Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
La ciudad de Corrientes cuenta entre sus muchos tesoros con un instrumento que es único en el país. Se trata del gran órgano que se encuentra en la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario. Hace cinco años, un músico entusiasta decidió poner todo de sí para restaurarlo por completo y recobrar todos sus sonidos apagados durante años. Esta semana, luego de mucho esfuerzo y dedicación, el trabajo está casi terminado y decidió compartir la historia de lo que consideró «el triunfo de haber recuperado un patrimonio histórico nacional».
«Al órgano se le conoce como el ‘Rey de los instrumentos’. Es el más grande que puede tocar una sola persona e imita todos los sonidos de los instrumentos de una orquesta», dijo a EL LIBERTADOR el maestro organero, Facundo Maidana, el gran impulsor de esta restauración al relatar cómo nació esta labor en 2019. «Me propuse recorrer todos los órganos de la provincia, viendo cuál podría reparar con mis ahorros personales», contó y agregó que de todos los que vio, eligió el de la Catedral por varias razones.
El órgano fue construido en 1908 en Italia. Lo fabricó especialmente para el templo correntino la firma Marcello Borelli, una empresa que hace tiempo dejó de existir. «Se trata de un instrumento que es único porque es un órgano de transición. Esto es así porque antes de 1908, los instrumentos eran de tracción mecánica; después, empezaron a ser neumáticos. Este tiene los dos sistemas. Por lo tanto, estamos hablando del triunfo de recuperar un patrimonio histórico nacional», remarcó Facundo.
MANOS SABIAS
La semana pasada los últimos arreglos al órgano, además de Facundo, fueron realizados por el que llama su maestro, el ingeniero Carlos Merlassino, quien hace unos 50 años trabaja con órganos, armonios, címbalos, clavicordios, pianos, todo lo que sea teclado para la orquesta (ver abajo). Aunque hoy está jubilado como organista, sigue haciendo lo que le gusta y eso incluye la fabricación de piezas e instrumentos completos.
«Viendo el trabajo que pretendía hacer y que era todo con esfuerzo personal, tuve la gran ayuda del párroco Jorge Ojeda, que lamentablemente falleció el año pasado. Así se fue sumando gente y se formó una Comisión Pro Órgano de gente que ayuda o hace su aporte voluntario para recuperar este instrumento. Con ellos y la Tesorería de la Catedral lo pudimos traer a Carlos y fue él quien me guió sobre cómo proceder en el arreglo. Hay que decir que, en sí el órgano tenía muchos problemas, ya desde fábrica. Porque la madera de la que estaba hecho filtraba aire y esa fue una de las primeras cosas que arreglamos juntos», recordó Facundo.
Luego vino la pandemia y además de las complicaciones conocidas, las restricciones también repercutieron en el trabajo de recuperación. Aun así, Facundo no se detuvo. «Como se frenó todo, con la ayuda de varias personas, me dediqué a desarmar el órgano y estudiarlo parte por parte. Hice los planos y así fue como es que lo dejé en condiciones para poner las trompetas», agregó.
De esa parte se encargó don Carlos. «Cuando vine y estuvimos trabajando en otras partes de este mismo órgano, nos dimos cuenta que le faltaba estas trompetas. Entonces decidimos poner manos a la obra para restaurarlas. El trámite llevó un par de años hasta que las pudimos traer y ahora colocarlas. Trajimos un juego entero, una familia de 58 trompetas, cada una con una medida distinta y correspondiente a una tecla», explicó por su parte el maestro lutier.
«Las fabrico yo, se hacen a mano. Tienen estaño y plomo, una aleación y más abajo está hecha en zinc y luego en plomo y bronce. Son elementos muy importantes porque constituyen casi la mitad del órgano en sonido», describió.
Finalizado este importante paso, Carlos y Facundo están orgullosos de lo que lograron. «Tengo que hacer unos ajustes finales que el maestro me dejó de tarea, pero son detalles y este órgano podrá estar para sonar al público en uno o dos meses», dijo el impulsor de esta valiosa restauración. Y finalizó con un llamado a la comunidad: «Ahora sólo hay que mantenerlo. Para eso es necesario un presupuesto permanente, para sostenerlo y que no vuelva a recaer».
Gratitud
Facundo no quiere dejar de agradecer la gran ayuda que recibió de personas que se entusiasmaron con la recuperación. En principio, el padre Jorge Ojeda que no quiso dejarlo solo. También la Comisión Pro Órgano de la Catedral que hace un trabajo voluntario con insumos y donaciones. «Es gente humilde que se sumó. Sin ellos no se podría haber logrado. Tuve ayuda de muchos de mis alumnos, sus padres, amigos y gente de la comunidad», dijo.
«Además está el vicegobernador, Pedro Braillard Poccard, que fue el que mostró interés en recuperar este instrumento y sin él esto tampoco hubiera sido posible», agregó.
Finalmente, mencionó a los ayudantes y padrinos: Alfonso Lovato Echeverría, Lucy Gómez, Clara Preisz, Agustín Escobar, Griselda Morales, Jorgelina Vallejos, Aixrael Lezcano, Ricardo González. Y, en la finalización y gestión final, además del Vicegobernador, el aporte del gobernador, Gustavo Valdés, el presbítero José «Pepe» Billordo y monseñor Andrés Stanovnik.
El maestro Merlassino
Carlos Merlassino, es un ingeniero, maestro lutier que llegó a Corrientes con las trompetas faltantes para recuperar el órgano de la Catedral. En su vasta trayectoria trabajó en casi todas las catedrales que tienen órganos en el país: la de Posadas, la de Corrientes, la de Salta, Tucumán, Santiago del Estero. «Son provincias que tuvieron influencia hispánica o italiana y tienen sus órganos», dijo.
Don Carlos ya está jubilado como organero de la Ciudad de Buenos Aires. Ahora se dedica plenamente a su trabajo en el taller de Villa Linch, en el partido de San Martín. Él no lo dice, pero Facundo contó que, entre sus grandes trabajos, se cuenta la fabricación de instrumentos para el reconocido grupo Les Luthiers. «Es una eminencia y no dudó en venir a trabajar con nosotros», remarcó.
Próximo objetivo
Facundo mencionó que en la provincia hay siete órganos de este tipo. Cinco de ellos están en la Capital y dos en el Interior. Su idea es poder recorrerlos todos e ir restaurándolos uno a uno. Porque, para los próximos meses, cuando el de la Catedral ya esté otra vez sonando a pleno, tiene planeado otro objetivo.
«Cómo va a seguir esto. Nuestra idea con Carlos es recuperar y restaurar el órgano mayor y el menor de la parroquia Nuestra Señora de la Merced. Ese es nuestro próximo desafío», adelantó.
Para eso, dijo que espera seguir contando con la ayuda de toda la gente que colaboró hasta ahora y continuar sumando padrinos del patrimonio cultural que tiene la provincia.
El gran anhelo
Además de la restauración de estos instrumentos de gran valor cultural para la provincia, Facundo también tiene un anhelo que desea cumplir. «Una de las metas personales que tengo es crear alumnos de órgano, porque estos instrumentos de vinieron abajo porque no había organistas jóvenes que lo usen», contó a EL LIBERTADOR.
«Mi idea es poder enseñar a los jóvenes para que aprendan y si el día de mañana son buenos y tienen la oportunidad puedan ir a Buenos Aires u otros lugares a continuar especializándose. Pero mi meta es crear una escuela de organistas en Corrientes y que sean ellos los que en el futuro se ocupen de continuar con esta tarea de resguardar estos patrimonios culturales que tenemos y no podemos perder», cerró.
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