Unidades Especiales, lo encontraron alrededor de las 18 en un barrio cercano.
Tras ese hecho nunca aclarado, el criminal fue devuelto a Resistencia. De allí, la historia es conocida: le otorgaron salidas transitorias a Córdoba para ver a su pareja. Pero, en diciembre de 2022, decide escapar y es entonces cuando se cruza con su última víctima fatal, el taxista Javier Bocalón a quien asesina y abandona tras chocar su vehículo. Dos horas después, lo detuvieron y desde entonces quedó sin posibilidad de salidas hasta el juicio que terminó el viernes con su tercera condena a prisión perpetua.
En el juicio, Carmona estaba custodiado dentro de una jaula de vidrio reforzado. Desde allí confesó y describió sin inmutarse, cómo mató a Bocalón.
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