"¡VAMOS HACIA UN FUTURO EXCITANTE E INSPIRADOR!". Lo dijo el magnate Elon Musk después de reunirse con Milei. El Presidente viajó desde Miami a Austin, para un encuentro en la mayor fábrica de la compañía que tiene 20.000 empleados en un predio de mil hectáreas. Se reunió el viernes en Texas, con el segundo hombre más rico del mundo, un empresario de influencia global a quien el libertario admira y respeta, aunque el reconocimiento es mutuo. "Fue como amor a primera vista", contó un testigo del encuentro. Pocos minutos después de la cita, Musk dijo:"¡Vamos hacia un futuro excitante e inspirador!". La cita proviene de un posteo del empresario en su red social X. "La química que hubo en la reunión es muy difícil de describir, era como si se hubiesen juntado dos almas gemelas, coincidían en todos los puntos que tocaban, pero cada uno le agregaba su mirada que los convierte en personas distintas cada una en su categoría", dijo Gerardo Werthein, el embajador designado en EE UU, que estuvo en el encuentro. Milei y Musk "coincidieron plenamente en la necesidad de la libertad en los mercados para el progreso de los países. Elon hizo hincapié en cómo las trabas burocráticas alejan la inversión, citando como ejemplo por qué decidió instalar su planta en Austin y no en California", indicó. Dijo, además, que el Presidente invitó a Musk a visitar la Argentina a participar en "un congreso de demografía, tecnología y crecimiento económico". Y que "Elon estaba interesado en participar" y quedaron en coordinar cuándo podría hacerse. Ambos coincidieron en la importancia del desarrollo tecnológico para el desarrollo de la humanidad y de "la necesidad de reglas de juego estables para poder traer empresas que fomenten este desarrollo". Los protagonistas quedaron en seguir trabajando en esta línea y el embajador designado explorará con el equipo de Tesla y funcionarios de Argentina para buscar oportunidades en temas como baterías y otros desarrollos posibles. El empresario está muy interesado en el litio argentino, un mineral que es vital para las baterías de sus coches eléctricos. En el Gobierno buscan que una potencial inversión conlleve también alguna instalación que contemple producción con mano de obra nacional. Hay rumores sobre la posible apertura de una planta de Tesla en la Argentina, desde donde la compañía pueda exportar sus productos a la región y más allá. Musk también juega fuerte en el negocio de las comunicaciones satelitales. En febrero, Starlink, una de sus empresas, fue autorizada por Milei a brindar sus servicios de Internet, algo que lo distanció del grupo Clarín. La postura del Presidente, de llevar a cabo una privatización del mercado sin precedentes en Argentina y sus comentarios públicos situándose a sí mismo como un libertario extremo, han conquistado el cariño de Musk. El multimillonario ha encontrado un "compatriota ideológico" que apoya sus propias críticas intensas a las políticas progresistas y a las tradiciones de regulación estatal e intervención del mercado.
Aunque los operadores del primer mandatario dialogan con los gobernadores, los llamados legisladores dialoguistas, los empresarios y los gremialistas, la decisión del Presidente es mantener el rumbo para acelerar la baja de inflación, las tasas de interés, contener el dólar, aumentar las reservas del Banco Central y renegociar, desde una posición de fuerza, las condiciones de un nuevo acuerdo con el FMI. Mientras, cocinan a fuego lento la decisión de terminar con el cepo cambiario. En la semana, dio una muestra de fuerza al marcar la cancha a Hugo Moyano, al no avalar las paritarias por sobre las pautas oficiales y doblegar al grupo Sigman en el escandaloso tema del monopolio de la vacuna antiaftosa, habilitando la importación que puede llevar el precio a la cuarta parte de lo que se pagaba. Dio otra señal, desde los EE UU, al acordar, pese al enojo del grupo Clarín, con Elon Musk su desembarco en el país, en una visita que abre un abanico de oportunidades de inversiones que requieren que el Congreso de la Nación otorgue, sin más demora, los instrumentos que permitan generar el marco de previsibilidad y seguridad jurídica en el cual se inscribe la necesidad de integrar una Corte Suprema de excelencia como supieron integrar en su momento Arturo Frondizi o Raúl Alfonsín. En este marco, las senadoras mujeres de los distintos espacios están en una encerrona. El desafío de ser consecuentes con su compromiso con el género podría primar, aunque muchas prefieren no anticipar su posición, a la espera que la propuesta caiga por otras circunstancias sin tener que salir antes a fijar posición, algo que las incomoda.
