Por estas horas, y como era de esperar, crece la confusión en el peronismo. Contrariamente a lo lógico, se intenta ordenar de arriba hacia abajo, multiplicando candidaturas, sean a presidente del PJ, Gobernador o intendentes.
La propuesta que no fue atendida era la de hacer la elección en dos tiempos, ordenando en una primera etapa los 75 municipios mediante elecciones locales que legitimaran liderazgos mediante el voto, de modo de constituir los consejos jurisdiccionales y la representación de los delegados al Congreso para que, en una segunda etapa, se procediera a la elección tanto del presidente como de los demás 23 miembros del Consejo Provincial y los cargos electivos, elección que podría hacerse de forma directa o por el Congreso partidario, íntegra o parcialmente.
La idea era acotar la competencia a aquellas categorías donde realmente hubiera puja y dejar de lado las diferencias provinciales o nacionales en la conformación de las listas locales, habida cuenta de que en muchas localidades había la posibilidad de cerrar listas únicas, siendo absolutamente inconveniente obligar a los que están en la primera línea de batalla en los pueblos a tener que optar por una u otra lista provincial.
En definitiva, todo pasaba por un cambio de paradigma aconsejado por la experiencia de resultados fallidos de años anteriores. Reemplazar el concepto de línea por el de lista permitía fortalecer las estructuras partidarias de abajo hacia arriba, y propender a armados electorales potentes que hagan realidad lo que es una verdad de Perogrullo, esto es que el resultado provincial no es sino la suma de los resultados de los 75 pueblos.
Mala praxis, desconocimiento, inexperiencia o, quizás, lo que es mucho peor, el intento de «dibujar» una interna con un cronograma «a lo chamamé», para que de ella surja, entre gallos y medianoche, la consabida lista de consenso que ha sido la razón de sucesivos fracasos y en lo cual tuvo responsabilidad de primer orden la falta de una conducción nacional legitimada y jerarquizada que dejó hacer o, más tristemente, contribuyó a manotear con el «dedo» cargos a expensas de la legitimidad de la voluntad del afiliado, para lo cual apeló a interventores de dudosa jerarquía que sean ejecutores de estas prácticas perversas que achicaron la cosecha electoral del peronismo correntino, fuertemente devaluado en la consideración pública.
- CON BOLETA ÚNICA Y BOLETA CORTA, LA REALIDAD SERÁ OTRA. Ana Almirón y Rodolfo Martínez Llano son, por ahora, los dos únicos anotados para disputar la banca de diputado nacional. Se respetan mucho. Este último, en 2019 fue víctima de la miopía del kirchnerismo que limitó la boleta larga a la tropa propia. A pesar de ello, obtuvo 25.000 votos y no hubo localidad en la que tuviera adhesiones. Con el correr de los años, esta estrategia K condujo a sucesivas derrotas electorales y a una realidad como la de hoy, en la que Cristina quedó solo con la jefatura formal del partido, sin la legitimidad que garantice tiempos nuevos. En Corrientes, la ex Presidente tiene por delante un desafío no fácil en una elección que se nacionalizará y que la expondrá en su rol de timonel partidario, obligada a ser algo más que Alberto Fernández como conductora. En los hechos, Martínez Llano fue coherente. Nunca dijo que sí ni que no a una candidatura. Pidió, antes de decidir, conocer las reglas de juego. Él supo mostrar que, en dos meses, fue capaz de montar y ganar una interna. Ahora, con las cartas sobre la mesa, parece decidido a volver al Congreso de la Nación, con números que lo favorecen en una relación de 3 a 1 con la ex senadora Almirón. El ex Diputado nacional no es de aquellos a quien los cargos lo desvelen. A su favor, que nunca salió del PJ y que todos los cargos los obtuvo por dentro, algo que no todos pueden exhibir. Sabe que el poder no necesariamente coincide ni con los cargos, ni con el dinero, aunque ambos, en su correcto uso, son determinantes. El interrogante que queda es si cuando, en no mucho tiempo, se pongan sobre la mesa las reglas de juego, el ex legislador nacional no irá por más. Aunque, si así fuera, está claro que apuntará a un Vicegobernador que esté en el día a día de la gestión ejecutiva, que nunca le gustó.
