Corrientes está trabajando arduamente en la conservación de sus especies nativas. Pero éstas se enfrentan a varios problemas, uno de ellos es la tenencia en cautiverio, con el objetivo de criarlas como mascotas. Y no hace falta viajar hacia el Interior provincial para verlo, muchas veces, basta con observar las redes sociales y encontrarse con publicaciones de venta de cotorras. Ante esta situación, EL LIBERTADOR se comunicó con el equipo del Centro de Conservación Aguará, para saber qué se puede hacer al respecto.
La coordinadora del Área de Difusión Educación Ambiental, Catalina Mancedo le contó a este medio sobre el impacto negativo que genera esta práctica. «Además, de estar prohibido por la ley, no se deberían tener animales silvestres porque ellos requieren un tipo específico de alimentación que sólo consiguen en la naturaleza», precisó. Y especificó que en el caso del Centro Aguará, son las veterinarias las que están a cargo de la planificación de su nutrición.
UNA CONDENA
«Un claro ejemplo es la frase que dice: papa para el loro, ¿Qué le dieron? Leche con pan. Pero es algo que ellos no consiguen en la naturaleza, y para lo cual su sistema digestivo no está preparado», agregó la guardaparque. Y resaltó que muchos de los animales que ingresan al Centro por mascotismo, lo hacen en un estado de desnutrición. Y sufren mucho cuando se les intenta dar el alimento correspondiente para su especie.
Enfatizó que con las tortugas también ocurre lo mismo, porque reciben «tomate, lechuga y a veces pasto». Pero son prácticas que están mal y surgen desde el desconocimiento. Por esa razón, el Centro también se pone al hombro la responsabilidad de educar a la comunidad. Para que conozcan, respeten y cuiden.
Además de la alimentación, necesitan de espacio y ambiente -como el que tienen en sus hábitats naturales-; para poder reproducirse, y expresar libremente sus comportamientos típicos. Habilidades que pierden por completo al ser criados en cautiverio como mascotas de compañía.
También explicó que los animales en cautiverio se vuelven agresivos, tarde o temprano. «Convirtiéndose en una amenaza para el humano y para las mascotas», afirmó. Y puso como ejemplo el caso de los carpinchos -los roedores más grandes del mundo- que con sus grandes dientes puedan desgarrar. «Hay casos donde han matado a gatos y perros, además de morder personas», mencionó.
Ese comportamiento agresivo es característico de los ejemplares juveniles cuando intentan reproducirse. Cuando las personas empiezan a ver cómo muerden y rompen muebles, quieren deshacerse de ellos. «Los liberan sin tener en cuenta que no saben buscar su propio alimento, refugio y van a terminar siendo presa de un cazador», remarcó.
Por último, la especialista añadió que las especies se enferman, se deprimen y se debilitan. Ese sufrimiento se puede percibir a simple vista en el estado de los monos carayá, cuando son rescatados.
TENENCIA RESPONSABLE
Catalina también señaló que en la provincia hay un cambio de paradigma, aunque es lento está sucediendo. «Nuestro deseo desde el Centro es que a las futuras generaciones jamás se les cruce la idea de tener por mascota a un mono o un carpincho», confesó. Pero, qué pasa con aquellas personas o familias que hace muchos años tienen animales silvestres en cautiverio. En esos casos, el Centro Aguará asesora y educa en la tenencia responsable. Para que los cuidados estén orientados en el cuidado de las especies, pero sin que eso implique promocionar el mascotismo como algo bueno.
MENSAJES ERRÓNEOS
Cabe preguntarse, por qué persiste aún esta idea. Catalina apuntó sobre el rol que cumplen las redes sociales, que además de ser canales de comercialización, también puedan transmitir mensajes incorrectos. Que contribuyen a reforzar esta problemática.
«Hay muchas cuentas en Instagram que van en contra del mensaje que brindamos nosotros los conservacionistas. Por ejemplo, hay una cuenta que se llama «Los carpinchurros», en el que muestran que tener carpinchos en el hogar está bien. Bajo la premisa de que afuera los pueden cazar, esa es la excusa. Pero es triste ver que hay personas que todavía siguen avalando que eso está bien», denunció.
Y por último, hizo hincapié en que «si queremos apreciar, observar, conocer animales silvestres, lo mejor que podemos hacer es conservar sus ambientes naturales, exigir más áreas naturales protegidas y visitarlas. Allí vamos a poder estar cerca de ellos, sabiendo que no somos una amenaza para ellos. Y los podamos observar sin invadir su espacio».
DE «COSAS» A SUJETOS DE DERECHO
Aunque es lamentable, durante mucho tiempo existió, y aún está, la idea de que los animales, en general, son objetos de propiedad sobre los que el ser humano puede hacer lo que quiera.
Pero no es así, diversos fallos judiciales le otorgaron a los animales el carácter de sujetos de derechos. Si bien, hay varios casos que tomaron trascendencia pública, uno de los más llamativos fue el de Coco.
Un ejemplar de mono carayá que fue rescatado de una vivienda en el barrio de Belgrano, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Quien fue sometido a distintos tipos de maltratos, le quitaron sus 4 colmillos para que no pudiera defenderse y sus extremidades estaban completamente atrofiadas.
PROTECCIÓN LEGAL
El mascotismo, es una de las principales causas por las que se da el tráfico de fauna silvestre. Tema del que ya se habló en otras ediciones. Y en nuestro país es considerado una actividad ilegal, por la Ley 22.421 Conservación de Fauna Silvestre, que prohíbe la tenencia, captura y comercialización. Por el terrible impacto que ocasiona sobre cada especie, al ambiente y, por último, pero no menos importante, sobre la salud pública. Por la posibilidad de transmisión de enfermedades.
Después está la Ley 14.346 que establece penas para las personas que ejerzan maltratos y actos de crueldad hacia los animales.
Además, cada provincia cuenta con su propia legislación de cobertura territorial. En el caso de Corrientes, es la Ley 1.863 que rige el marco normativo de protección para las especies. Y además regula las actividades de caza.
.