Los pequeños comercios atraviesan semanas de enorme incertidumbre por la difícil situación económica y lo que pueda pasar a partir de la asunción del nuevo Gobierno nacional. Son tiempos en los que deben lidiar con el aumento de precios, la disminución de las ventas, las expectativas y la especulación.
A la compleja situación que vive la Argentina desde hace años, se le sumó desde hace meses, y como nunca, las consecuencias económicas del año electoral, que si bien ya culminó con la elección de las nuevas autoridades, aún resta saber qué medidas tomará el presidente electo Javier Milei y cómo impactarán en el bolsillo de los ciudadanos.
Más allá de las buenas o malas expectativa, Milei ya anticipó que los primeros meses de 2024 serán muy duros y que, antes de que la economía se estabilice, habrá estanflación: alta inflación sumada a un freno en la actividad económica, lo que se puede derivar en pérdida del poder adquisitivo de los salarios, pérdidas de puestos de trabajo y cierre o achicamiento de comercios y fábricas.
El difícil escenario que se plantea para los próximos meses preocupa a todos, pero principalmente a los pequeños comercios y emprendedores que en la mayoría de los casos viven de lo que ganan diariamente y no tienen la espalda que pueden tener las grandes empresas para soportar los tiempos difíciles.
Incluso, EL LIBERTADOR supo, a través de un relevamiento, que varios negocios pequeños de distintos rubros ya están sintiendo, en los últimos días, las consecuencias negativas producto de las malas expectativas de lo que puede pasar en poco tiempo.
TESTIMONIOS
«Después del balotaje bajaron muchísimo las ventas. Se nota que la gente empezó a cuidar más la plata por miedo a lo que pueda pasar a fin de año», comentó Raúl, propietario de una rosticería familiar.
El hombre agregó que, además de la disminución de la demanda, debe lidiar con el aceleramiento del aumento de los precios de la materia prima que usa, lo que se puede tomar como un adelanto de la estanflación anunciada. «La semana posterior a las elecciones, subió la carne, la harina, la verdura, el queso y prácticamente todo lo que usamos para cocinar. No nos quedó otra que aumentar nuestros precios un 20 por ciento porque o sino no podemos reponer», describió.
Otra emprendedora, llamada María, que tiene una pequeña cafetería, dijo: «La verdad estoy muy preocupada y viendo la manera de recortar gastos, porque la venta se frenó bastante en las últimas semanas y los precios se dispararon. Hace un par de meses contraté una chica para que me ayude y ahora realmente no sé si la voy a poder mantener si la cosa sigue como hasta ahora».
La mujer relató que tuvo que aumentar sus precios un 15 por ciento, pese a que hubo productos de los que utiliza que subieron a más del 40. «Acá usamos muchos productos descartables de plástico, como vasos y envases, y eso se encareció demasiado en el último tiempo, a tal punto que cada recipiente me puede costar 200 o 300 pesos comprando al por mayor», lamentó.
Respecto a otros productos que utiliza para trabajar, dijo: «Me gustaría stockearme de los productos que no vencen rápido o que puedo congelar, como algunas frutas, pero con la disminución de las ventas no tengo espalda para hacerlo. Cada dos o tres días estoy comprando eso y las cosas más perecederas, como la leche, fiambres y quesos, a medida que voy necesitando y tengo plata para pagar. En la última semana no gané plata, con suerte salí empatada».
Para finalizar, mencionó: «La verdad que estoy en una encrucijada, porque no puedo aumentar los precios en base a la expectativa de que todo suba mucho más, porque eso me haría perder más ventas y tengo temor de que si todo se dispara no pueda reponer stock».
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