En su homilía, monseñor Castagna recordó que hace 22 años un arzobispo puso las manos sobre un joven Ariel para transformarlo en un sacerdote para siempre. «Estamos recibiendo los frutos de ese sacerdocio… Dios te quiere santo. El sacerdote como todos los bautizados le corresponde responder al Don de Dios a través de una acética de fidelidad total a la voluntad divina», resaltó.
En ese marco, le dijo: «Sos el promotor de la santidad de tu pueblo. Y lo tenés que hacer con la humildad con que Cristo actúa entre nosotros. Una humildad impresionante».
«Te deseo muchos años más». Y para culminar señaló: «Que la Virgen Madre te abrace tiernamente y te conduzca permanentemente a Jesús, para que ella sea tu maestra. Y creo que lo es. Que así sea, querido Ariel», concluyó para recibir aplausos de los presentes.
PLENITUD
Por su parte, el padre Ariel agradeció la presencia de la comunidad y en especial de monseñor Castagna. «No me ordenó pero sí es mi padre y en estos años de ministerio, mucho de lo que soy es gracias a él. Gracias a su testimonio, enseñanzas, sus reflexiones, y sobre todo a su actuar silencioso que dice mucho más que sus palabras… Cuando sea anciano quiero tener la relación que tiene él con el Señor. Esa es mi meta», dijo emocionado el padre Ariel.
La ceremonia religiosa se realizó en la iglesia Catedral con gran asistencia de feligreses, quienes compartieron con los sacerdotes, en forma posterior, una cena a la canasta.
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