Una de las obras más impactantes y tradicionales de la Costanera es la escultura de La Taragüí, ubicada en la plazoleta que lleva su nombre, un espacio triangular entre las calles San Luis, Fray José de la Quintana y la avenida Costanera, a inmediaciones de la Punta de San Sebastián.
Si bien, con el tiempo fue ganando prestigio y ahora se la reconoce como simbología e identidad de la mujer correntina, lo cierto es que en sus orígenes generó mucho rechazo por la sociedad, fue censurada e incluso hubo una gran movida para tirarla al río.
La estatua de La Taragüí, actualmente, es el símbolo de la feminidad correntina. La que se encuentra a la vista de todos es una réplica de la escultura de yeso patinado en bronce hecha por el artista Amado Higinio Puyau. Mientras que su original se halla en el Museo Provincial de Bellas Artes Dr Juan R Vidal, de la Capital correntina.
De acuerdo con la historia, la obra fue creada por el artista en homenaje a la ciudad y a la mujer guaraní. Gracias a su creación, el escultor ganó el primer premio en el 26° Salón Nacional de Escultura en 1936. Se dice, que en 1938 el artista donó la réplica de su obra a la provincia para que fuera emplazada en el lugar donde se encuentra instalada en la actualidad.
Su imagen, ahora es enaltecida, aunque de acuerdo con los archivos, en sus inicios causó un gran revuelo en la sociedad correntina al punto que exigía la desaparición de la estatua de la Costanera. Algunas publicaciones dan cuenta que los vecinos la catalogaban como «una negra indecente, una vergüenza pública, una bofetada a nuestros sentimientos cristianos en el mejor de nuestros paseos, en la avenida Costanera».
Algunas versiones recordaban que la intención incluso era arrojarla al río Paraná.
Lo cierto es que la intención de una parte de la comunidad nunca se concretó y hoy en día La Taragüí se convirtió en uno de los emblemas de la ciudad.
RESTAURACIÓN
En diálogo con EL LIBERTADOR, Luis Adolfo Bogado, director del Museo Provincial de Bellas Artes, confirmó que la escultura original se halla en el taller de restauración del museo.
«Efectivamente la escultura original es la que está en el museo. La otra también es original. Digamos nada más que es en otro material, que el mismo artista la mandó, que autorizó a la provincia para que la fundiera en bronce. Las dos pasarían a ser originales, no es que sea copia, nada más que es de otro material», comenzó explicando.
A lo que agregó: «La que está en el museo es la que ganó el primer premio nacional, en el año 1936 del Salón Nacional de Artes. Está en el museo y está por ser restaurada por lo que en este momento no está visible».
Continuó: «Está en el taller de restauración, se la retiró porque corría peligro su estabilidad considerando los tobillos. Es una estructura que tiene madera por dentro algo de metal y mucho yeso. Entonces es una escultura muy frágil, del año 36 que ahora necesita una restauración profunda».
En cuanto al proceso de restauración reveló: «Se está tratando de conseguir el restaurador especializado de Buenos Aires».
¿Quién fue la mujer en la que se inspiró el artista?
Pasaron muchos años y nunca se pudo saber quién fue la musa inspiradora de Amado Higinio Puyau. En torno a ello hay muchas versiones, pero la realidad es que el escultor se llevó el secreto con él.
Los archivos advierten que la identidad de la modelo es un total misterio hasta el día de hoy. Hay quienes afirman que fue una mujer correntina, y que por temor a la desaprobación de la sociedad, decidió mantener el anonimato.
Hay quienes revelan que se trata de una mujer que formaba parte de la servidumbre -tal como lo llamaban en la época- de una familia renombrada de Corrientes, que conoció Puyau y que inmediatamente quedó encantando con su figura.
Nunca se pudo confirmar la versión dado a que el autor supo guardar el dato, en complicidad de su modelo, que para la época era muy osado despojarse de sus atuendos para posar frente al escultor.
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