Una familia de Santa Lucía solicitó al presidente, Alberto Fernández, que apadrine a la menor de las siete hijas mujeres.
Claudia Aranda y Jorge Sisi, una pareja de la localidad correntina de Santa Lucia, recibió recientemente a Martina, su séptima hija mujer y como se acostumbra sería la ahijada del mandatario nacional, lo que además está establecido por ley.
En tal sentido la ley 20.843 de padrinazgo presidencial, garantiza una beca de estudios al séptimo hijo o hija del mismo sexo, sin límite de edad.
Asimismo por Decreto Nº 848, del año 1973, se otorga al séptimo hijo o hija una medalla de oro recordatoria, cuyas características son establecidas por la Dirección General de Ceremonial y Audiencias de la Presidencia de la Nación.
El origen de la costumbre
El origen de esta ley se remonta a la antigua Rusia, donde estaba fuertemente arraigada la creencia de que el séptimo hijo varón de una pareja era un hombre lobo y la séptima hija mujer una bruja. Por ese motivo, en la época de los zares se le otorgaba el padrinazgo imperial a los séptimos hijos del mismo sexo entendiendo que eso les daría protección y evitaba que los niños sean abandonados.
Con el tiempo, las familias rusas que llegaron a la Argentina trajeron consigo sus costumbres y creencias.
En el país, en el año 1907, el entonces el presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta, accedió al primer pedido de padrinazgo solicitado por un residente en el país, de nacionalidad rusa. Desde entonces todos los mandatarios accedieron a otorgar su padrinazgo hasta convertirse este acto en costumbre tradicional y por último en normativa nacional.
Fuente y foto: Juan Cruz Velázquez