Las piedras que fueron puestas en la Plaza de Mayo con los nombres escritos de fallecidos por coronavirus durante la pandemia, y recogidas por el Gobierno nacional, se encuentran recolocadas como un espacio a la memoria en el patio interno de la Casa Rosada que da al ingreso principal, sobre la calle Balcarce 50, informó Télam.
POR QUÉ PIEDRAS
Las piedras representan algo imperecedero, “que no muere”. Es parte de las costumbres judías, dejar una piedra a un ser querido fallecido como afirmación de que nunca será olvidado. Esta convocatoria nacional que se viralizó por redes sociales, en un contexto de reclamos políticos, es de fondo una manifestación de duelo colectivo, necesario para las sociedades que atraviesan guerras, genocidios y epidemias que dejan una baja considerable en la población.
FUERZA COLECTIVA
La psicóloga Rosa Aizen, en diálogo con un portal local para adultos mayores, al hablar del duelo, también se refirió a los que se hacen como comunidad y mencionó los 100 mil muertos por coronavirus. “Era impensado y llegó a ser algo que la gente naturalizó, entonces son necesarios mecanismos de reparación, como fue la Guerra de Malvinas o la época de terrorismo de guerra con los desaparecidos. Son grandes eventos sociales que requieren de fuerzas colectivas para ser transitadas. Las muertes se reservaban de manera privada, pero ahora es algo que nos ocurre a todos”, explicó en esa ocasión.
“En el interior de la provincia todavía se guarda con protección los rituales colectivos y uno de los más importantes es el de los cementerios, que en pandemia no se pudo hacer como los velatorios o el acompañamiento”, comentó.
“El duelo es un proceso que lo transitamos de manera natural, los seres humanos tenemos una capacidad resiliente. Naturalmente, somos resilientes. Todos atravesamos situaciones difíciles en la vida y salimos de esas, en general por nuestras fortalezas, que si flaquean tenemos la ayuda de nuestras familias, amigos y amigas, las comunidades”, expresó.
Sobre esto último, comentó que “si bien en las sociedades urbanas, la fuerza colectiva está disminuida, como humanidad tenemos una memoria de lo colectivo, que mantenemos en nuestros pequeños grupos y que siempre está para sostenernos en esos momentos más difíciles de nuestra vida”.
Fuente: Vivir Plenamente