La evocó, a 70 años de su fallecimiento, cuando la esposa del presidente Juan Domingo Perón contaba con apenas 33 años. Destacó su figura y trajo a la memoria anécdotas de cómo se vivió el primer peronismo en su pueblo Berón de Astrada.
02-TAPA-POLITICA-19«Hablar de Evita siempre emociona hasta lo más profundo de mi corazón», expresó ayer la ex diputada provincial y ex presidenta del bloque justicialista de la Cámara baja, Mercedes Yagueddú, al reflexionar sobre el 70º aniversario del paso a la inmortalidad de la Abanderada de los Humildes.(Ver más en contratapa)
Apuntó que aquel 26 de julio de 1952 «Evita pasó a la inmortalidad. Fue una de las mujeres más emblemáticas de la historia argentina, una referente política fundamental, militante que se comprometió siempre en defensa de los que menos tienen».
Yagueddú se refirió a este tema al dialogar con los periodistas Gustavo Adolfo Ojeda y Darío Ramírez en el programa La Otra Campana, que se emite por LT7 Radio Corrientes en dúplex con LT25 Radio Guaraní de Curuzú Cuatiá.
A poco del gran homenaje a Eva Perón, saludamos a Mercedes Ica Yagueddú.
-Buen día a mi pueblo, buen día a mi familia y a todas las compañeras especialmente. Hablar de Evita siempre emociona hasta lo más profundo de mi corazón. Mi situación de salud, por problemas de salud en lo físico y emocional, me va a hacer difícil poder acompañar en la marcha del día 26 donde se va a conmemorar su aniversario. Ya pasaron 70 años. Ese 26 de julio, Evita pasó a la inmortalidad. Fue una de las mujeres más emblemáticas de la historia argentina, una referente política fundamental, militante que se comprometió siempre en defensa de los que menos tienen. Formó también el Partido Peronista y la Fundación Eva Perón que funcionó desde 1948 hasta el ’55, brindando especialmente asistencia a los que menos tienen, a los más desfavorecidos con, por ejemplo, escuelas, hospitales, residencias para ancianos, niños, talleres de costura y dignificó a las personas, al ser humano. Evita trascendió los límites con su accionar y, por sobre todas las cosas, con su humildad. También fue una de las impulsoras del voto femenino en la Argentina, una ley promulgada el 23 de septiembre del ’47. Eso recibió el reconocimiento a nivel internacional. Su vida particularmente la dedicó a los más necesitados, porque ella la sufrió en carne propia como se dice vulgarmente. Esa discriminación que hace muchos años, casi desde el inicio de nuestro país como nación en algunos sectores del pueblo. Y eso le generó una fuerza prácticamente inhumana, que fue más allá de lo que pudo soportar su frágil salud, que la llevó a morir a los 33 años. Creo que, a pesar de los designios de Dios, esto no se discute. A veces también el exigirse lleva a un camino que le tocó recorrer y terminó con 33 años yéndose en la fecha y en el tiempo en que más se la necesitó. En ese poco tiempo en vida, todo lo que pudo hacer es de una incalculable monstruosidad, porque solamente el querer y el sentir pueden lograr semejante lucha y semejante trabajo. Yo conozco escuelas que se fundaron en el interior profundo de Corrientes y en una de ellas está, en una escuela cedida en ese tiempo por mi abuela en una zona rural de Berkins, en Empedrado, donde los niños tenían no solamente la educación que se merecía cualquier niño argentino sino tenían todo para comer, para vivir si es que venían de lejos. O sea, esa Fundación dignificó. Por eso yo siempre digo que el peronismo es sentimiento, es lucha.
¿Anécdotas que recuerdes del peronismo de aquella época?
-Recuerdo que la abuelita de las Delcoro, entre otros, consiguen por medio del partido de la rama femenina, un busto de Eva Perón que colocaron en la plaza central, la única plaza que tenía el pueblo. Cuando la Revolución Libertadora ahí los bustos de Eva Perón fueron arrastrados con tractores, con caballos, con los elementos que tenían a mano y ese busto que estaba en la plaza de Berón de Astrada ¿sabes dónde está?
En lo personal, opino que ese golpe asesino del ’55 no fue ni revolución ni libertadora. De libertadora no tuvo nada, porque comenzaron a encarcelar peronistas.
