El incesante trabajo de las fuerzas nacionales deja como resultados, casi a menudo, el decomiso de miles de kilogramos de drogas, además de dar batalla, también, al tráfico de neumáticos. Sin embargo, otro de los delitos que preocupa, y ocupa, a los federales es el traslado ilegal de divisas.
La semana pasada, agentes de la Gendarmería detuvieron el paso de un colectivo de larga distancia y en el interior encontraron 14.500 dólares que uno de los pasajeros llevaba entre sus pertenencias.
Al consultarle al implicado acerca de la documentación legal que respalde la tenencia y manipulación del dinero, en moneda extranjera, el sujeto no pudo argumentar fehacientemente el origen o procedencia, por lo que el efectivo fue secuestrado y el involucrado quedó supeditado a la causa.
Por otra parte, hace poco menos de dos meses, en Monte Caseros interceptaron un ómnibus de bandera brasileña que viajaba con destino a Buenos Aires, con 19 mil dólares y alhajas fabricadas en oro y plata.
No se tratan de hechos aislados, ya que en el último tiempo los uniformados consiguieron desbaratar multitudinarias maniobras de tráfico de dinero, en moneda nacional y extranjera, con involucrados que utilizaban distintas modalidades a fin de evadir los controles y finalmente concretar las operaciones ilícitas.
Distintas modalidades,
un mismo fin: ocultar el efectivo
Los diferentes operativos montados, mayormente en carreteras nacionales, por parte de los agentes tanto de Prefectura como de Gendarmería, revelan las distintas modalidades que emplean los involucrados. Es así que, algunos delincuentes optan por viajar en colectivo, con el dinero escondido y hasta en ocasiones adosados a su cuerpo. Otros, por su parte, acondicionan sus propios vehículos y viajan con la carga escondida en sectores de la puerta y dentro del habitáculo. El fin, sin embargo, es el mismo en todos los casos: ocultar el efectivo, esquivar los controles y llegar a destino con la plata.
Inspección vehicular,
clave en el hallazgo de la carga
Aun cuando los implicados viajan a bordo de micros de larga distancia, la inspección vehicular es clave a la hora de constatar el accionar delictivo.
Desde pasajeros que intentan pasar desapercibidos y conductores que pretenden evitar los controles, cada vez son más las ingeniosas maniobras para esquivar a los uniformados y concretar el ilícito.
Los agentes, por su parte, controlan con minuciosidad cada una de las unidades que frenan para la inspección y evalúan, además, las actitudes de los implicados, cuyo estado les permite conocer quiénes podrían ser sospechosos.
Este tipo de operativos se replica en todas las rutas nacionales, a fin de dar lucha a ilícitos como el tráfico de drogas y divisas.
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