En la semana que pasó, se conoció que en recientes gestiones entre la Argentina y Brasil, se acordó convocar en breve a la Comisión Técnica Mixta a cargo del proyecto hidroeléctrico binacional de Garabí, en el tramo compartido del río Uruguay.
El tema se abordó en Brasilia entre el ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, Carlos França, y su flamante par de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Argentina, Santiago Cafiero, acompañados de ministros de Estado y autoridades de ambos gobiernos, donde se reunieron para conversar sobre las agendas bilateral y regional y acordaron convocar, a la mayor brevedad posible, una reunión de la Comisión Técnica Mixta a cargo del proyecto de la represa de Garabí.
Las inversiones para la construcción llegarían a los u$s 5.100 millones y se instalarían 15 turbinas Kaplan, que podrían ser diseñadas en ambos países.
PRO Y CONTRA
El emprendimiento es más que necesario para dar respuesta a la demanda de energía renovable que aporte al cuidado del medioambiente al abandonar el uso de combustibles fósiles, porque la combustión de este tipo de combustibles genera emisiones de gases tales como dióxido de carbono, monóxido de carbono y otros que contribuyeron y aún contribuyen a generar y potenciar el efecto invernadero, la lluvia ácida, la contaminación del aire, suelo y agua.
Sin embargo, una obra de esa característica también tiene efectos colaterales no deseados, según denuncian diversas voces.
PROCESO JUDICIAL
En ese sentido, pesa sobre la iniciativa un proceso judicial en el país vecino que frena su realización.
En la noticia que se conoció el martes pasado en el portal informativo Momarandú, de la ciudad de Corrientes, se indica que el Cuarto Panel del Tribunal Regional Federal de la IV Región (TRF4) de Brasil rechazó a finales de abril de este año, por unanimidad, la solicitud de recurso presentada por la Unión, por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) y por Eletrobrás contra la sentencia que impidió la realización de estudios de impacto ambiental para la construcción del Complejo Hidroeléctrico Binacional Garabí-Panambí.
El proyecto actual, que data de la década de 1980, contempla la construcción de dos represas, Garabí, ubicada en la localidad correntina de Garruchos y la Panambi, entre las localidades de Alecrim, Brasil y Panambi, Argentina.
En los últimos 10 años, el proyecto se retomó, enfrentándose a la resistencia de la movilización de los afectados por las represas y otros movimientos aliados. Así, en el año 2015, el 1° Juzgado Federal de Santa Rosa, en Río Grande do Sul, dictó una orden judicial, suspendiendo la continuidad de estudios.
Se denuncia que la construcción de las represas llegaría al Parque Estatal Turvo, destruyendo áreas prioritarias de conservación de la biosfera de la mata atlántica, junto con especies en peligro de extinción.
UNA IDEA DE CUATRO DÉCADAS
Cabe recordar que el nuevo estudio de factibilidad sobre la construcción del complejo de represas hidroeléctricas binacionales Garabí y Panambí, frente a las provincias argentinas de Corrientes y Misiones y al estado brasileño de Río Grande Do Sul, tiene como objetivo destrabar un proyecto que data de 1972.
Por su fuerte impacto ambiental, el proyecto original de 4.710 Mw de potencia instalada fue modificado a otro de 2.200 Mw o 11.445 Gwh por año, con 96.967 hectáreas de embalse, que fue interrumpido en 2015.
Juez brasileño que frenó el avance: «La conciliación entre protección
ambiental y desenvolvimiento económico raramente es tarea sencilla»
En Brasil, la Justicia Federal de Santa Rosa, en Río Grande do Sul, prohibió el martes 27 de enero de 2015, a través de una decisión preliminar, la entrega de licencia previa y suspendió el proceso de habilitación ambiental para el complejo hidroeléctrico Garabí- Panambi por presunción de daños al Parque Estadual do Turvo, que se ubica frente a los Saltos del Moconá, en la Argentina.
El Ministerio Público Federal presentó una cautelar contra el Instituto Brasilero de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) y las Centrales Eléctricas Brasileras (Eletrobrás) alegando que la construcción de la hidroeléctrica, en los proyectos establecidos, anegará cerca de 60 hectáreas de la unidad de conservación y de protección integral.
Destacó además que ese Parque es patrimonio cultural y ambiental y considerado zona núcleo de la Reserva de la Biósfera del Bosque Atlántico, informó ese día el diario digital de la provincia argentina de Misiones, Misionesonline.
El juez Rafael Lago Salapata, puntualizó que el tema discutido es «tormentoso», principalmente en el escenario de posible crisis energética en Brasil y que «la conciliación entre protección ambiental y desenvolvimiento económico raramente es tarea sencilla». Según el magistrado, de acuerdo a los documentos presentados durante la elaboración del inventario hidroeléctrico en la región, fueron estudiadas cinco posibilidades de aprovechamiento energético, «siento que la alternativa considerada más ventajosa fue, justamente, la que envuelve la mayor cota de anegamiento del reservorio natural, con la Unidad Hidroeléctrica Panambí (en cota 130 metros), lo que obliga a la relocalización de cuatro núcleos urbanos: Garruchos, en la Argentina y Garruchos, en Brasil; Alba Posse, Argentina y Porto Mauá, Brasil».
Fuentes oficiales de entonces del lado argentino consideraron «desacertado» el fallo judicial en el país hermano, ya que paralizaría el avance de los estudios de impacto, sin los cuáles «no se puede precisar» la zona anegada ni los municipios afectados. «Sin los estudios, todo lo que se diga es falso. Esto complica el avance de los estudios. Pero se va a apelar para poder continuar», explicó uno de los ejecutivos de la Consultora que se encargaba de realizar el censo ambiental.
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