Se le dio nomás. Luchó, perdió, volvió a luchar y así. Hasta que un día se le dio. Lionel Andrés Messi consiguió su tan anhelado sueño, la copa que tantas veces le dio la espalda y que hoy estuvo entre sus manos: Messi ganó el mundial con su selección, con nuestra selección nacional.
Muchos fantasmas del pasado se vinieron a la cabeza de millones de argentinos en cada rincón del mundo, que ya podían ver cómo Francia se agigantaba en los últimos minutos de los 90 reglamentarios. En el suplementario, y luego del gol del astro del fútbol mundial, aunque el siempre letal Kylian Mbappé lo volvió a empatar.
Y fuimos nomás. A penales otra vez, como contra Países Bajos, partido en que los argentinos le rezaron a Emiliano Dibu Martínez, plegarias que hoy se renovaron ya pasadas las 14. Y así fue, el arquero argentino se lució bajo los tres palos: atajó un penal e influyó en los franceses para que erraran otro. Todo quedó, entonces, en los pies de Gonzalo Montiel, que definió con jerarquía.
Se terminarán, ahora, las discusiones. Lionel Andrés Messi es el mejor jugador del mundo, y lo es hace casi dos décadas, aunque para algunos críticos le faltaba el título más importante con su selección. Hoy, con fútbol y muchísimos huevos, el capitán de la Scaloneta puso punto final a las críticas y ya no hay dudas en que es el mejor de todos los tiempos.