Los últimos temporales que afectaron a distintos puntos de la Provincia, incluyendo al tornado que devastó a Bella Vista, fueron causados por la transición violenta entre los fenómenos de La Niña y El Niño. Se estima que los fenómenos meteorológicos de gran magnitud mermarán hasta el final del verano, para luego reactivarse con fuerza.
En las últimas semanas, ocurrieron a lo largo y a lo ancho de la provincia varias tormentas de magnitud caracterizadas por gran caída de lluvia en pocos minutos, actividad eléctrica y fuertes ráfagas de viento, lo que provocó anegamientos y destrozos de distinta magnitud.
El hecho más llamativo en este escenario sucedió durante la madrugada del 29 de diciembre en Bella Vista, cuando vientos huracanados y un tornado destrozaron la ciudad y la zona rural, provocando daños graves en más de 300 casas, heridos, la pérdida total de la producción hortícola de la zona y la interrupción del suministro de luz y agua, situación que algunas áreas periféricas aún no está totalmente saldada.
Sobre la causa de estos temporales, el prestigioso agroclimatólogo, Eduardo Sierra comentó a EL LIBERTADOR que se debe a que «El Niño estuvo deprimido mucho tiempo, porque no llegaba por la influencia residual de La Niña y sobre todo por los vientos polares». Y agregó: «Llegó un momento en que se juntó bastante energía para la explosión y explotó todo y ese tipo de fenómenos que tienen que romper una etapa que todavía La Niña le pone a la atmósfera, son siempre violentos; como todo lo que tiene que forzar una resistencia».
Luego, mencionó que «hace mucho tiempo que no pasaba que el cambio de fase, pasar de La Niña a El Niño, fuera violento, pero en este caso tiene sentido porque tuvimos tres años seguidos de La Niña».
Sobre las perspectivas de que continúen las tormentas, Sierra dijo que «ahora se está tranquilizando» y que «poco a poco va a haber cada vez menos, hasta que se regularice este tipo de fenómenos locales violentos», aunque advirtió: «Con este tipo de funcionamiento, en el que El Niño realmente ahora está en el poder, es muy probable que para la época de la crecida, abril, mayo y junio, tengan una fuerte crecida (en Corrientes)».
Ampliando lo anterior, el especialista detalló: «El Niño se tranquiliza hacia enero, febrero y marzo, pero hacia abril y mayo se vuelve a intranquilizar con esas lluvias otoñales que son tan típicas del fenómeno. Enero será un mes lluvioso, pero no se ven focos de tormenta; febrero y marzo, pueden ser medio secos; en abril, viene la lluvia y en mayo es donde veo el mayor foco de lluvia, que sigue en junio ya en disminución».
Al ser consultado sobre la probabilidad de que ocurra otro tornado como el que sucedió en Bella Vista, el agroclimatólogo señaló: «En Corrientes es rarísimo un tornado. Vientos huracanados pueden ocurrir».
Finalmente, destacó que no se esperan en las próximas semanas temperaturas sofocantes, gracias a las últimas precipitaciones. «Ahora, hay agua en los suelos en tanto haya lluvias. Puede venir otra ola de calor hacia febrero o marzo, porque ahí puede llover un poco menos y a medida que llueva menos vamos a tener calor, pero no se ven canículas (periodos de calor extremo)», concluyó.
.