Por Pablo Deluca (h), periodísta de Infobae para el newsletter La Ovalada
En esta época en el que el Seven argentino está en tan alto nivel se me vino a la cabeza aquel equipo correntino que dominó el deporte de siete en la década del 90, Los Monos Negros. El club Taraguy fue un espectáculo para ver, eran distintos, jugaban como lo hacían los fenómenos de Fiji, con pases largos, fantasías y cambios de pasos. Los mejores del país por muchos años y hasta se dieron el lujo de ganar el primer Seven de la URBA en La Catedral del Club Atlético San Isidro.
Todo empezó en 1989 con un grupo de amigos del Club Taraguy que les encantaba jugar al Seven. Este deporte tiene parte en Argentina a fin de año luego de la temporada de “15”. Pero estos amigos decidieron empezar a dedicarle tiempo durante el año y a especializarse en el juego con espacios. Un día la madre de Juan Martín Meabe, uno de los líderes del equipo, vio al grupo de amigos tirados en el jardín de su casa con el conjunto negro del club y dijo una frase que luego llevó al nombre del equipo: “Ahí están Los Monos Negros reunidos”. El primer seven lo jugaron en Sporting de Mar del Plata y en honor a la madre de Juan Martín que siempre les prestaba la casa para las reuniones el equipo tomó el nombre de “Monos Negros”.
El equipo tenía una base compuesta por Juan Cruz y Juan Martín Meabe; Diego y Roberto Gómez Coll, Tutuca Castilo Odena, Lisandro Mantilla y un grupo muy grande de muchos chicos de las juveniles del club Taraguy que entrenaban durante varias horas sin parar y sin salir de la cancha por mas de tres horas. Todos esos chicos que ayudaban en el entrenamiento fueron parte del proceso y participaron en los distintos campeonatos.
Lisandro Mantilla exjugador de Taraguy recuerda los inicios del equipo: “La historia de los Monos Negros se formó con grupo muy grande, más de 40 chicos que han pasado por el equipo y que han ganado campeonatos. Nuestra filosofía siempre fue la de disfrutar cada entrenamiento y cada partido, con buena onda y disciplina. Cada uno se entrenaba personalmente, a veces hasta con doble turno e íbamos al gimnasio, cosa que no era muy común en esos años. Físicamente éramos superiores, la defensa era nuestro fuerte y con los años, cuando nos dimos cuenta que teníamos mucha obtención de pelota, empezamos a evolucionar en el ataque ‘manteniedo viva la pelota’. Eso lo aprendimos de los fijianos cuando nos tocó jugar contra ellos con el seleccionado de URNE (Unión de Rugby del Nor Este), que tenía como base a Los Monos Negros”.
En la década del 90 los Monos Negros ganaron más de 30 torneos. Varias veces el Seven de Posadas, el Súper Seven de Corrientes, Ushuaia, Santa Fe, Rafaela y hasta en Punta del Este derrotando en la final a Atlético del Rosario. Tan bueno era su nivel de juego que Los Pumas los elegían para entrenar previo a los torneos internacionales del seleccionado.
Los Monos Negros además del juego tenían una particularidad. A raíz del nombre en vez de juntarse debajo de “La H” para entrar a la cancha lo hacían debajo de los árboles que estaban cerca del campo de juego. Un día previo a un partido, cuando el equipo estaba reunido debajo de un pino, a uno de los jugadores se le ocurrió subirse y empezar a hacer ruido de monos y los demás lo copiaron. Este cómico ritual y su grandiosa manera de jugar fue atrayendo a niños y grandes que los iban a ver a cada torneo en el que se presentaban.
Los Monos Negros fueron un equipo que marcó un hito en el seven argentino. Que tenía sus propios fanáticos que iban a verlos a todos lados y que ganó casi todos los torneos que disputaron. Todo se coronó aquel 31 de octubre de 1996 cuando ganaron el primer seven de la URBA y dejaron en claro que eran los mejores del país.
Agradezco a Charlie Palma, exjugador de Taraguy que me contó cómo fue la historia de este grandioso equipo ayudó a conseguir los relatos.