La tradicional peregrinación en honor a San Cayetano, patrono del trabajo, está próxima. El lema de este año es: En oración con San Cayetano, seamos una iglesia sinodal que escucha, discierne, misiona.
Unos 150 agentes estarán desplegados en las inmediaciones del santuario para garantizar la seguridad de los miles de fieles que se darán cita en la celebración.
El dispositivo de seguridad incluirá controles vehiculares y un monitoreo constante de la zona.
AGENDA
La celebración comenzará hoy con una cantata en honor al santo y una misa a la medianoche.
Mañana a las 11, se hará la celebración eucarística. A las 13, se realizará un festival musical. La procesión se iniciará a las 16 y luego la celebración de la misa, a las 20.
El domingo 11, se llevará a cabo la 38ª Peregrinación de los Trabajadores y sus familias, que comenzará con una bendición en la rotonda de la Virgen de Itatí.
REFLEXIÓN
Monseñor Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes, destacó la importancia de la figura de San Cayetano como un referente para todos.
«San Cayetano somos todos, porque centra nuestra vida», afirmó e invitó a poner a Dios y al prójimo, en el centro de la vida de cada uno.
«Nos recuerda dos cosas fáciles, simples, para tener en la memoria y en nuestro compromiso cotidiano, que es poner en el centro a Dios y enseguida al prójimo», explicó.
Y continuó: «Descentrarnos nosotros, cada uno, porque encontramos nuestro centro en la medida en que nos relacionamos bien con Dios y con los demás. No hay otra salida para el ser humano porque estamos hechos para eso», agregó.
PAN Y TRABAJO
Cada 7 de agosto la Iglesia Católica celebra a San Cayetano, patrono del pan y del trabajo.
Cayetano de Thiene fue un presbítero italiano, fundador de la Orden de Clérigos Regulares, cuyos miembros se hacen llamar teatinos.
Fue un hombre de un ardor e inquietud apostólica muy grandes.
«No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al banquete celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza», manifestó, según ACI Prensa.
Siendo contemporáneo de Lutero y habiendo tomado noticia de los peligros de la «Reforma», no perdió oportunidad para incentivar y hacer florecer una auténtica renovación de la vida y costumbres al interior de la Iglesia, sin necesidad de quebrar su unidad.
Después de ser torturado durante el saqueo de Roma en 1527, fue trasladado a Venecia, y en 1533, fue enviado a Nápoles, donde falleció años más tarde.
Fue en este periodo que despertó el cariño y la devoción que hasta hoy le profesa.
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