-Ese busto fue arrastrado a la media tarde-noche en vista de la gente del pueblo y sacado por supuesto del pedestal donde estaba en la plaza. Y un señor, mi papá era amigo de todos, de peronistas y no peronistas. Un señor guardó dentro de unas ramas y unos yuyos a la medianoche y en la madrugada entró por el patio de mi casa, golpeó la puerta y le dice a mi papá: aquí te dejo algo que seguramente lo vas a querer guardar. Cuando mi papá salió se encontró con una bolsa que nadie iba a desconfiar qué contenía: era el busto de Evita Perón. Está así con el maltrato, con parte de las piezas que se generó por el arranque abrupto que sufrió y tiene su altar en la casa de papá junto con el escudo peronista y también un busto del señor Perón. Está así, nunca quiso que se la toque o que se le haga restauración, porque decía: esto tiene que quedar así para que sea testigo fiel de lo que fue esa revolución mal llamada revolución libertadora, que lo único que hizo fue masacrar al pueblo argentino. El tío de mi marido, Monchito, era de la Prefectura y él decía que estaba de guardia en la Plaza de Mayo ese día en que los aviones atacaron la plaza y dijo que la sangre corría de la gente que salía de su trabajo, los niños de la escuela, la gente común. El bombardeo asesino, la sangre corría por los costados del asfalto y pendiente abajo hacia el río de la mortandad y masacre que fue ese día. Entonces, recordarla a Evita significa varias cosas que nos sucedió a los peronistas y digo a los peronistas porque fuimos los perseguidos, los primeros y únicos perseguidos y que a pesar de todo eso seguimos vivos y seguimos en pie. Esa lucha de Eva y esa lucha con el general Perón, porque el general fue la conducción pero ella fue el motor y el corazón del movimiento justicialista, porque fue la que le dio humanidad, le dio esa justicia social y trabajó sin parar para lograr esa igualdad que se merecían los argentinos.
Una figura que trasciende y emociona
Queremos escucharte los últimos minutos…
-Te decía que hablar de Evita encierra muchas emociones, o sea las mujeres argentinas no tendríamos que tener odio hacia Evita, no tendrían que tener odio. Al contrario, yo no digo que la tomen como propia, pero sí que reconozcan su labor incansable en beneficio de todos. Ella nos dio por supuesto su trabajo con otras mujeres, seguramente el derecho de elegir. Nosotras las mujeres no teníamos ese derecho. Con su incansable lucha junto a su esposo Presidente, posibilitó la ley que nos permitió a nosotras votar. Entonces recordarla emociona hasta las lágrimas. Entre las mujeres seguramente siempre habrá alguien que levante la bandera de Evita y nunca jamás morirá y será eternamente la misma que dijo aquella vez: «Volveré y seré millones». Así fue, porque a pesar de lo que hacen, del odio que demuestran hacia el peronismo, hacia el justicialismo, hacia la figura de Perón, hacia la figura de Evita, hacia la figura de las mujeres peronistas en estos casos como la de Cristina, el maltrato, el odio y el ataque, entonces a pesar de todo eso Evita sigue viva. Y quiero recordar, en esas mujeres que lucharon, en todos los que seguimos y vamos a seguir luchando y los que perdieron sus hijos, sus esposos, sus padres, sus hermanos, su familia, en todos aquellos que trabajan y que luchan desde el lugar que están, siempre está la bandera del justicialismo. A todos ellos dedicar este trabajo y este sacrificio que ofreció en pos de su causa, en pos de la causa del General y en pos de la causa de todos los que menos tienen, de los desposeídos. Dios seguramente la tendrá en un lugar preferencial, porque desde allí ella ayudará a que nuestro partido que no se encuentra en un muy buen momento. Su luz y su lucha, junto con el General, estarán haciendo que sea posible que encontremos el camino para salir adelante. Invito a los compañeros y compañeras. Yo no voy a poder ir a la marcha de antorchas, pero desde mi lugar seguramente estaré con una antorcha en mi casa, prendiendo una velita. Así que les agradezco esta oportunidad. Saludo a todas las mujeres y muchos cariños.
Nos quedamos con la frase de Evita: «Yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria».
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