Ha pasado el cuarto mes de Gobierno y con índices de aprobación a la gestión presidencial sorprendentes para la magnitud del ajuste que se viene llevando a cabo, Javier Milei puede mostrar resultados más que alentadores respecto a la economía como para seguir generando la esperanza en millones de argentinos que en mayor o menor medida no la están pasando bien. Ha logrado, merced a un estilo muy particular de comunicación personalizada, llegar al corazón de la gente con un mensaje disruptivo que revela en su justa dimensión el grado de hartazgo de una amplia franja poblacional respecto a la dirigencia que tuvo la responsabilidad de conducir los destinos del país en los últimos años, pertenecientes a espacios políticos distintos, pero incapaces en su conjunto de dar respuesta a las necesidades de un pueblo que, paralelamente ve que otros países de la región han visto florecer la economía con signos de prosperidad nunca antes evidenciados y, lo más notable, con muy bajos niveles de inflación. El caso más patético es el de la República hermana del Paraguay. Asunción, su capital, o Encarnación -enclavada frente a Posadas- son un ejemplo de los nuevos vientos que hay en el país que demostrando que, con trabajo, seguridad, igualdad de oportunidades y políticas de Estado, es posible dar un fuerte impulso al crecimiento. Argentina está en un punto de inflexión. Un Presidente que es consecuencia de un fin de ciclo de las viejas prácticas de la política y del agotamiento de un modelo, apunta a desarrollar el programa que votó más de mitad del pueblo argentino en la segunda vuelta electoral. Hasta el presente, está en mitad de su ejecución por la recurrente traba del propio sistema político preexistente, que es reticente a brindar al Gobierno las herramientas que permitan sentar las bases del cambio que pretende en un marco de desregulación en el Estado y libre mercado, de modo que las variables de la economía busquen un nuevo equilibrio que permitan sentar las bases sobre las cuales el capital pueda encontrar seguridades para radicar inversiones. En las últimas horas, Milei ha cumplido una importante agenda en el exterior, donde ha logrado un altísimo nivel de instalación y de respeto a la luz de los números de la economía. Está claro que hoy genera una expectativa creciente en un mundo que mira a un país como la Argentina que tiene muchas de las cosas que hoy se necesitan. Reclaman reglas de juego claras. La desburocratización del Estado, una política impositiva racional y una legislación laboral acorde en el marco de una Justicia que haga efectivas las garantías que el mundo exige a la hora de arriesgar capital en inversiones a largo plazo. En este último punto asoma la preocupación creciente por una decisión que no es menor y que pasa por la necesidad de prestigiar a la Justicia argentina con figuras de renombre, intachables en su trayectoria, que por sí sean una garantía. En este caso, el Gobierno ha dado un paso en falso. Está en busca del número necesario, 48 votos en el Senado de la Nación, para convalidar los acuerdos que pretende el Poder Ejecutivo. Para ello necesita armar un marco de consenso con otras fuerzas políticas de distinto signo, pero, además, superar el cuello de botella que supone el voto de las senadoras. Estas han quedado entre la espada y la pared frente a la necesidad de dar respuesta al reclamo de las propias mujeres que claman para que la paridad de género sea una realidad e inculpan, ya sin disimulo, a las legisladoras que guardan un silencio que hace ruido. Está claro que ya no es sólo una cuestión de número. No es sólo el desafío de llegar al 48, el muerto que habla en la Quiniela. Podrá haber en tal caso legalidad, pero no legitimidad en una decisión que quede con una macula que difícilmente pase desapercibida. Es necesario ponderar la calidad, tanto más en el discurso de un Gobierno que ha pretendido, con notable éxito hasta el momento, endilgar a la llamada «casta» y a la vieja