En una intervención liderada por la fiscalía federal de Paraná, se llevó a cabo el rescate de una pareja correntina que estaba siendo explotada laboralmente en un establecimiento agropecuario en Entre Ríos. La acción se desencadenó tras recibir una alerta en la línea de denuncias del 145, indicando posibles casos de trata laboral en un campo en la zona rural de Cerrito.
Las personas rescatadas, de más de 75 años y provenientes de Corrientes, llegaron a Cerrito hace cuatro décadas para realizar tareas de hacheros. Su única fuente de ingresos era la venta de leña, ya que la madera extraída del monte quedaba en manos del dueño del campo.
A pesar de contar con hijos en la misma localidad, no recibieron ayuda para salir de estas condiciones precarias, una situación que la Justicia buscará esclarecer.
La inspección contó con la participación de autoridades judiciales, la División Trata de Personas de la Policía de Entre Ríos, Uatre (Entre Ríos), Renatre, Afip y el Consejo Provincial contra la Trata de Personas.
Edgardo Maier, referente de Uatre Entre Ríos, subrayó la importancia de hacer cumplir los derechos de los trabajadores rurales, mencionando que la inspección fue ordenada por la justicia federal en un establecimiento de explotación agrícola en el norte del Departamento Paraná.
Los trabajadores, encontrados en condiciones de vida deplorables, habitaban una vivienda precaria con piso de tierra y construida mayormente con plásticos de silo bolsa. No tenían acceso a agua potable ni baño, a pesar de décadas de trabajo en el lugar. Además, se constató que no estaban registrados ni contaban con aportes ni cobertura social.
El responsable del emprendimiento productivo enfrentará cargos por violación a la normativa laboral, mientras que la Fiscalía Federal de Paraná investigará las posibles infracciones a la Ley Nacional Nº 26.364.
Las autoridades señalaron que la vivienda, propiedad del dueño del campo, carecía de condiciones básicas: techo de chapa y paja, sin vidrios en las ventanas, sin electricidad ni agua potable. Para obtener agua, caminaban dos kilómetros hasta un molino, ayudados por un caballo.
Fuente: 7 páginas