La Unión Cívica Radical (UCR) llevó a cabo elecciones partidarias ayer, viernes 15, y definió que el nuevo líder será el senador nacional Martín Lousteau, quien sucederá al ex gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.
La puja para encabezar el radicalismo se llevó a cabo entre el líder de Evolución, quien obtuvo dos tercios de los votos de los delegados y dejó relegado en el poroteo a su contrincante, el gobernador Gustavo Valdés.
En la previa, desde las filas de Lousteau se mostraban confiados respecto de que iban a alcanzar la mayoría necesaria para imponer al legislador porteño, situación que finalmente se concretó pasadas las 17, en el Comité Nacional de la calle Alsina.
En concreto, Lousteau consiguió los votos de 68 de los 106 delegados que se reunieron ayer en el Comité Nacional del partido.
El titular de Evolución llegó a presidir el partido centenario con el apoyo de la facción que juega con el mandatario de Santa Fe, Maximiliano Pullaro y el presidente del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados, Rodrigo De Loredo.
Por su parte, en la misma jornada, Pullaro había adelantado que «ya está acordado» que el Senador nacional se convierta en el nuevo Presidente de la UCR.
«El presidente va a ser (Martín) Lousteau, ya está acordado con (Gustavo) Valdés, que es un gran gobernador (de Corrientes) y se integrará a la Mesa Nacional», señaló Pullaro en declaraciones a la prensa.
En esta misma línea, el ex gobernador del Chaco, Ángel Rozas, confirmó que han «llegado a coincidencias», y que las mismas «son sobre Martín Lousteau».
Además, De Loredo, quien derrotó en las urnas partidas al mandatario provincial correntino, arribó a la presidencia de la UCR con el aval del presidente partidario saliente, Gerardo Morales.
Durante esta nueva fase, el nuevo líder del radicalismo deberá trabajar por mantener la unidad del partido, buscar la renovación y construir alineamientos en el ámbito parlamentario que lo acercarán o lo alejarán del Gobierno de Javier Milei.
Salir de la paradoja electoral
El resurgimiento del radicalismo durante el último proceso electoral quedó envuelto en una paradoja. Es que, si bien se fortaleció en el mapa de poder -sumó gobernadores en Santa Fe, uno de los distritos más influyentes- y el Chaco, que fue un fortín del Partido Justicialista-, no tiene un conductor indiscutido ni un dirigente con potencial electoral nacional. Sin un liderazgo claro ni una postura común sobre la identidad del proyecto radical, la UCR cobija bajo el mismo paraguas a distintas tribus que pujan por el poder en el partido.
Esa fragmentación interna se cristalizó en las últimas elecciones presidenciales, cuando la fuerza no tuvo un candidato -el proyecto de Facundo Manes naufragó por falta de apoyo- y quedó diluido en la interna de Propuesta Republicana (PRO) que enfrentó a Bullrich y Rodríguez Larreta. Si bien, el fenómeno ultraliberal de Milei los interpela por el impacto en su base de representación, la relación con Macri continúa tensionando a los integrantes de la cúpula radical. Es que Lousteau y Morales dan por hecho el divorcio con Macri y que el modelo de Juntos por el Cambio (JxC) de 2015 ya no existe.
Por el contrario, Cornejo y Valdés apuestan a preservar el vínculo con el ex Presidente y el PRO. Consideran que JxC debe conservar la cohesión interna, sobre todo, para asegurar la gobernabilidad en las provincias y no perder el capital legislativo o evitar que el kirchnerismo se quede con sitios estratégicos de poder. Esos bandos también chocaron por los coqueteos con Sergio Massa, rival de Milei en la segunda vuelta.
El partido «que queremos»
Al concluir la votación, el nuevo espacio político, consignado como Causa Federal, emitió un comunicado con su primer pronunciamiento a los dirigentes y afiliados de la fuerza centenaria.
En el mismo, expresó que «la UCR necesita cambiar para volver a representar a la mayoría de los argentinos», remarcando que «la sociedad en las últimas elecciones se expresó por el cambio, pero no nos eligió para representarlo». «Esto nos obliga a una profunda autocrítica», subrayó.
«Nuestro partido necesita una renovación y una modernización de sus ideas, las formas y los medios de su accionar político», señala el texto.
«Proponemos volver a ejercitar el debate de ideas, la creatividad y la construcción de propuestas atractivas y superadoras», indica, y aclara: «El resultado electoral nos colocó en el rol de oposición», a lo cual agrega: «El Gobierno que nace es un Gobierno institucionalmente débil que recién empieza a explicitar sus propuestas, pero que necesita hacer cambios de extrema profundidad».
El comunicado subraya que «la UCR no cogobierna», y aclara: «Los radicales renovados tenemos que ejercer una oposición responsable y constructiva, promoviendo una férrea defensa de nuestras históricas banderas de defensa de la República y la democracia, de una educación de excelencia, una salud pública de calidad, la independencia de la Justicia, el federalismo, una política económica progresista de inclusión y un manejo ético de la cosa pública». «La UCR debe apoyar el esfuerzo de los gobernadores, intendentes legisladores de Juntos por el Cambio de tratar de mantener viva y unida la coalición», señala.
«Nuestros legisladores en el Congreso y nuestro partido tienen un enorme desafío por delante», sostiene, y remarca: «Queremos reconstruir una UCR popular y de mayorías, que se convierta en eje de una alternativa de Gobierno».
«Venimos a proponer el debate y la modernización para que entre todos hagamos un radicalismo mejor, capaz de liderar la Argentina que soñamos», concluye.
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