política la razón de los males de una sociedad que viene desde décadas atrás a los tumbos. Ni siquiera dos líderes de la envergadura de Raúl Alfonsín y Carlos Menem pudieron, en el marco del Pacto de Olivos y en el seno de la Convención Nacional Constituyente, poner a la integración de la Corte Suprema como moneda de cambio de acuerdos políticos que, a poco de ser expuestos como «espurios», en pleno debate, obligaron a ambas bancadas mayoritarias a recular. Quedó en evidencia que habían tomado a la Corte como moneda de acuerdos que fueron vistos como «non sanctos» y que obligaron a los jefes de ambas bancadas, Carlos Corach y Raúl Alfonsín, a expresar de cara al pleno de la Convención que retiraban esa cláusula, propiciando una modificación que implicaba que la misma regiría para el futuro, sin afectar a los jueces que a ese momento estaban en funciones. Por tanto, tenían «derechos adquiridos», razón esta de la continuidad de Ricardo Levene, Carlos Fayt, o Enrique Petracchi como ministros de la Corte, o jueces inferiores como la emblemática María Romilda Servini de Cubría que con 84 años sigue como jueza Federal N° 1 de Caba, con competencia Electoral en todo el país. Sin duda el Juzgado más importante de la República con una magistrada con una notable cintura política que la puso no pocas veces de punta con el mas alto Tribunal del fuero, la Cámara Electoral Nacional, con la que suele tener criterios contrapuestos. Nunca hay que olvidar que, sobre los jueces de primer grado y sobre la alzada está la propia Corte Suprema que, como intérprete final de la Constitución, tiene la última palabra. Tampoco que, cuando quiere hacer valer sus jinetas, sabe cómo hacerlo. Es la Corte la que maneja sus propios tiempos. Nadie puede incidir en ellos. Fue notoria la decisión del más alto Tribunal, por ejemplo, en el caso Aerolíneas Argentinas, cuando hizo uso de un instituto muy poco utilizado como es el «per saltum», que supone saltear instancias previas para avocarse a una decisión que considera urgente. O el propio y emblemático caso de la candidatura a senador de la Nación, Carlos Saúl Menem -en 2011- que, habiendo sido inhabilitado por el máximo Tribunal del fuero Electoral terminó siendo habilitado por la propia Corte a mérito de una presentación que tuvo la particularidad -excepcionalísima- que, desde su ingreso en mesa de entradas del Palacio de Tribunales, hasta que alumbró el fallo, transcurrieron nada más que tres horas. Y no podía decirse entonces que era la llamada mayoría automática del menemismo. Fue la decisión unánime de la Corte, en 2011, la que mostró a la vez que el Presidente que por más tiempo ejerció el poder en el país conservaba el respeto no sólo de sus pares que nunca habilitaron su desafuero en el Senado, sino de jueces que a la hora de aplicar el Derecho sabían separar «la paja del trigo». EL DESAFÍO DE ESTA CORTE
El alto Tribunal, en su actual integración, reducida a cuatro miembros desde 2021, cuando renunció, en medio de un escandalo, la jueza Estela Highton de Nolasco, ha sido blanco de feroces ataques del Gobierno anterior que promovió -primero- una reforma judicial; luego, una ampliación del Tribunal sin ningún rigor científico, poca seriedad y, finalmente, un juicio político que apuntó a esmerilar a los jueces, quizás para lograr su renuncia en orden a que los números necesarios para avanzar no los tenía. Error de cálculo, de estrategia y de conocer cómo funciona la cocina de la Corte, que tiene sus propios ritos, muy parecidos incluso en sus desangrantes intrigas palaciegas que son una constante, aunque conservan las formas. La ex Presidente más de una vez dijo ser una perseguida política. Consideró que el sinnúmero de causas que aún tiene abiertas tenía un mismo origen, que eran de naturaleza política. Siendo esto así era obvio que la solución debía ser política. Era impensable que la Justicia, en sus distintos estamentos, particularmente en el más alto, vaya a tener una mirada