En las últimas horas, siguen apareciendo candidatos. Esto no sería malo si existiera lo fundamental que son las reglas de juego para una competencia sana y transparente, algo que está visto, no quieren.
A la auto postulación de Jorge Antonio Romero para dirigir el partido, quien estuvo a cargo del PJ cuando fue intervenido, se le agregó una larga lista. Ahora, Justo Estoup, un exponente de un sector de La Cámpora que aparece dividida desde la irrupción de José Ottavis, quien tomó decidido partido por el eje Almirón-Estoup en desmedro del senador, «Pitín» Aragón.
Lo cierto es que el Partido Justicialista de Corrientes navega sin rumbo. Y esto se ve reflejado en la cantidad de dirigentes que están marcando presencia mediática para auto postulase a cualquiera de los cargos en juego para el año que viene. Ya sea para dentro de la orgánica partidaria como para los de las elecciones generales legislativas y ejecutivas.
Los candidatos se multiplican y hasta se suman dirigentes que en pasadas elecciones fueron aliados, como el intendente de Virasoro, Emiliano Fernández o Germán Braillard Poccard, sin desconocer la pretensión de Ricardo Colombi de lograr el apoyo del sello del PJ para su propia candidatura a Gobernador, tarea para la cual suma al ex camporista, José Ottavis que -mateada y chipas de por medio, y sin respuesta militante- distó de ser claro en el rol que pretende cumplir, más allá de que, se sabe, apunta a ubicar a su actual pareja como Vice en las listas.
En este último caso, Estoup confirmó que intentará ser candidato a Intendente de Corrientes, en una postulación que dice contar con amplio apoyo en la interna que encara el PJ. «Hay gran optimismo porque estamos todos por la unidad y participación partidaria», aseguró.
«Vamos con un proyecto superador en toda la provincia de Corrientes y en la Capital para terminar con el abandono que padecen los vecinos porque queremos volver a realizar las obras y los servicios que la gente necesita», afirmó quien además de Concejal capitalino fue funcionario en la gestión de Fabián Ríos.
Estoup integra una de las líneas justicialistas que acompaña al interventor, Máximo Rodríguez, quien -para muchos- erró el camino en cuanto a su rol de normalizador partidario, siendo permeable a un grupo de dirigentes que supo apoyarse en el «dedo de Buenos Aires» para acaparar las ofertas electorales en años anteriores, protagonizando tremendas derrotas, sumando a sus currículos cachetazos ciudadanos como los de 2019, 2021 y 2023, con el histórico 18 por ciento de acompañamiento.
¿Y LAS PRIMARIAS?
Así como en el marco provincial no hay reglas de juego ni para las generales, donde aún no se define si finalmente habrá boleta única; ni para el PJ, donde se sigue jugando al «gallito ciego», la cosa pareciera ser distinta para las nacionales, en la que Corrientes elegirá tres diputados.
Más allá de la pretensión concurrente de Cristina Kirchner y Javier Milei para dar de baja las Primarias, incluso con la pretensión de incluirlo en el temario de sesiones extraordinarias, lo que está claro es que a la hora de la verdad no habrá 129 diputados que voten en sentido positivo. Ello porque en el propio PJ no hay unidad de criterio ni voluntad de «entregar la birome» a Cristina.
Para anular las Paso se entra en la cuenta regresiva. Los plazos son muy acotados y la realidad muestra que los números son esquivos. Las razones del pretendido costo no resisten el análisis.
Más que costo es la inversión necesaria para mejorar la calidad de la representación política y terminar con el dedo de los «caciques» locales que pretenden reemplazar la libre expresión del voto popular que garantiza las Primarias.