No son sólo contenedores, son el primer vínculo que establecemos con el producto. Los envases conectan, identifican al producto con el consumidor, protegen lo que consumimos y, cada vez más, deben responder al desafío de un futuro sostenible. Son protagonistas casi invisibles aunque integran buena parte de la escenografía de nuestras vidas. Guardan alimentos, preservan medicamentos, envuelven productos de lujo y hacen posible la logística global. Son, además, el primer contacto con el producto y un símbolo de confianza. En Argentina, esta industria representa el 2 por ciento del PBI, genera más de 400 mil empleos y mueve 3.000 millones de dólares al año. Pero su valor no solo se mide en cifras: el envase contiene, comunica, protege y se reinventa en busca de un futuro sostenible.
Absolutamente todas las industrias utilizan envases o embalajes para que sus productos lleguen hasta los consumidores. Una actividad que, solamente en Argentina, mueve a 4.000 empresas y representa casi el 2 por ciento del PBI. En incontables ocasiones, además, el envase se convierte en un rasgo esencial de la identidad del producto que guarda. Pero no sólo se trata de aspectos estéticos. En ámbitos como la alimentación o la farmacología, entre otros, son el reaseguro que nos permite consumir sin riesgos, optimizar el uso de las raciones y evitar desperdicios significativos.
Cómo fueron evolucionando con el tiempo, los materiales utilizados y la creciente capacitación de sus profesionales son dimensiones contenidas en esta entrevista con Jorge Acevedo, Director Ejecutivo del Instituto Argentino del Envase, IAE, entidad que nuclea 400 socios y que desde 1969 cumple con la misión de promover el desarrollo de su industria.
Los envases fueron acompañando nuevos hábitos culturales y de consumo, más allá de hacer posibles estrategias de marketing y modalidades logísticas. La industria del packaging y el embalaje, es una actividad que anualmente produce una facturación de 3 mil millones de dólares en nuestro país, da empleo a más 400 mil personas, directa o indirectamente, que se desempeñan en un ambiente dinámico y desafiante.
El IAE apoya ese crecimiento brindando formaciones de distintos niveles académicos, como tecnicaturas y posgrados. En todas, la empleabilidad de los profesionales que egresan es total. “El Instituto articuló el primer curso de Técnico en Envases ya en la década del 80. Más tarde llegaron los posgrados. Muchos de quienes hoy tienen a cargo las áreas de envasado de las grandes empresas de todas las industrias del país provienen del IAE. Los ejemplos llegan desde laboratorios o compañías que elaboran comestibles y bebidas hasta la Comisión Nacional de Energía Atómica. También brindamos capacitaciones en planta por temas específicos”, precisa Acevedo.
-El envase está en todos los segmentos productivos.
-En absolutamente todos. Desde el transporte de granos, donde se utiliza aquello que llamamos big bags, bolsones que pueden verse en el campo, hasta la industria autopartista. Todo tiene embalaje o envase para llegar al hogar, a la estantería del comercio o hasta para posibilitar exportaciones, como las de aceite a granel, que se transporta en una caja de cartón que porta un envase plástico de muchos litros. Hoy en día, no hay nada que no vaya envasado, los productos de medicina, de farmacia, alimentos, bebidas. Todo producto necesita ser contenido para moverse en la cadena de producción y distribución. No existe una industria que no dependa de un envase.
-¿De qué manera impactan los hábitos cambiantes de los consumidores?
-Las nuevas tendencias de consumo también requieren envases especialmente diseñados, como las generadas por la corriente de compras online. Durante la pandemia hubo una explosión del delivery y la industria del envase tuvo que responder a ese desafío inédito. Actualmente, hasta las compras del supermercado se resuelven a través de plataformas. El envase no sólo es un contenedor, debe asegurar que el producto llegue en óptimas condiciones al momento del consumo. Hay mucha ingeniería detrás para que eso suceda, incluso en productos que utilizamos a diario. En ocasiones, se envasa en atmósferas controladas y con materiales impermeables al oxígeno. La experiencia del usuario comienza por el envase.
Nadie va a buscar la banana al árbol. Ya no podemos prescindir de muchas cosas que forman parte de la vida de la gente y los envases posibilitan obtenerlas en las ciudades. Los envases evitan que los productos se desperdicien y que los podamos consumir con seguridad durante un tiempo prolongado. Ingerir un alimento en mal estado podría provocar graves consecuencias hasta, incluso, la muerte. Los envases nos protegen ante esos riesgos.
– ¿Qué puede concluirse al mirar con perspectiva la industria del envase en la Argentina?
– Que la industria está en constante evolución. Se mantiene estable incluso en tiempos de crisis ya que los líderes, aunque desarrollen segundas marcas para captar consumidores, necesitan envases de las mismas características. Es una actividad a la cual no sólo llegan ingenieros, en general industriales o mecánicos, sino también profesionales ligados al mundo del diseño. El envase es, en incontables oportunidades, aquello que permite diferenciar al producto. Más allá de la funcionalidad, también es la herramienta para estimular cognitivamente a los clientes mediante efectos visuales como el color y la forma. La industria cosmética es un gran ejemplo de eso. Sólo hace falta recordar las grandes marcas de perfumes y ver el despliegue de diseño, con permanente renovación. A veces, los envases son más costosos que el producto. Hay otras industrias más conservadoras. El porcentaje más alto de utilización de envases se encuentra en los rubros de alimentos y bebidas, farmacia en segundo lugar, después cosmética y perfumería y, cerrando los que tienen incidencia grande, cuidado del hogar.
