Con presentes diferentes, Taraguy recibía a Aguará en busca de un triunfo que lo devuelva a la conversación de un torneo que siempre lo tiene como protagonista. El «zorro» formoseño no se la hizo fácil. Ambos ofrecieron un partido cerrado, con pocas emociones y muchos errores. Pero cuando pudo quebrar el local la defensa visitante, pudo alcanzar el ingoal.
Aguará abrió el marcador con un penal de Juan Francisco Micieli, Gerónimo Albornoz logró la igualdad también con un envío a distancia. Las acciones se plantaron en el centro del campo, sin ideas claras, mucha defensa cuando cada ingoal estuvo en jaque. A los 32, la temperatura del partido llevó a ver amarillas a Pintos (Aguará) y a Giménez (Taraguay). Un minuto después Matías Chiama dejaba con otro hombre menos a los locales. Y sobre el final del primer tiempo, Néstor Iza encontraba espacios para llegar al try e irse al descanso 8 a 3 arriba la visita.
Para el complemento, Taraguy salió a ofrecer batallar, capitalizar la pelota, mejorar la poseción y los primeros minutos los tuvo presionando hasta encontrar espacios. Por el centro de la cancha Agustín De la Vega quebró y habilitó a Valentino Fey, que fue frenado con lo justo sobre los palos, pero la recuperó Albornoz y de palomita la apoyó y su patada luego le daba la ventaja a Taraguy por 13 a 8.
Taraguy cobró protagonismo, se adueñó de la pelota, metió presión, a los 12 consiguió un penal y Albornoz no falló. Todo parecía de los locales, porque por el centro y por las puntas buscaba más diferencias. Primero a los 30 fueron los tres cuartos, que lograron diferencias y llegó al try Juan Ignacio Fernández, para ampliar 18 a 8 la diferencia.
Aguará no se durmió, decidió recuperar la pelota y con un scrum en 22 yardas jugó por el ciego e Iza alcanzó su segundo try. Dramatismo para el cierre del partido porque Aguará se ponía 18 a 15 a minutos del final. Pero para no repetir lo que sucedió días atras, Taraguy salió desde el fondo con amor propio y jugando de manos, con velocidad y espacios, de la Vega llegó a la conquita, tras el quiebre de Santiago Meabe, que le daban forma al triunfo de los «cuervos».
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