La semana pasada, el ataque de dos pitbulls a otro perro más chico desencadenó una discusión que, aunque vieja, no deja de estar vigente: ¿son razas peligrosas?
El episodio con desenlace fatal para uno de los canes ocurrió en el barrio Doctor Montaña, donde la dueña de la mascota que perdió la vida, María Núñez, declaró que los pitbulls ingresaron a su domicilio en busca de su pequeña hija y se toparon con su perra.
«Mi hija estaba afuera, salieron dos pitbulls de la casa de enfrente, mi hija ingresó a un patio delantero de mi casa, los perros entraron, agarraron a mi perrita y la mataron», comentó la mujer, comunicación con la prensa radial.
Una vez consumado el hecho, decenas de usuarios dieron su punto de vista a través de las redes sociales y se reabrió un debate. Ante esa situación, EL LIBERTADOR se comunicó con el concejal, Yamandú Barrios, cuya iniciativa propone cambios en la normativa acerca de la regulación de perros de razas peligrosas.
«El proyecto apunta a saber dónde están, quién los tiene y en qué condiciones están estos perros», sostuvo el edil y seguidamente comentó que la iniciativa tiene «despacho favorable en la comisión de seguridad y actualmente está siendo tratado en la comisión de salud. Por lo que me dicen, los concejales están haciendo varias reformas, pero está encaminado».
Al referirse a la normativa actual, Barrios dijo: «Tenemos una legislación que básicamente es idéntica en todas las ciudades del país, una ordenanza que nunca se implementó porque le falta un poco de pragmatismo. Aspiramos con esta reforma del actual régimen a que se cumpla la primera obligación que tienen los tenedores de perros potencialmente peligrosos, que es la de registrar al animal, porque si este no está registrado es imposible hacer algún tipo de política ni de seguridad ciudadana, ni de bienestar animal».
«CAMPAÑA ACTIVA»
Por otra parte, el Concejal resaltó que se debe hacer una «campaña activa» e instalar el tema «de que es una cuestión de seguridad ciudadana». En ese sentido, aseveró que «la función principal del Estado municipal es administrar la convivencia de las personas entre sí, de las personas con los animales y de las personas con las cosas; y hace muchas décadas estamos planteando la cuestión de los perros potencialmente peligrosos».
Asimismo, se refirió a las distintas posiciones que se toman una vez que este tipo de temas vuelven a estar en agenda. «Hay quienes creen que hay que tratarlos como si fueran animales sagrados y hay quienes creen que hay que exterminarlos como a los mosquitos del dengue y no, en el medio hay un límite. Tiene que haber un Estado presente, que lo registre y que sepa en qué condiciones están», expresó.
UN PROBLEMA
USUAL ENTRE VECINOS
Durante la entrevista con este medio, Barrios también argumentó que el tema de los perros potencialmente peligrosos es algo que «debemos tomar en serio, que se debe regular y escuchar todas las campanas. Esto es un problema que se reproduce en todas las ciudades grandes del país».
En esa misma línea, consideró que la presencia de perros de razas potencialmente peligrosas condiciona el normal desenvolvimiento de los vecinos. «Nosotros en esta cuestión estamos a la buena de Dios, no sabemos cuántos hay, dónde están y en qué condiciones están», aseveró.
Finalmente, Barrios reflexionó acerca de la importancia de que aquellas personas que son tutores de razas potencialmente peligrosas sean responsables: «Tener un perro potencialmente peligroso implica una responsabilidad con el animal y con el resto de los vecinos».
Antecedente cercano: un embate mortal contra un caniche
En el último tiempo, se registraron varios ataques de pitbulls y es por eso que el tema de las razas peligrosas vuelve a estar en agenda. En abril, un ejemplar de pitbull atacó y mató a un perro de raza caniche en el barrio San Gerónimo de la Capital. «Fue muy feo, escuchaba como mi perra sufría y lloraba. Escuchaba los huesos cómo los rompía», había comentado Graciela la dueña del animal que murió, en diálogo con la prensa radial y luego agregó que el animal atacante se llevó al caniche y su vecina «se acercó un tiempo después y me dejó el perro muerto en una bolsa negra».
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