-Deben ser significativos los impactos de las nuevas tecnologías.
-Son enormes, tanto en materiales como en las tecnologías de diseño. Se ve en todas las ramas de la industria, en la de los envases también. Estoy seguro de que pronto veremos en ella el desembarco de la inteligencia artificial que nos llevará a un estadio superior. Un cambio comparable al que, en su momento, produjo la llegada de la informática a los procesos industriales. Soy analista de sistemas, vi ese proceso. Hace 35 años que trabajo en el IAE. Tuve que convencer al presidente de entonces de que era conveniente comprar una PC. Hoy, ya no usamos papel. En aquella época, desarrollamos lo que para nosotros fue el primer sistema multimedial de capacitación, mediante CD. Del mismo modo, la IA permitirá nutrirnos de elementos que, hasta hace poco, no teníamos.
-¿Hay cambios notorios en los materiales utilizados?
-Hay materiales nuevos, hay mucha ingeniería de materiales. En cuanto al uso, hay predominio del papel y de los plásticos. El 80% de los materiales utilizados en la producción de los embalajes de cartón, que es papel, proviene del reciclado. Es la rama menos problemática, al punto que tuvo que importar recortes para producir. Incluso, los árboles que se utilizan son plantados especialmente, no se trata de bosques nativos.
-Eso nos lleva al tema ambiental.
Sí, pero hay que hacer varias consideraciones. El problema no son los envases, el asunto consiste en ver dónde van después de su uso. La adecuada disposición final de los envases, posconsumo, requiere inversiones e infraestructura que muchas jurisdicciones no encararon. En nuestro país hay, todavía, más de cinco mil basurales a cielo abierto. Eso es inconcebible.
– ¿Esa problemática forma parte de la tarea del Instituto?
-Estamos desarrollando, dentro del Instituto, un sistema de gestión voluntaria. Las empresas van a ser responsables de fomentar y dar disposición final a sus productos. Algo que va más allá de concentrarlos en depósitos luego de su uso. La idea es no tener una ley que obligue sino que sean las mismas empresas las que opten por suscribirse y reciclar sus productos posconsumo. Hay numerosos casos positivos, como en las botellas de PET con las que se hacen flejes o fibras para tejidos. Todos los envases posconsumo tienen valor. Hay que generar procesos para que vuelvan a convertirse en envases o en otros productos, no alcanza con poner las cosas dentro de un contenedor.
Hay ejemplos, como los contenedores verdes en la Ciudad de Buenos Aires, donde muchas personas tiran cualquier cosa y no se recogen en los tiempos establecidos, lo que provoca contaminación y plagas. Lo central es generar conciencia a través de la educación, además de controlar y multar a quienes no cumplen las normas. Desde el Instituto participamos en capacitaciones a municipios y cooperativas, continuamente. Tenemos una comisión, Envase y Medioambiente, que se ocupa primordialmente de eso, de la interacción con legisladores.
Todos estos factores se tienen en cuenta a la hora de elegir los envases que compiten por nuestros premios Estrella del Sur. Una distinción que se entrega desde hace más de treinta años para reconocer los esfuerzos de la industria, sus diseñadores y sus técnicas. Sus ganadores participan del premio World Star, organizado por la Organización Mundial del Envase, WPO, que destaca la innovación global. En nuestro país hay muy buenos diseñadores, reconocidos internacionalmente.
– ¿Cómo es el premio Estrella del Sur?
La primera edición del concurso fue en 1985. Desde el año 1998 se otorga cada 2 años. Pueden participar del concurso empresas y estudios de diseño que quieran presentar cualquier envase o embalaje fabricado y comercializado en nuestro país.
El objetivo que buscamos es incentivar la innovación de envases y embalajes. Es una de las formas de reconocer los esfuerzos de la industria, sus diseñadores y sus técnicos. El IAE lleva los envases premiados a la Pack Expo de Estados Unidos, una muestra de envases innovadores de todo el mundo.
Los ganadores de Estrella del Sur representan al país en el certamen más importante de la industria, los premios WorldStar, organizados por la Organización Mundial del Packaging (WPO) y, entre todos los envases galardonados, se elige el ganador del premio Estrella del Sur de Oro.
Un equipo de jurados, profesionales de la industria de empresas privadas y organismos públicos, evalúan las presentaciones según una serie de criterios que consideran, entre otras dimensiones, la protección y conservación del contenido, características gráficas, sostenibles, técnicas, aporte a la reducción de costos e impacto ambiental. En la última edición tuvimos 15 categorías en concurso:
1. Alimentos
2. Bebidas,
3. Cuidado Personal
4. E-Commerce
5. Electrónica y Tecnología
6. Envases Secundarios
7. Envases Promocionales
8. Etiquetado y Decoración
9. Exhibidores
10. Hogar, Indumentaria, Juguetería y Regalería
11. Logística y Embalajes
12. Medicamentos
13. Mercancías Peligrosas, Químicos y Agroquímicos
14. Envase Nacional de Exportación
15. Sustentabilidad
El público también tuvo la opción de elegir votando a los envases exhibidos durante la exposición Envase, Packaging y Procesos, que se realiza cada 2 años y convoca a empresas de toda la cadena de valor de la industria del envase y el embalaje.