El tres veces gobernador, Ricardo Colombi participó en las últimas horas de las actividades por un nuevo aniversario del club Huracán de Corrientes. Su presencia no fue un detalle menor en medio de la controversia judicializada que inició él mismo semanas atrás, luego de conocerse la reconfiguración orgánica de la Unión Cívica Radical para apuntar hacia las elecciones internas.
El mercedeño aceptó la invitación de los directivos del «azulgrana», desde siempre enemistados con Gustavo Valdés.
En principio, en 2019, se habló de la idea del mandatario provincial de aprovechar las instalaciones de la entidad deportiva para ensayar una especie de «Cenard correntino» (algo que se hizo realidad a la vera de la ruta 12, cerca del aeropuerto), lo que habría derivado en un rotundo rechazo de la cúpula de la institución que, no dudó en mostrar los dientes. La negativa de directivos y socios se hizo evidente. A tal punto de recurrir a manifestaciones sutiles, con banderas y pancartas en distintos partidos de diferentes disciplinas en las que se señalaba: «El club no está a la venta y es de los socios».
Desde entonces, el club de la avenida Sarmiento de la Capital se convirtió en un reducto kirchnerista. Sí. Ni más, ni menos. Sirvió de escenario para distintas actividades que se desarrollaron en los últimos años, coronando la tesitura como lugar para el cierre de campaña de Unión por la Patria en 2023.
Con este antecedente fresco en la memoria de la política vernácula, para muchos no fue un hecho azaroso que Ricardo se presentara como partenaire de los festejantes «azulgranas», posando para la foto que sirvió de mensaje subrepticio (o no tanto) para un sector mayoritario del radicalismo orgánico que le hizo sentir las jinetas en la última Convención.
Se debe tener presente que Colombi impulsó un recurso judicial impugnando la resolución del órgano partidario que, en principio, fue rechazado por el juez Federal Electoral, Juan Carlos Vallejos. Sin embargo, la semana pasada, sí se atendió la apelación relacionada con lo actuado sobre el presidente y el tesorero del Comité Central, el manejo de los fondos dinerarios y de otros documentos. De esta manera, lo que sigue será la Cámara Nacional Electoral, en Buenos Aires, para que pase a otra instancia.