Con la mira puesta mayormente sobre las motos, durante las últimas semanas se intensificaron los operativos de control en la Capital correntina.
Apostados en puntos estratégicos de la ciudad, agentes de Tránsito y de la Policía de Corrientes intensifican los trabajos de control.
En ese contexto, entre los requisitos, los trabajadores solicitan que quienes circulen por las calles capitalinas cuenten con las medidas de seguridad y toda la documentación en regla.
Casi a diario, la fuerza provincial informa acerca de operativos, cuyo resultado les permite secuestrar motocicletas, cuyos conductores presentaron inconsistencias en la documentación de los rodados o carecían del casco de seguridad, una condición obligatoria a la hora de transitar, tanto para el conductor como para posibles acompañantes.
«Este tipo de trabajos se van a continuar realizando en distintos puntos de la ciudad para reforzar la presencia policial en las calles», resaltaron desde la fuerza. De acuerdo a lo que pudo saber EL LIBERTADOR, entre los requisitos que solicitan los inspectores, a la hora de interceptar un vehículo, son la licencia de conducir y los papeles que acrediten la propiedad del rodado. Además, también se requiere la utilización de cascos, espejos y el seguro correspondiente.
Decenas de demorados,
algunos con antecedentes delictivos
Los operativos, con una importante presencia policial en las calles, concluyen a menudo con múltiples demorados. En ese sentido, además de requerir las medidas básicas de seguridad y la documentación de los rodados, los uniformados identifican tanto a los conductores como a sus acompañantes y constatan con la base de datos. En ese sentido, y de encontrarse inconsistencias, el accionar de los policías es el retiro del vehículo de la vía pública, en primer lugar, y luego la demora de los implicados, quienes luego son trasladados a la dependencia, bajo las formalidades legales.
Test de alcoholemia
Otra de las medidas preventivas que se implementan en las calles es el control de alcoholemia en sangre. Los conductores, interceptados por el personal de tránsito o policial, son sometidos al test que determina el grado de alcohol en sangre con el que circulan por las calles. De dar positivo, se procede al retiro de la vía pública del vehículo, todo con el objetivo de evitar choques o despistes. El último informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (Ansv) indica que en lo que va del año unas 155 víctimas de siniestros viales de todo el país fueron asistidas por la red federal.
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