Por María José Alcaráz Meza
El Libertador
La iniciativa de un grupo de santotomeños hizo posible que un basural a cielo abierto ubicado en la zona Sur de la ciudad se transformara en una reserva natural con miradores y senderos, más de 200 especies de aves y una población de monos carayá.
Ricardo Palacios es guía y encargado de la Reserva Municipal Taji Poty, un nombre en guaraní que traducido significa «lapacho en flor», y que está reglamentada como área protegida desde 2011.
En una entrevista con EL LIBERTADOR, explicó que el proyecto se enfoca en la educación ambiental en articulación con instituciones educativas de la zona. Se estima que 25 mil estudiantes ya exploraron sus senderos, según datos municipales.
Además, cientos de turistas que pasan por Santo Tomé para recorrer el Corredor Jesuítico Guaraní o de camino a las Cataratas del Iguazú en Misiones, hacen parada en la reserva para acercarse al balcón sobre el río Uruguay.
ECOTURISMO
La biodiversidad es muy amplia dentro de las 189 hectáreas que comprende el predio, razón que lo posiciona como un destino ideal para observadores de aves y aficionados a la fotografía de naturaleza. El paisaje queda enmarcado entre pastizales, arroyos y selva ribereña. Uno de sus senderos lleva a una cascada, y la otra, al mirador. Una alta estructura de cinco metros con vista al río Uruguay, muy concurrido por las familias para sacarse fotografías.
Es posible recorrer los senderos con la guía de Ricardo o contratar el servicio de cabalgatas de un emprendimiento local, en una articulación que busca ampliar la oferta turística.
«Hace poco, una de las cámaras trampa, registró un ocelote que es un felino nativo de mediano porte», contó, como un detalle de este rincón natural de Santo Tomé que sorprende a sus visitantes.
EL PELIGRO DEL FUEGO
El esfuerzo por rescatar este espacio de naturaleza en la ciudad también se vio amenazado por incendios del verano pasado. «Pudimos salvar la gran mayoría de pastizales, pero lo más importante y difícil de apagar es dentro del monte en galería. Con más de 30 personas, el escuadrón de bomberos y empleados municipales, lo pudimos controlar», contó.
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