Como cada año, para el 16 de julio, miles de fieles partieron hacia Itatí para honrar a la Virgen, esta vez para la 124ª Coronación Pontificia. A pie, en vehículos y en caballos, los peregrinos llegaron hasta la Basílica, en lo que fue una nueva muestra de fe. Sin embargo, no todo fue celebración, ya que se repitieron postales de años anteriores: caballos lastimados y perros desorientados, abandonados a su suerte.
«No sólo hubo animales heridos, sino también gente alcoholizada sobre caballos», sostuvo el ambientalista, Luis Martínez en comunicación con EL LIBERTADOR. El joven, además, señaló que quienes viajan en estado de ebriedad lastiman a los equinos que «al no tener una persona que lo guíe, se retoban. Hay mucha gente que presenció actos o tratos de violencia a animales, donde el mismo propietario agarra el rebenque y comienza a castigar al ejemplar».
Las imágenes y los videos que se viralizaron dieron cuenta de la gravedad de las heridas de los animales, que terminaron, la mayoría, ensangrentados, algunos casi sin lograr soportar la carga que llevaban. «Este año se ha tomado visibilidad, porque muchas veces se cuenta pero no hay evidencias. Y así también surgieron videos donde no sólo acompañan al carruaje perros, sino que lamentablemente la mayoría de ellos, al ir a la par del carro en una ruta nacional, a veces se asustan y terminan atropellados», apuntó Martínez.
En esa misma línea, dijo que muchos de esos canes son abandonados en el pueblo. «Cuando llegan a la Basílica, al escuchar el ruido de las bombas, terminan asustados y desorientados, tanto que se pierden en el pueblo y algunos, incluso, se quedan. Después de que termina la fiesta hay animales que deambulan porque perdieron a sus dueños y se quedaron», indicó el muchacho.
¿Y LAS AUTORIDADES?
Por otra parte, Martínez hizo hincapié en que algunos carros viajan en condiciones deplorables, lo que también representa un perjuicio para los animales que los cargan. «Creo que no deberían ir porque incumplen todo tipo de normativa, hay caballos que están en buenas condiciones físicas y hay otros que no, e incluso están desnutridos. Yo me pregunto ¿dónde están las autoridades, los controles, Senasa? Que deberían evitar esto porque la mayoría de los animales van en pésimo estado», cuestionó.
También aseguró que, en ocasiones, los equinos quedan tan mal físicamente que «son abandonados, porque no pueden regresar en esas condiciones, por lo que quedan a su suerte». En ese contexto, resaltó que iniciaron las actuaciones pertinentes «pero estas denuncias quedan en la nada porque encontrar al responsable es imposible ante tanta gente y otra cosa es que al no haber control, no se puede concretar el secuestro de los animales porque nadie revisa».
Asimismo, explicó que en cada pueblo «debería haber controles para los animales, para saber en qué condiciones vienen. Al ingreso de la Basílica también, para conocer cómo llegan las personas o cómo trae a sus animales, y realizar el secuestro correspondiente. Hace falta un poco más de compromiso por parte de las autoridades, de tratar de realizar estos procedimientos para que no siga ocurriendo. Se puede hacer controles, incluso con veterinarios u organizaciones que colaboren para que los animales estén en las mejores condiciones para poder hacer el trayecto de kilómetros».
ENTRE LA RELIGIÓN
Y LA CRUELDAD
Finalmente, el joven de 26 años, quien se describe en sus redes sociales como «luchador por los derechos de la fauna silvestre y por la conservación de sus ambientes naturales», opinó acerca del tema en el que convergen tanto la crueldad animal como una peregrinación religiosa que convoca a cientos de miles de personas.
«Creo que cuando hay actos de crueldad hacia los animales, el tema de la fe y la religión se deja de lado. No voy a englobar a todos en una misma bolsa, porque no todos los que van a caballo viajan ebrios, no todos maltratan. Hay personas que cuidan a sus caballos, pero esas personas son las que también deben denunciar aquellos actos de crueldad para no ponerlos a todos en la misma situación, porque por culpa de uno terminan pagando el daño todos, que nada tienen que ver».
Además, pidió la colaboración de la iglesia: «Lamentablemente una tradición que viene hace tiempo, en los últimos años se complicó un montón. La gente antes quizás no iba alcoholizada, hoy antes de llegar a la Basílica, la mayoría llega ebria, en pésimas condiciones y con animales lastimados. Acá no sólo son los controles, sino también desde el lado de la iglesia tienen que hacer un llamado importante a peregrinos, sobre todo a aquellas personas que van en carros o sobre caballos, acerca de la tenencia responsable de estos animales y también a los organizadores a ser un poco más responsables y pedir mayor control sobre las personas en cuanto a las condiciones en que van sus animales».
«Hay cosas que se deben mejorar para evitar lastimarlos»
Tras la viralización de las imágenes, el ambientalista Luis Martínez habló acerca de los animales heridos e indicó que «hay un descuido y una falta de control en cuanto a la organización, que creo que no es ahora, sino que viene desde hace bastante tiempo». En entrevista con este medio, pidió la colaboración tanto de la iglesia como de la organización de la peregrinación y resaltó: «Si bien es una tradición que se hace cada año, hay cosas que se deben mejorar, sobre todo para que los animales sintientes no terminen perjudicados, abandonados, atropellados o librados a su suerte».
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