El obispo de la Diócesis de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, presidió la misa por el Domingo de la Palabra de Dios, en la iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario y planteó tres aspectos que se desprenden del sagrado texto: «Jesucristo es luz que disipa la oscuridad», la «cercanía de Dios se traduce en conversión» y la gracia de «responder como los primeros discípulos, porque cada bautizado estamos llamados a ser anunciadores de la Palabra del Señor».
«Al llegar la plenitud de los tiempos Dios nos habló por Aquél que es su Palabra; Dios no tiene otro como su Hijo unigénito. Dios se dijo en Aquél que es la Palabra y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros», expresó durante su homilía y remarcó que «todo lo que Dios tenía por decir al género humano lo dijo de una vez y para siempre en Jesucristo, la Palabra hecha carne» y recordó luego las palabras de San Juan de la Cruz: «En la Palabra hecha carne Dios se agotó’.
«Dios no tiene otra Palabra para dirigirse al género humano, por eso, si buscamos revelaciones auditivas o a través de imágenes, en el fondo denota una gran ignorancia. Desde que Dios nos habló en Jesús, toda nuestra mirada y corazón tiene que estar centrados en Jesucristo: verdadero Dios y verdadero hombre», advirtió.
LA CENTRALIDAD
Con espacial énfasis, el Obispo llamó a recuperar la «centralidad de la Palabra de Dios en nuestra vida personal, en las familias y en la comunidad. Que cada uno podamos entronizar la Palabra en nuestra propia casa, el Libro más santo de todos los libros».
«Que importante es en este domingo, pedir a Dios que nos regale la gracia de redescubrir la importancia y el valor de la Palabra de Dios en nuestras vidas», afirmó.
Al avanzar en su mensaje, puntualizó que «Jesús es la luz que viene de parte de Dios y tiene el poder de disipar la oscuridad de la mente, del corazón, de las familias, de la Iglesia y de toda la realidad que podamos tener ¡Cuánta oscuridad experimentamos todos! Y esa oscuridad tiene un causante, que es el padre de las tinieblas, mientras que Jesús es la luz que vence la oscuridad», por lo cual alentó a plantearse: «¿Cuáles son aquellas oscuridades personales, conyugales, familiares o ministeriales, que necesitan ser iluminadas por Jesús?».
LUZ SOBRE
LA ARGENTINA
Más adelante señaló que «en nuestra Patria necesitamos la luz para superar la grieta que divide, necesitamos la luz para reconocernos hermanos y hermanas, la luz para buscar el bien común»; por eso recomendó que «desde ahora vayamos buscando luz y discernimiento en este año electoral, no esperemos a última hora para pensar, informarnos y discernir para emitir con responsabilidad cívica en su momento el voto que tenemos que dar. Por eso necesitamos la luz, porque a veces caminamos en las tinieblas».
LA CONVERSIÓN
En segundo lugar se refirió a las palabras de Jesús: «El Reino de los cielos está cerca, conviértanse» y en ese sentido dijo que «cuando se acerca la luz, tomamos conciencia de cómo estamos y de ahí surge la necesidad de limpiar el corazón y la mente, surge la necesidad de la conversión», que es la respuesta a la cercanía del Reino de Dios.
«Es un don que tenemos que pedir y es una tarea que abarca toda la vida, en la cual tenemos que empeñarnos».
TODO BAUTIZADO
ES ANUNCIADOR
En tercer lugar, monseñor Canecín sostuvo que «el Señor necesita anunciadores del Reino», por eso es que «llama a los primeros discípulos. Con una sola palabra, ‘síganme’, dejaron todo y lo siguieron. Esa es la cercanía del Reino, cuando la experimentamos como les pasó a los primeros discípulos; allí brota el cambio», apuntó.
«La Biblia es el libro más santo de todos los libros», subrayó y reiteró su llamado a «entronizar el libro de la Palabra en las casas y alimentarnos de ella cotidianamente», porque dice la escritura: «El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
«Toda la Palabra que salió de la boca de Dios fue compilada y está registrada en la Sagrada Escritura; por eso, nosotros como familia cristiana tenemos que tener un gran amor, gran valoración a la Palabra de Dios», dijo el Obispo.
Al finalizar la celebración eucarística, bendijo las Biblias y Nuevos Testamentos que presentaron los feligreses y luego se realizó una hora santa comunitaria con la exposición del Santísimo Sacramento.
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