La interventora Teresa García ensayó un discurso para apaciguar los ánimos. «El mar de fondo» se percibe «a lo largo y lo ancho de la provincia», sin que hasta la fecha se haya exhibido los padrones que son «una caja de Pandora». Sostuvo que «hay voluntad» de que el candidato principal sea un peronista. Y trató de «chismes» a las críticas y sospechas contra las estrategias impulsadas por Máximo Rodríguez y José Ottavis. Convertida en exégeta de Cristina Kirchner, la dirigente bonaerense, arrogándose el rol de tutora, aseguró que «el peronismo va a tener sus candidatos propios». Aunque, las modificaciones hechas en la carta orgánica habilitan la posibilidad de que sea un afiliado a otro partido, y aún sin el marco de una alianza que, por lógica, habilita a extra partidarios. En los hechos, lo que se dice no tiene nada que ver con lo que se hace. Pruebas al canto, lo que dispone el artículo 89 de la carta orgánica reformada, cuya validez depende del criterio que adopte la Cámara Electoral Nacional.
02-TAPA-POLITICA-1El desbarajuste latente en el justicialismo correntino se sostiene en el tiempo no sólo gracias al desmanejo de la Intervención partidaria. También, se sumó la tesitura -por ahora- pasiva de Cristina Kirchner, quien, al verse obligada a tomar al bastión de mariscal, envió señales a través de la normalizadora, Teresa García.
La dirigente bonaerense bajó línea respecto a la estrategia que se perseguirá en Corrientes de cara al escenario electoral que se avecina. «Tenemos la voluntad de que el candidato a gobernador sea del PJ», aseveró en su momento, para desactivar las maniobras digitadas por otro bonaerense asentado en territorio provincial, José Ottavis.
Resulta que desde la intromisión del ex participante de Bailando por un Sueño, mediante su línea interna con la que se quiso instalar utilizando la imagen de la Virgen de Itatí, comenzaron a circular fuertes rumores de que se haría uso y abuso de las modificaciones realizadas a la carta orgánica, en cuanto a la posibilidad de que el principal candidato del PJ pudiera ser Ricardo Colombi.
Esta variable, junto con otros desaguisados permitidos por la Intervención, generó un estado de ebullición interna que se tradujo en varias impugnaciones presentadas por diferentes sectores del justicialismo local (ver página 4).
Con este contexto, Cristina Kirchner, interpósita persona -Teresa García- envió un mensaje para calmar las aguas o, por lo menos, mostrar interés en que la coyuntura no se desmadre. Aun así, la ex Presidente, aunque habitualmente activa en las redes en su pelea con Macri, Milei o la Corte Suprema, en el caso Corrientes prefiere el mutis por el foro.
«El peronismo va a tener sus candidatos propios en la interna partidaria, a intendente, a gobernador, es una forma de demostrar que el peronismo está más que competitivo», afirmó García. «Todos los compañeros que quieran competir van a poder hacerlo, hay una voluntad inquebrantable de esta Intervención que es facilitar que llegue a buen puerto esta elección porque creemos que hay una oportunidad en octubre y lo vamos a seguir sosteniendo», agregó sin recordar que la elección no es precisamente en octubre.
La legisladora bonaerense trató de restarle importancia a los reclamos y los calificó de «chismes y comentarios», asegurando que «no los vamos a escuchar», aclarando que «tenemos la voluntad de recibir a todos los compañeros».
SOSPECHAS
FUNDAMENTADAS
Más allá del intento de bajada de línea por parte de uno de los interventores, quizás la única con llegada directa a Cristina, lo cierto es que los afiliados del justicialismo correntino tienen más que razones para plantarse en la defensa del territorio.
Es que si dicen que se asegurará que un peronista sea el candidato principal, no se entiende por qué modificaron la carta orgánica en el inciso en el que se plasmó que puede ser un afiliado a otro partido el que corra con los colores de la boleta 2, cuya participación está -a esta altura- en duda en medio de esta pelea al borde del precipicio.
Otro punto apunta a qué tendrían que ver los interventores con decisiones que, se supone, deben ser producto del armado de listas en las que no tendrían que mostrar interés manifiesto sobre alguna de ellas, más allá de que los mismos no ocultan sus preferencias hacia un sector y el hecho que lo llevó a decir al coequiper que «el correntino es haragán y débil y si no lo conducen no va a ningún lado» (expresiones vertidas por Rodríguez en una reunión en Mercedes). Todo ello para justificar la necesidad de que sea el ex concejal bonaerense el llamado a tomar decisiones.
Una confusión total de roles y de conceptos en cuanto al desempeño de la Intervención como tal, pero que se compadece con el accionar errático de un hombre al que no le cae la ficha de que carece de pergaminos, trayectoria y prestigio como para estar en la función en la que ya han fracasado varios con mayor millaje.
Por eso, este ensayo de discurso orgánico de Teresa García obedecería a una bajada de línea de Buenos Aires y sería visto como un intento de querer despegar a Cristina de todo el descalabro que se vive y que se ve venir, en una elección que estará en la vidriera nacional.
Es que, como lo anticipó EL LIBERTADOR, Cristina Kirchner no está contenta con la exposición a la que se la somete en Corrientes por los emisarios bonaerenses, más cuanto lo que se haga o se deje de hacer repercutirá en el balance de su gestión en el PJ Nacional, en el que, hasta ahora, no realizó actos concretos de conducción política y donde el tema Corrientes ha pasado a ser, quizás, el más relevante junto a la realidad del PJ bonaerense.
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