favorable a las pretensiones de Cristina Kirchner. La solución, política se entiende, pasaba por el indulto. Una herramienta de naturaleza constitucional que hubiera cerrado una discusión que consume mucha energía. No se quiso apelar a este remedio institucional y así fue que, por estos días, ya con un poder residual cada vez menor y todavía sin tener espíritu revanchista de parte de la actual administración, las causas en tramite siguen. Ya está en manos de los jueces y de los medios. Algunos de los cuales consideran una política fonda el «nunca más», respecto a una gestión con la que nunca comulgaron. En esto, los políticos deben tener en claro que, cuando llegan al gobierno no llegan al poder. Son inquilinos temporales de «un poder prestado» que confunde y, a veces, «obnubila» al que no conoce las reglas del sistema ni las lecciones de la historia. Algo que lo está comprobando, por su propio cuero, ese viejo profesor jubilado que, de tomar café con sus alumnas en el bar por la avenida Figueroa Alcorta frente a la Facultad de Derecho, pasó a ser nada menos que Presidente de la Nación y del propio Partido Justicialista, responsabilidades ambas que le quedaron grande. Apenas dejó la Presidencia, Alberto comenzó a enfrentar dos causas en las que deberá responder como imputado. Hace unos días, la Justicia dispuso la inhibición general de sus bienes, medida que será complementada en semanas más por la prohibición de salir del país. Es que, en el mundo del Derecho, así como no se le perdona al ex juez, Eugenio Zaffaroni el doble discurso, en el caso de Alberto, siendo presidente asumió posiciones que hicieron mucho ruido. Incluso en los claustros estudiantiles en los que lo que se enseña es otra cosa.
LOS ÚLTIMOS MESES DE JUAN CARLOS MAQUEDA
En 2021, cuando se fue de la Corte la ministra Highton, desde este medio anticipamos que el alto Tribunal recién en el primer semestre de 2025 sería completado en su integración. Aludimos a la salida del juez Maqueda para antes de la Navidad de 2024. Dijimos que hasta entonces la Corte seguiría con cuatro miembros, primero, y luego con tres. Recién con Maqueda afuera se inicia el proceso de recambio que incluirá en la negociación la designación del nuevo Procurador General de la Nación que reemplace a Alejandra Gils Carbó, que se fue en 2016 y que no fue sustituida. En oportunidad de la reciente propuesta de los doctores Lijo y García Mansilla, recordamos aquel anticipo y refirmamos que la propuesta está condenada al fracaso. Habrá que esperar varios meses más. Quizás más de un año y ver, entonces, cuál será la cambiante relación de fuerzas en el Senado de la Nación, hoy notablemente fragmentado y muy difícil de prever cómo estarán los tantos en 2025, un año de elecciones. Un error garrafal, producto de la inexperiencia y falta de conocimiento del paño en esos altos niveles de la Justicia, fue la jubilación anticipada de un ministro como Maqueda que tiene una larga experiencia como político, como parlamentario y como juez. Un constitucionalista respetado cuya salida debió ser más prolija, sobre todo porque no hay que olvidar que la Corte siempre tiene temas a resolver y que los jueces no dejan de ser humanos, aunque se esfuercen por cuidar las formas. En las últimas horas, el presidente del Tribunal, Oscar Rosatti, cabeza de la trilogía dominante, junto a Rosenkrantz y Maqueda, anticipó que para la Corte se inició la cuenta regresiva en las causas a consideración de la misma para cuya solución la política ya había tenido un tiempo más que suficiente. En pocas palabras, un aviso. Tiene causas fuertes como las de Cristina Kirchner o las vinculadas al PJ bonaerense. Y varias más de distintos colores que el Presidente de la Corte tiene la posibilidad de activar o dormir, según las circunstancias. Razón esta que muchas veces es subestimada por la dirigencia política, más allá de que ha habido fallos que han impactado fuertemente en la política y la economía del país.
