Los productores enrolados en la Coninagro, por otro lado, advirtieron que ante la crisis climática, desarrollar tecnología será crucial.
En base al indicador Ag Barometer, que se elabora desde 2018 sobre un cuestionario de cinco preguntas, e indaga sobre las Condiciones Presentes y las Expectativas futuras, resultando 100 un valor de indiferencia, por encima de dicho valor marca un sentimiento optimista y por debajo un sentimiento pesimista, la serie muestra que en julio de 2019 llegó a un máximo de 137, de acuerdo a los datos aportados por el doctor Carlos Steiger, profesor titular y director del Departamento de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral y director académico, MBA en Agronegocios y Alimentos por la misma casa de estudios.
Cabe destacar que, desde su primera medición en octubre 2018, sólo en una oportunidad, el indicador de confianza estuvo por encima del valor de referencia.
A partir del índice alcanzado aquel año, «la confianza de los productores locales se ha visto afectada por el resultado de las Paso en agosto de 2019, por la amenaza de estatización de Vicentín, por la intervención en el mercado de las carnes con prohibiciones y cupos a las exportaciones y aumento de las retenciones en julio de 2021», detalló el catedrático.
«También impactaron a partir de mayo de 2023 las condiciones macroeconómicas desfavorables: atraso cambiario, persistencia de las retenciones, el cambio en las reglas de juego a partir de las distintas versiones de Dólar Soja y la dramática sequía durante la primera mitad de 2023», aseguró el especialista en Agronegocios.
Al indagar sobre las expectativas futuras, una pregunta que se realiza cada 12 meses, se observa que «persiste entre los productores la preocupación por el desastre climático de la campaña 22/23 luego vienen las incertidumbres políticas y macroeconómicas que marcan la falta de un contexto predecible», concluyó Steiger.
En paralelo, el estudio observa que las nuevas tecnologías digitales y las herramientas inteligentes se están volviendo imprescindibles para los sistemas agroalimentarios a partir del desafío de dar respuesta a una demanda creciente de alimentos por parte de la población y la preocupación por el cambio climático que está acelerando las demandas de sostenibilidad sobre la industria.
La conjunción de ambas ha dado paso al término «AgTech», que refiere al uso de nuevas tecnologías en la industria global de alimentos, asegura en otro apartado del libro la doctora en Economía de la Universidad de San Andrés, Ana Inés Navarro, quien también se desempeña como directora del departamento de Economía de la Universidad Austral, sede Rosario y directora de la Maestría en Economía Aplicada de la Universidad Austral, en otro de los capítulos de «El Campo y la Política».
Navarro asegura que «siendo Argentina uno de los grandes exportadores netos de alimentos del mundo, es necesario transformar toda su cadena agroalimentaria en una sostenible, con el objetivo de aumentar su eficiencia y reducir sus costos, mejorando la competitividad, la rentabilidad y la creación de empleo en la región».
El ecosistema AgTech en Argentina se encuentra en sus etapas iniciales, no obstante lo cual tiene un perfil caracterizado por una base amplia de innovación general, y un creciente foco en áreas de agricultura extensiva y ganadería, describe Navarro.
En este contexto, la economista asegura que las cooperativas agrícolas son «esenciales» a la hora de lograr un futuro sostenible, es por ello que los objetivos que Coninagro promueve se alinean de manera natural con los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en la Agenda 2030. No obstante, las Startups AgTech Sostenibles en Argentina y América Latina enfrentan «limitantes que les impiden de momento convertirse en compañías pujantes del sector», asegura Navarro.
«La falta de certificaciones que los acrediten como tales hace que fondearse se torne prácticamente imposible y la fragmentación del mercado y la poca conectividad digital constituye otro de los desafíos más importantes que enfrentan los emprendedores para escalar sus proyectos», describió la experta. La doctora en Economía propone, además, capacitar a los productores en prácticas de sostenibilidad a través de organizaciones de productores e instituciones agrícolas gubernamentales.
De manera complementaria, Navarro sugiere proporcionar beneficios fiscales a los productores que adopten prácticas sostenibles, facilitar el flujo de inversiones verdes hacia el sector AgTech Sustentable, mejorar la conectividad de los pequeños productores rurales y reducir los obstáculos burocráticos para que las Startups accedan a los mercados nacionales e internacionales.
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