Cambio de planes en el deporte, los mismos problemas de fondo. Integrantes del Seleccionado Sub-20 de waterpolo vende alfajores para pagar los pasajes y viajar al mundial. Los «yacarecitos», como los de otras disciplinas en la Argentina, se tienen que rebuscar para poder competir y continuar con su proyecto.
La Copa del Mundo, que se iba a disputar en Buenos Aires, cambió su sede por la situación epidemiológica y se jugará en Praga, República Checa.
Los jugadores se enteraron que nadie había previsto fondos para costear su viaje. Y si quieren estar en el Mundial, se tienen que generar los fondos para poder viajar. Sueñan con representar al país en el Mundial, están clasificados, ganaron el derecho a medirse con los mejores del mundo cuando obtuvieron la medalla de Plata en los Sudamericanos de Chile 2019. Pero la ilusión de «los yacarecitos» -diminutivo que heredaron de la Selección mayor, «los Yacarés»- está lejos de concretarse: a poco más de un mes del comienzo de la competencia, los jugadores recibieron una noticia que modificó radicalmente sus planes y puso en jaque sus ilusiones.
Además de perder la localía, la posibilidad de jugar frente a sus familiares y amigos, los jóvenes waterpolistas argentinos descubrieron que nadie había presupuestado semejante viaje. Les dijeron, sin más vueltas, que no había dinero para costear su aventura mundialista. «Los yacarecitos» de inmediato comprendieron que sólo podrían llegar a Praga por sus propios medios.
ALFAJORES,
EL SUEÑO
MUNDIALISTA
Las necesidades no son las mismas para todos los integrantes del plantel. Cuatro de los trece jugadores ya están en España, más cerca de destino. Sin embargo, todos se comprometieron con el objetivo de recaudar fondos para llegar a Praga.
Como primera medida, abrieron una cuenta en Mercado Pago con el alias «mundialpraga21», donde cualquiera puede apoyar su sueño mundialista haciendo una transferencia. También hay otras alternativas para colaborar con el equipo en su cuenta de Instagram: @waterpoloarg_jrs.
Al mismo tiempo, dos jugadores santafesinos resolvieron poner manos a la obra para acelerar la recaudación: todas las tardes, entre los arduos entrenamientos que les exige la disciplina, sin descuidar sus estudios universitarios, venden alfajores para costear sus viaje.
Los próximos días serán decisivos para definir la participación del Seleccionado Sub-20 en el Mundial. Los deportistas tendrán que analizar, en base a lo recaudado, si están en condiciones de sacar el pasaje para poder concretar su mayor anhelo: levantar con orgullo la bandera argentina en el viejo continente.
EL SELECCIONADO
La Selección Sub-20 de waterpolo está compuesta por Alex Lorenth, Nicolás Fernández, Augusto Altube, Erik Ezequiel de San Agustín Márquez, Ignacio Setti, Joaquín Flores, Juan Sebastián Tarascon, Mateo Freyre, Mateo Giri, Mateo Lema, Teo Soler, Tizziano Conti, Tomás Giri y Tomás Tilatti.
RECAUDAR 3.000
DÓLARES
«Nosotros estamos tratando de cumplir nuestro sueño, representar a la Argentina y nos da tristeza perder esa posibilidad sólo por un tema económico», manifiesta Mateo Freyre (santafesino de 19 años) y asegura que si no logra juntar la suma estipulada no podrá viajar.
El joven, integrante de la Selección y estudiante de trabajo social, aún recuerda el día en que el equipo se enteró del cambio de sede. «Fue un bajón anímico, pasamos de ser locales a visitantes y sabíamos que íbamos a tener que hacer un doble esfuerzo. Además del físico para entrenarnos, tendríamos que movernos para juntar el dinero», dice Mateo y explica que deberían recaudar alrededor de 3.000 dólares por jugador para afrontar el viaje.
La decisión de la Federación Internacional de Natación (Fina) de trasladar el Mundial a Europa representa un «costo económico que no estaba previsto» y amenaza la posibilidad de concretar la participación de algunos jugadores.
«Consultamos a la Federación, a la Secretaría de Deportes, a todos lados y no hay presupuesto», explica Gabriel Martino, entrenador del equipo lamentando que, para la mayoría de los jugadores, este puede ser su último mundial en esta categoría.
«NUESTROS
PRINCIPALES
SPONSORS
SON NUESTROS
PADRES»
«Es un honor y un privilegio para nosotros poder participar en un mundial. No encuentro razones para no ir y tengo muchísimos motivos que me impulsan a hacerlo», explica Nicolás Fernández (18), uno de los trece jugadores del equipo, que incursionó en el deporte a los 8 años, por invitación de un entrenador mientras él observaba las prácticas en el club Regatas de Santa Fe.
«Nosotros sabemos que no hay fondos para nosotros y que los principales sponsors que tenemos son nuestros padres, que están dispuestos a hacer el esfuerzo», cuenta el capitán del equipo, Alex Lorenth (19), estudiante de ingeniería, y explica que los jugadores se propusieron recaudar fondos para «disminuir al máximo posible ese costo».
Para lograr este propósito, los deportistas, además de habilitar una cuenta para que los interesados en colaborar puedan realizar su donación, venden alfajores en Santa Fe. «Los vendemos a 400 pesos la docena», cuenta Mateo, aunque reconoce que lo recaudado aún no es suficiente. «Habremos juntado el diez por ciento de lo que necesitamos», dice.
Si el viaje se financiase exclusivamente con la venta de alfajores, teniendo en cuenta que el dólar, «los yacarecitos» deberán vender más de 1.372 docenas para cubrir los dólares que necesita cada deportista.
«En el caso de que no lleguemos a recaudar los fondos necesarios, estaría muy condicionado a viajar», resaltó Nicolás y agrega que sus padres «podrían hacer un esfuerzo, sacando algún crédito o vendiendo algunas cosas», pero que necesita de la recaudación para afrontar al menos el cincuenta por ciento del viaje.
HISTORIA REPETIDA
Lo mismo sucedió con la delegación de atletismo para el Sudamericano en Ecuador, se cambió de sede porque la situación de la pandemia en la Argentina impidió que se realice en Buenos Aires la cita deportiva que podía permitir a numerosos atletas argentinos alcanzar metas y tiempos para estar en Tokio, y mantener sus becas, porque todos son exigidos deportivamente para cobrar sus becas. Y un influencer debió gestionar fondos con la solidaridad de los argentinos para permitir que los atletas sumen su participación en Guayaquil. La burocracia argentina y la falta de recursos para el deporte, por una falta de política de trabajo a largo plazo, hace que estas situaciones se repitan constantemente. En un país que se le exige más a un deportista, que a un funcionario. Pero a la hora de celebrar, se olvidan de todas las cuestiones de fondo del deporte argentino.