El pasado miércoles 10 se conmemoró el Día Mundial de las Aves. Es una fecha que busca generar conciencia sobre su importancia y la necesidad de protegerlas y preservarlas. Lamentablemente, ellas son víctimas de incontables situaciones de maltrato, principalmente, por costumbres muy arraigadas en la sociedad. Por un lado, el mascotismo que condena a los animales silvestres al cautiverio; y por el otro, el empleo de las hondas o resorteras que lastiman gravemente y en muchos casos causan la muerte de distintas especies.
«Es algo más bien cultural que lamentablemente no se pudo erradicar todavía de nuestra sociedad. Desde el centro, mediante la educación ambiental e información, lo que queremos es que nuestras futuras generaciones aprendan que matar o lastimar no es un juego. Y que los padres sean responsables a la hora de darles un arma de este tipo, que lastima y que no les enseña absolutamente nada a los niños», dijo a EL LIBERTADOR, Catalina Mancedo una de las especialistas que trabaja en el Centro de Conservación Aguará.
La profesional hizo referencia a las hondas, resorteras o gomeras como una de las principales causas del ingreso de aves heridas que reciben en la institución y que muchas veces no logran salvar. «Lamentablemente, la mayoría de los casos que atendemos no son exitosos justamente por el grado de fractura o la herida que tienen por estos proyectiles. Así que hay un muy bajo porcentaje de los que pueden rehabilitarse de forma exitosa y ser liberados», expresó.
«Las personas que usan las gomeras u hondas, fracturan picos, por lo que el animal no va a poder alimentarse y los condenan muchas veces a tener que vivir en cautividad y a tener dependencia del humano toda la vida porque no pueden volar o alimentarse solos. Fracturan sus alas, sus patas y los convierten en animales que, lamentablemente no pueden ser liberados», agregó.
CONDENADOS DE POR VIDA
«Trabajamos para rehabilitarlos y liberarlos, pero la mayoría ya llega agonizando y entre las últimas horas de vida. Ahí tomamos noción del grado de las lastimaduras o las heridas que generan los proyectiles lanzados por las hondas», lamentó Catalina.
Para ilustrar la gravedad de esta situación, la profesional recordó un caso especial que siempre toman de ejemplo en el centro, sobre las consecuencias del uso de estas «armas portátiles» como nombró a las resorteras. Se trata de un ejemplar de taguató, un ave silvestre de la región.
«Es un animal que tenemos en el plantel estable. Está ahí por maltrato, justamente por una gomera, él no puede volver a ser liberado y está a cargo de nosotros. Y nos sirve muchísimo para poder dar el mensaje y que se pueda visibilizar la gravedad de utilizar este tipo de armas», explicó sobre el ave que perdió una de sus alas a causa de la herida de un proyectil lanzado con una honda.
El taguató que está en el centro pudo ser salvado pero, desafortunadamente, son muchos los que reciben a diario y no sobreviven a los ataques. «Nosotros insistimos en el mensaje de que matar no es un juego y que las hondas no son juguetes. Pero no es suficiente, así que también están las herramientas legales», remarcó Catalina, e hizo referencia a las leyes y normativas que condenan estos actos.
«La gente también tiene que saber que está vigente la Ley 13.346, que condena el maltrato y los actos de crueldad contra los animales, para que puedan denunciar a las personas que hostiguen, lastimen y estén matando a las aves o a cualquier otro animal», completó.
¿Qué hacer si cayó un nido?
«Desde septiembre hasta marzo es nuestra temporada alta de ingresos en el centro porque las especies empiezan a migrar para buscar pareja. Además, hoy en día se le agrega la problemática de las aguas, de las lluvias y tormentas. Entonces hay mucho movimiento de fauna en esta época y esto genera por supuesto, muchos casos de maltrato, ataques de perros, atropellos y también mascotismo», recordó Catalina.
En referencia a las tormentas, cuyos vientos tiran nidos y hacen caer a los pichones, la especialista dio una pauta importante, en caso de encontrar animalitos en el suelo: «No siempre la mejor opción es agarrarlo y llevarlo lejos del nido y de los padres. Lo indicado es tratar de volver a poner al nido cerca del lugar, resguardarlo de las mascotas, etcétera». Y en relación a esto dijo: «Si hay peligro de mascotas, lo mejor es colocarlos en lugares altos donde no puedan alcanzarlos y así los padres podrán verlos». El resto de las recomendaciones se puede encontrar en las redes sociales del Centro Aguará.
El grave flagelo del mascotismo
La profesional del Centro Aguará dio a conocer que, además de los animales heridos por las hondas, también aumentaron casos relacionados al mascotismo. «Nos volvió a llamar la atención porque ingresaron muchos loros o cotorras argentinas. Fueron decomisadas del tráfico ilegal porque había personas que las estaban vendiendo como mascotas en las redes sociales», dijo.
«Esto es algo que no había pasado años anteriores. No sé por qué se volvió a tener esa costumbre que también queremos erradicar. La gente, el correntino, debe aprender que los animales silvestres no son mascotas y que, vender o comercializar estas especies nativas tiene una consecuencia», agregó.
«Hoy en día tenemos la Ley Nacional de Conservación de la Fauna Silvestre (22.491) y también la herramienta de Maltrato Animal, porque ahora está considerado así tener un animal silvestre como mascota o venderla. Esas son nuestras herramientas legales para denunciar estos casos», enfatizó.