El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Santo Tomé, Román Naya, se refirió a la coyuntura del comercio local por la gran demanda de compradores brasileños que cruzan a diario el puente internacional y negó que el hecho esté generando un proceso inflacionario interno como afirma la gente. Aumentos que se agregarían a la ya asfixiante casi hiperinflanción que registra en estos últimos meses la Argentina, que ostenta la tristemente célebre estadística de ser la segunda de mayor inflación después de Venezuela en el continente latinoamericano, a raíz de la política económica vigente.
Puntualmente, en declaraciones a Digital Santo Tomé, el dirigente mercantil fundamentó su postura al indicar que «el brasileño por costumbre e idiosincrasia es un consumidor sumamente cuidadoso de su dinero, a diferencia del argentino que, por ejemplo, nunca pide descuento». Aprovechó la ocasión para explayarse sobre el mercado inmobiliario, en el cual detecta una práctica ilegal que es querer cobrar los alquileres en moneda brasileña, en reales, y una vez más alertó a los inversores que «hay que cuidar el mercado». «Eso hace peligrar la posibilidad de despertar un monstruo como Brasil, que con tan sólo un par de torres puede entrar a competir con el mercado local», apuntó.
BUENA AYUDA
Respecto a que gran parte de los comerciantes se benefician por el cambio que produjo la eliminación del peaje al Tráfico Vecinal Fronterizo con São Borja, que permite a muchos saoborjenses cruzar a Santo Tomé para realizar compras y que ese intercambio comercial sirve para compensar el proceso inflacionario que padecen los argentinos, Naya sostuvo: «Sin lugar a dudas, la dinámica del comercio de frontera es totalmente diferente y es muy beneficiosa, y no sólo para el comercio, porque hay muchos profesionales, inclusive de la salud, por ejemplo, que brindan atención médica a brasileños que hoy en día no consiguen turnos en Brasil, donde el sistema de salud funciona de manera diferente al nuestro, sin contar que los costos en Santo Tomé son mucho más bajos que en el vecino país», subrayó.
LA REALIDAD
DE LOS PRECIOS
Tras esas consideraciones, negó que porque el comercio está teniendo un mercado más grande que atender por los brasileños, los precios terminen siendo «inflacionados», es decir, más caro para los locales. «Eso realmente es un mito; todo lo contrario. El brasileño por costumbre e idiosincrasia es un consumidor sumamente competitivo, es un cliente que por dos o tres pesos más deja de comprar un producto y busca mejor precio en otro comercio; muy diferente al argentino que rara vez pregunta precio. Seguramente habrán visto en alguna oportunidad que cuando ellos van a pagar su compra siempre piden descuento, cosa que nosotros nunca hacemos. Por eso, desmiento lo que dicen, de que la mayor demanda hace que aumenten los precios, muy por el contrario, hace que los precios sean mucho más competitivos», aseguró.
.