Por la doctora María Laura Aquino*
Algunos pacientes llegan al consultorio preguntando si el Dengue es contagioso de persona a persona, atribuyendo la duda al hecho de que en la familia, varios integrantes presentaban mismos síntomas.
Ante ello, se hace necesario reiterar que «para estar enfermos de dengue, nos tuvo que haber picado el mosquito», y no cualquier mosquito. Estamos hablando del Aedes Aegypti, el cual «puede reconocerse por sus manchas blancas en dorso y patas», nos dicen los especialistas.
La transmisión sucede cuando dicho insecto se alimenta con sangre de una persona infectada y luego pica a otras personas, transmitiendo así la enfermedad. Por eso, es común, que en una familia, existan varios casos.
El contagio solo se produce por la picadura de los mosquitos infectados, nunca de una persona a otra, ni a través de objetos o de la leche materna.
Lo que pedimos los profesionales de la salud, es que al presentar algunos de estos síntomas, no se automediquen: fiebre; dolor detrás de los ojos; dolores de: cabeza, muscular y de articulaciones; náuseas y vómitos; cansancio sin motivo alguno; manchas en la piel repentinas; sangrado de nariz y encías.
Una vez que llega a la consulta, los médicos vamos a hacer algunas preguntas y en razón de los síntomas, se generará un tratamiento adecuado a las características del paciente y su historia clínica.
Es importante, la hidratación y la consulta inmediata al centro de atención más cercano.
El Dengue es una enfermedad que se puede prevenir con las medidas higiénicas por todos conocidas: eliminar todos los recipientes en desuso que puedan acumular agua (como latas, botellas, neumáticos); dar vuelta los objetos que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua cuando llueve; cambiar el agua de bebederos de animales, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia, son solo algunas de ellas. Pero también es muy importante, al momento de afrontar la enfermedad, un buen estado de salud, entendiéndola como: bienestar físico, mental y social; tal como lo definió la Organización Mundial de la Salud.
No solamente se trata de comer bien y hacer ejercicios regularmente; sino de poder administrar lo mejor posible el estrés cotidiano y contar con paz espiritual. Son éstos los pilares que, sin dudas, permitirán sobrellevar el período de permanencia del virus en el cuerpo y sus consecuencias.
Al que podríamos llamar el «Padre de la Medicina Clínica», William Osler, un profesional extraordinario que dejó un legado inconmensurable en la práctica médica decía que «una palabra amable y una sonrisa pueden tener un efecto poderoso en el proceso de curación». Del mismo modo, una palabra amable con nosotros mismos, fortalece el autoestima y con ello nuestro mundo interior.
Cuidarse es parte fundamental de quererse. Cuidémonos, también del dengue.
- M.P. 6.306. Médica Clínica y Laboral.
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