Javier Milei evalúa pedirle la renuncia a uno de los ministros de su Gabinete, molesto por la filtración de datos a distintos medios de comunicación sobre conversaciones privadas de alto nivel. Todavía no trascendió quién es el funcionario apuntado, pero el primer mandatario se encuentra próximo a tomar la decisión definitiva, según revelaron fuentes oficiales muy cercanas al Presidente.
En Gobierno deslizaron que el funcionario “filtró de manera maliciosa” el contenido de diálogos que el Presidente no quería que se conocieran. Y el nombre del funcionario saliente aún es un secreto de Estado. Será el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien se encargará de informarlo al ministro correspondiente cuando sea oportuno.
El último capítulo de las filtraciones tuvo lugar hoy luego de la reunión de Gabinete, cuando trascendió una frase contra los gobernadores por la ley Ómnibus que complicó las negociaciones. Esa frase era que Milei iba a “dejar sin un peso” a las provincias si no acompañaban, una ratificación de la estrategia que habían empezado a desplegar desde ayer algunos de sus funcionarios de mayor confianza, pero con la que el Presidente no quería jugar en primera persona.
La expresión fue el resumen de la táctica confrontativa que adoptó el líder del Ejecutivo a medida que se embarran las negociaciones con la oposición en el ámbito legislativo. Y un respaldo a su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y al vocero de la Presidencia, Manuel Adorni, que ayer habían expresado sendas ideas en el mismo sentido y fueron acusados desde el interior por, supuestamente, amenazar a todos aquellos que no apoyan su medida.
Milei es muy celoso de los diálogos privados y cree que estas filtraciones embarraron aún más las negociaciones políticas con los opositores. Considera que debe tener un equipo de confianza a su alrededor, que esté comprometido con la causa libertaria, y sospecha que el funcionario que dejó trascender sus dichos privados tiene una agenda política paralela.
La salida en el Gabinete tiene lugar en medio de la continuidad de las negociaciones por la ley Ómnibus. La frase de Milei que se filtró hoy tuvo que ver con la línea que habían marcado “Toto” Caputo, pero también Adorni, en su conferencia ayer, cuando dijo que no veía razones para que el proyecto de ley bases no se terminara transformando en ley. Entonces, también advirtió que, en caso de que eso no ocurriera, seguiría con el ajuste de las cuentas públicas. “Esto va a incluir el análisis de todas y cada una de las partidas que el Gobierno nacional transfiere a las provincias, en todos los conceptos que se pueda ocurrir”, deslizó.
Mientras tanto, esta tarde el vicejefe de Gabinete de la Nación, José Rolandi, escuchaba las disidencias del radicalismo y el bloque de Pichetto, que esperan que el oficialismo vuelva a redactar el texto con cambios. Pero a pesar de la predisposición para escuchar y dialogar, el Gobierno se muestra más firme que antes. Ya cedió con varias concesiones, y cree que es turno de la oposición.
Rolandi se reunió primero con representantes del radicalismo, luego de que en el plenario de comisiones la UCR votara dividida, con una mitad a favor del dictamen de mayoría con disidencias, y la otra en contra de cualquier despacho. Los opositores resisten, principalmente, retenciones, jubilaciones, privatizaciones, FGS, blanqueo y facultades delegadas.
En relación a la movilidad jubilatoria, la Coalición Cívica propone una fórmula que asegura que los haberes no pierdan contra la inflación y se actualicen mensualmente desde la sanción de la ley, con una recomposición inicial. Pero también insiste en contribuir a alcanzar el déficit cero “sin ajustar a los jubilados, el campo y los trabajadores” suprimiendo beneficios fiscales como los del Régimen de Tierra del Fuego para aumentar la recaudación en un 2% del PBI.
Mientras se ponen duros los aliados y el kirchnerismo se inclina hacia la izquierda y radicaliza su posición frente al Gobierno, Javier Milei, que jugaba un doble juego de negociación e intransigencia, se inclina ahora por una abierta confrontación. Sin embargo, siguen abiertos los canales de diálogo con las terminales dialoguistas, a través de gobernadores, diputados y senadores que, muy por lo bajo, se muestran proclives a algunas de las reformas.