Hoy, Corrientes está de fiesta. Se cumplen 246 años del nacimiento de uno de los mayores héroes de la historia sudamericana: el general José Francisco de San Martín. Y, pese a que mucho se sabe y valora de su legado, pocos conocen que la gran propulsora de esto fue una mujer llamada Josefa Dominga Balcarce, la hija de Merceditas, nieta y última descendiente del Padre de la Patria.
Josefa nació el 14 de julio de 1836 en Francia. Nunca pisó la Argentina, pero tenía la misma nacionalidad que su madre y su abuelo, y en sus cartas siempre se refería al país como «mi patria». Ella y su hermana, María Mercedes, eran las hijas del matrimonio entre Merceditas San Martín y Mariano Severo Balcarce.
El Instituto Nacional Sanmartiniano explica que María Mercedes murió a los 27 años «soltera y sin descendencia». «Pepa», tampoco tuvo hijos, pero sí se casó con Fernando María de los Dolores Vicente Jacinto Ceofás Gutiérrez de Estrada y Gómez de la Cortina, quien estuvo a su lado hasta que murió en 1904.
El matrimonio, impulsado por Josefa, había organizado muchas acciones de asistencia social y cuando ella enviudó, dedicó lo que le quedó de vida a seguir ayudando a los más necesitados.
Así, en su propia casa de la ciudad francesa de Brunoy, creó la Fundación Balcarce y Gutiérrez de Estrada que atendía a ancianos carenciados y a personas indigentes. Esta residencia se convirtió en un modelo de vanguardia en materia de asistencia social para toda Europa. Pero, «Pepa» todavía tenía más para dar.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la nieta de San Martín decidió ampliar la estructura de la residencia y la transformó en un hospital para atender a los heridos, sin importar el bando al que pertenecieran. Su labor durante el gran conflicto bélico fue de tal magnitud que cuando el enfrentamiento terminó, Francia la condecoró con su máxima distinción, la Orden Nacional de la Legión de Honor.
PROFUNDA
ADMIRACIÓN
Además de ayudar a los más necesitados, la otra gran pasión de Josefa fue resguardar y difundir la memoria de su abuelo. Sus aportes fueron tales que, gracias a ella se pudieron escribir las primeras biografías del Libertador. Y la preservación de las cartas, libros y documentos hicieron posible mantener las ideas del Padre de la Patria.
Es más, «Pepa» fue quien donó al Museo Histórico Nacional Argentino todos los muebles de San Martín. Ella detalló como ubicarlos y así se pudo reconstruir una réplica de la última casa del General.
«Pepita», como le decía su abuelo, murió el 17 de abril de 1924 a los 87 años. Por ser considerada heroína, Francia se opuso a que sus restos descansen en Argentina.
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