Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
En Santo Tomé el nombre de Romeo Maciel no pasa desapercibido. Así se llamó un muy querido deportista nacido allí y es tanta su importancia y el reconocimiento que le dieron, que el complejo polideportivo municipal fue bautizado en su honor. Y no es para menos, ya que este correntino fue quien le dio al país el primer título mundial en natación. De las aguas del río Uruguay hasta los mares europeos, un pequeño homenaje a sus grandes hazañas deportivas.
«En casa he oído decir que una tarde, cuando cumplí los cinco años, dejé de mamar y me tiré al río…». Así comenzaba su historia el nadador santotomeño para la revista Caras y Caretas de abril de 1922, a pocos días de haberse convertido en un campeón universal. Para ese entonces, la fotografía del correntino recorrió el país y se lo conoció, entre muchos apodos como «El yacaré correntino».
La profesora local Yolanda Aguilera escribió una biografía de este deportista para el 11º Congreso de Historia de la Provincia de Corrientes. Bajo el título Vida y proezas del nadador santotomeño Romeo Maciel, contó, por ejemplo, que el célebre deportista nació allí el 6 de septiembre de 1895. Y sobre su infancia, tal cual afirmaba el nadador años después, la historiadora destacó que posiblemente el hecho de que su casa estuviera a pocas cuadras del río Uruguay, fue determinante para despertar y alentar su pasión por el agua.
El trabajo de Aguilera, recopila varias anécdotas de Maciel con el río ya desde muy temprana edad. Principalmente, las que lo llevaron a tener problemas con sus padres y las autoridades por su incontenible deseo de nadar en las aguas que por ese entonces eran consideradas muy peligrosas. Todo esto, sin embargo, además de poner a prueba su resistencia, lo llevaron a continuar esmerándose en mejorar su estilo y cuando llegaron las grandes competencias todos vieron los resultados.
Respecto a esto, en la publicación de Caras y Caretas de 1922, mencionaron que su primer gran triunfo fue cuando unió a nado Santo Tomé con São Borja (Brasil), en 1919. En esa oportunidad, cubrió una distancia media de 15 kilómetros entre una orilla y la otra, en una hora y 52 minutos. Luego, en mayo de 1921, nadó desde Pacú Cuá (Paraguay) hasta Posadas en una hora y 15 minutos. «¿Cómo no iba de alcanzar entonces, con tan lúcidos antecedentes, el título de campeón mundial de natación en distancia y permanencia en el agua?», completaba la nota del reconocido semanario.
PRUEBAS
Entre 1919 y 1920, Maciel llegó a Buenos Aires tras recibir el traslado en su cargo como trabajador del Correo. Instalado en la capital nacional no perdió tiempo y se fijó en un solo objetivo, ser reconocido por el deporte que tanto le gustaba. Así, mientras trabajaba y estudiaba, comenzó a buscar competencias en las que participar, pero muchos se negaron a que lo hiciera por su condición de hombre del interior y por su técnica que no era reconocida por los que se hacían llamar expertos.
Maciel supo que no iba a ser fácil y así logró su primera gran victoria cuando rompió la marca del teniente Luis Garramendy quien unió Tigre con Puerto Nuevo en 11 horas y 40 minutos. Como la Federación de Natación no reconocía su estilo, se negaron a supervisar su prueba. Pese a esto, Maciel y un amigo lograron que dos periodistas documentaran el hecho y así quedó registro de cómo rompió su primer récord.
El 14 de marzo de 1921, el correntino hizo el mismo recorrido que el militar, pero estuvo más tiempo en el agua: 12 horas y ocho minutos.
Pese a que hubo registro, la misma Federación que se había negado a supervisar su raid, no reconoció su proeza porque no había un verificador oficial. Maciel no lo supo entonces, pero acababa de romper el récord sudamericano aunque la entidad deportiva a cargo no se lo reconoció.
LA GRAN PROEZA
De todas formas, la actitud del organismo oficial no lo desanimó, porque su objetivo había sido cumplido: en los diarios y hasta en su pueblo natal, se supo que el correntino batió un récord internacional.
Esa primera prueba lo convenció de buscar el título mayor y eso llegó un año después con el hito que marcó la historia de la natación en el país.
Maciel sabía que en febrero de 1920, Enrique Tiraboschi había nadado 24 horas y un minuto atravesando el Río de La Plata. Desde entonces fue el nadador con más resistencia del país. Por eso, el correntino se propuso superarlo y para sorpresa de muchos y enojo de algunos, lo logró entre el 11 y el 12 de marzo de 1922, cuando unió Colonia (República Oriental del Uruguay) con Punta Lara (Argentina) en un tiempo de más de 24 horas.
El diario El Telégrafo publicó: «El Control Oficial de la Federación Argentina anuncia que Maciel ha cumplido 24 horas, 33 minutos y 40 segundos de permanencia en el agua y ha recorrido 50 kilómetros de distancia, quedando de hecho y derecho convertido en campeón mundial de ambas cosas». Un triunfo celebrado en todo un país que reconoció en él a un fiel exponente guaraní.
SIN CUMPLIR
Desde entonces, Maciel pasó a ser una celebridad. Medios de todo el país le dedicaron espacio en sus páginas y lo llamaron de las más diversas formas. Aguilera, en su biografía destacaba un par de apodos que le pusieron al nadador: «El gran yacaré», «Nieto de Anfibios», «El hombre Pez», «Fibra de Roble», «Bravo Correntino» o «Song in guarani».
Pero, fiel a su naturaleza, no tardó mucho en buscar otro objetivo mayor. Y lo encontró al otro lado del mundo, en el Canal de la Mancha. Este es un desafío muy conocido por los aficionados al deporte ya que, más que por su distancia, lo que lo hace extremadamente difícil son las fuertes corrientes y la temperatura del agua que puede llegar a ocho grados bajo cero en verano.
El correntino, que amaba los desafíos, no tardó en enfocarse en cruzar el mar europeo y, a diferencia de sus primeras competencias, en este caso sí recibió mucho apoyo de empresas y distintos organismos.
Así llegó a Dover, una ciudad inglesa a orillas del canal un año después. Era uno de los grandes favoritos y pese a su rigurosa preparación, un hecho que nunca se aclaró, impidió que cumpla su sueño y marcó el fin de su carrera.
El 13 de agosto de 1923, inició la travesía junto a otros 47 nadadores de todo el mundo. Sin embargo, Maciel no pudo terminar la travesía. Cuando llevaba tres cuartas partes del recorrido, comenzó a sentirse mal y debieron retirarlo por fuertes dolores y vómitos que lo llevaron de urgencia al hospital. Le diagnosticaron una intoxicación, pero siempre quedó la duda de que fue un atentado para no dejarlo ganar.
Nunca se recuperó del todo. Estuvo dos meses internado en Inglaterra y luego, cuando llegó a Argentina debieron operarlo del estómago. Le prohibieron esfuerzos grandes y tuvo que dejar las competencias.
Maciel siguió trabajando, siempre cerca del agua, fue un reconocido preparador de campeones hasta que volvió a Santo Tomé donde vivió rodeado del cariño y afecto de su gente, hasta su muerte, el 28 de enero de 1975.
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