UN FALLO QUE ESTÁ EN EL HORNO
Es el que hace efectiva la sentencia del propio Tribunal, de bastante tiempo atrás, por el cual se le reconoce al Gobierno de la Ciudad un reclamo por la quita de la Coparticipación Federal. En plata, traducido en números de hoy, la deuda acumulada podría orillar los 1.000 millones de dólares, amén del goteo que, de aquí en más, deberá habilitar el Gobierno nacional en beneficio de la gestión de Jorge Macri. Demás está decir que, con estos recursos, el menor de los Macri pasa al frente. No pocos lo ven al primo Jorge como la carta a jugar por el PRO en 2027, con un Mauricio que, como Cristina, no logra repuntar en las encuestas. Y con un Milei al cual la gestión quizás no le facilite un segundo tiempo.
¿Y EL PJ?
El PJ nacional sigue a la deriva. Hizo su Congreso, pero no logró integrar una Comisión de Acción Política. Hoy, no tiene Presidente ni menos conducción política. No tiene discurso ni estrategia, ni tiempos de su normalización. En este marco no debe extrañar el no definir con claridad quién es el adversario a vencer. Hasta meses atrás era claramente Mauricio Macri, cuyo solo nombre abroquelaba al peronismo en su conjunto en su contra. Ahora, no se sabe si sigue siendo Macri o si es Milei. El no centrar toda la fuerza en un solo punto es un claro indicio de falta de estrategia en las enseñanzas de Tsu Tu en El Arte de la Guerra, lo cual explica la propia situación del PJ que es una nave a la deriva, sin rumbo ni Norte. En los últimos meses, se entró «en un cono de sombras», acentuándose «el jugar para adentro» de varios caciques comarcales que pretenden alambrar su provincia sin ser partícipes de una estructura nacional de poder. Desde estas columnas advertimos el tema Jaldo. Anticipamos que podrían sumarse dos gobernadores a los cuales luego pusimos nombre. El de Catamarca y el siempre resbaloso Gobernador de Santiago de Estero, un raro espécimen, en su momento radical K, que logró una fuerte hegemonía en lo que muchos años fue el feudo de los Juárez. Una provincia proclive al clientelismo, donde pesa el control del Estado. Gerardo Zamora, durante el macrismo, como lo hicieron Miguel Ángel Pichetto y José Luis Mayans, jugaron abiertamente para Juntos por el Cambio. El primero logró, a cambio del voto de sus legisladores nacionales, la Embajada en el Paraguay, entre otros beneficios. Los otros negociaron «a cinco manos» el voto de jueces en el Senado de la Nación, incluidos el de los dos ministros sobre los cuales el kirchnerismo descerrajó las más feroces críticas.
MILEI, MIENTRAS ESPERA EL TRIUNFO DE TRUMP COQUETEA CON BIDEN Y SE ACERCA A ELON MUSK
Algo tiene en claro Javier Milei y es que sabe dónde está el poder. En los últimos días tuvo gestos más que amigables con el gobierno de Joe Biden en el trato dispensado a la generala Robertson, una de las figuras más influyentes del entorno presidencial. Cruzó el país para reunirse de madrugada con ella y el Embajador en Ushuaia. Al día siguiente participó del acto de entrega en donación de un avión Hércules 130 que Estados Unidos hizo al país. Milei dejó en claro que el alineamiento es con el país del Norte, más allá de quién gane el 5 de noviembre en las elecciones presidenciales. Con estas declaraciones pareció dejar contento al presidente Biden, a quien no le había gustado la presencia de Milei y sus expresiones de apoyo a la candidatura de Donald Trump. Lo cierto es que, gane quien gane, Milei está bien parado en un momento en que la relación con el país del Norte es fundamental para afianzar el rumbo económico del país y su crecimiento. A esto se sumó la visita a Texas de Milei que fue recibido con bombos y platillos por Elon Musk, dueño de una de las tres fortunas más importantes del mundo, que mira a la Argentina y particularmente a Milei con simpatía. Musk ya desembarcó con inversiones que incomodan al grupo Clarín, en el área de Internet, pero tiene en la mira otros rubros importantes que están siendo explorados y que podrían hacerse realidad si la política, desde el Congreso de la Nación, destraba los proyectos que condicionan el crecimiento de la economía y la lucha contra la inflación que, todo indica, podría pasar a menos de dos dígitos si las señales de la política comienzan a ser distintas.