En un innovador proyecto final de carrera en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), se propuso el uso de la especie local de bambú Guadua chacoensis para la construcción de viviendas rurales. Este trabajo, liderado por la arquitecta Mónica Luisina Sosa, destacó la versatilidad del material y su potencial para mejorar las condiciones habitacionales en comunidades ribereñas.
Nativa del Norte de Argentina (Chaco, Corrientes y Misiones), Brasil, Sudeste de Bolivia y Sur de Paraguay, la Guadua chacoensis es una especie de bambú que se erige como una alternativa sustentable en el ámbito constructivo. Con cañas huecas de 8 a 15 centímetros de diámetro y una altura de 10 a 20 metros, esta especie se encuentra en las riberas y bosques en galerías a lo largo de los ríos Paraná e Iguazú. Se la conoce en la zona como tacuara o tacuaruzú.
PROTOTIPO
El trabajo se materializó en un prototipo de vivienda diseñado con este bambú, aplicado a la comunidad de la Isla Tacuaní en la vecina provincia del Chaco y que bien podría replicarse en Corrientes. Este diseño modular de 3 por 3 metros, dividido en módulos de servicios (cocina y baño), dormitorio y usos múltiples, demostró la adaptabilidad del material a diversas necesidades familiares.
Para el piso se planteó un entablonado con madera, revestido con latillas o listones hechos con el bambú local. En el módulo de servicios se utilizó un material impermeable.
Además, se propuso un doble techo para generar una cámara de aire para contrarrestar el calor. El revestimiento exterior con esterillas de bambú y revoque de cemento para minimizar el mantenimiento.
ENSAMBLES
Y ENSAYOS
Los ensayos realizados, incluyeron compresión, flexión e higrotérmico, los que confirmaron la viabilidad y resistencia de la Guadua chacoensis como material constructivo. La autora del proyecto destacó que «construir con Guadua chacoensis es como construir con madera, pero con niveles de resistencia superiores». Además, subrayó su potencial para activar la producción local y contribuir a la economía regional.
SUSTENTABILIDAD
Para Sosa, la relevancia del proyecto va más allá de la construcción de viviendas, ya que la Guadua chacoensis absorbe significativamente más dióxido de carbono (CO2) que otras especies. Su tiempo de madurez para ser talada es corto, al tiempo que su regeneración natural la hace altamente sostenible. Sostuvo que la planta tarda 5 años en poder talarse a diferencia de otras especies, como el pino que tarda 15 años, el algarrobo que tarda entre 25 a 30 años en cortarse o el quebracho colorado que tarda entre 40 años y más de 50 años.
A ello se le suma que los tallos de bambú alcanzan la madurez a los 2 o 5 años frente a los 10 o 20 años de la mayoría de las maderas blandas (por ejemplo, pino).
La autora del estudio, por otra parte hizo hincapié en la necesidad de una normativa que garantice su uso sustentable y evite la tala indiscriminada.
PERSPECTIVAS
Sosa mencionó que el trabajo busca sentar las bases para promover el uso de la Guadua chacoensis en un contexto de aprovechamiento sustentable.
Consideró que la aplicación de bambú como elemento constructivo complementario debe ir de la mano de una normativa que asegure su uso sustentable y evite una tala indiscriminada.
«Esperemos que el proyecto pueda plasmarse en una construcción real con aplicación de Guadua chacoensis, lo cual servirá como experiencia demostrativa de la gran utilidad de esta especie», concluyó la arquitecta Sosa.
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