Por estos días, el país está enfrascado en el debate por las medidas dispuestas por el Gobierno. No hay el receso habitual, común de todos los años. Con un país envuelto en una crisis profunda, las variables económicas lucen sorprendentemente controladas, conforme a su termómetro más sensible que es el dólar. Luego de varias elecciones que precedieron y contra todos los pronósticos, el último diciembre pasó de largo. Incidió en ello, de manera determinante, la imagen de fortaleza y autoridad que emanó de las nuevas autoridades, dispuestas desde el principio a marcar la cancha. Las señales son promisorias para el tiempo que se viene, con una baja progresiva y sostenida de la inflación. En lo político, la mira está puesta en 2027, con un peronismo en el que se espera una autocrítica y una reorganización que lo vuelva a tornar competitivo, con una nueva música como sugirió el Gobernador bonaerense meses atrás. El radicalismo y el PRO enfrentan no menores desafíos, mientras a Milei, que lo puede fortalecer una buena elección de medio tiempo, le será más difícil la elección presidencial. En los hechos, si se reorganiza, logra recomponer un liderazgo -hoy ausente- y acierta en un candidato competitivo para un ballotage, el justicialismo sigue siendo el favorito. En la Provincia, paradójicamente, el triunfo de libertario otorga también al justicialismo mayores posibilidades por el escenario electoral que se vislumbra. El radicalismo apunta a una «pata peronista», en tanto que el justicialismo cree posible sumar a un sector del radicalismo en medio de una realidad interna ucerreísta que parece complicada.
04-05-06-07-CONFUCIO-1Por CONFUCIO
«La única verdad es la realidad». Lo decía el general Juan Domingo Perón, entre otras muchas de sus definiciones, que perduran a través de los años. Hoy, está claro que el país enfrenta una coyuntura dramática. Al término de la gestión presidencial de Alberto Fernández, con Sergio Massa como Ministro de Economía, la herencia quedó expuesta en números incontrastables. Una inflación récord a escala mundial, acumulada durante sus cuatro años de gestión, una deuda externa e interna muy elevada, reservas negativas de alrededor de 10 mil millones de dólares en el Banco Central, los índices de pobreza en sus niveles más altos y una negociación con el FMI caída, con riesgo de default y vencimientos varias veces millonarios en el corto plazo, a lo cual se le suma -entre otras cosas- los efectos judiciales de la expropiación de YPF, con un reclamo de 16.000 millones de dólares que una jueza de New York acaba de habilitar la posibilidad de embargos sobre bienes del país.
En este presente se está, con un Gobierno que viene de cumplir el primer mes de gestión, y trata de llevar adelante las propuestas electorales que tuvieron el respaldo mayoritario de los argentinos.
No le es fácil avanzar por su debilidad, en términos de estructura política propia. Son 38 de los 257 diputados, 7 de los 72 senadores, ningún gobernador. Constituye su punto de partida. Una debilidad que, algunos, ven como su propia fortaleza, porque le permite desarrollar una línea discursiva que sigue «pegando en la gente», con cierta habilidad, que hay que reconocerle, para saber llegar a un cuerpo electoral que ha visto el fracaso de todos y que descree de la política, el «caballito de batalla» de Milei que le ha dado resultados.
El Presidente hace hincapié en la herencia recibida, en la necesidad de redimensionar el Estado, de terminar con la casta y eliminar los privilegios a los cuales atribuye la resistencia de distintos sectores de la vida nacional que se sienten perjudicados por el DNU y el mega proyecto, en análisis legislativo.
Los propios objetores, o sea los legisladores no sólo de la izquierda y el kirchnerismo, sino algunos recurrentes personajes de la vida política nacional de las últimas décadas, como Miguel Pichetto, Gerardo Morales, «Lilita» Carrió, por sólo citar algunos, le dan pie a Milei para la descalificación de la llamada «casta política». Y en esta tensa situación, en la que el Gobierno no logra que se reconozca la necesidad y urgencia para medidas excepcionales, aun sabiendo la situación límite del país, irrumpe la cúpula de la CGT, con la amenaza de un paro nacional que le da oportunidad al Presidente para poner de manifiesto los privilegios que le fueron quitados al sindicalismo, a quien pone en la vereda de los malos como que, en verdad, la sociedad así los ve en cuanto, desde hace años, registran una muy mala imagen en todas las encuestas.
El Gobierno, a través de Milei, de su ministro político Francos, del vocero presidencial Adorni, y de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, viene desarrollando una inteligente política comunicacional que le permite que, a pesar del efecto que tienen los índices de inflación conocidos, el grueso de los argentinos atribuya esta situación a la administración saliente, particularmente Sergio Massa. También, que mantenga al Presidente en altos y hasta sorprendes niveles de ponderación, acaso como exculpándolo y viéndolo como víctima de aquellos, políticos o sindicalistas, que ponen palos en la rueda a la implementación de las medidas dispuestas, la mayoría de las cuales está ya en plena vigencia.
Ejemplo de esto último fue el vuelco dado en el mercado inmobiliario, donde se ha revertido totalmente la inédita situación que generó la última ley ahora derogada. La oferta de alquileres viene creciendo progresivamente según dan cuenta en el mercado.
EL FENÓMENO MILEI
El Presidente acaba de cerrar una semana promisoria para su gestión. Logró reflotar el acuerdo caído con el Fondo Monetario, lo cual tuvo un impacto casi inmediato en términos de confianza en los mercados, con la baja del dólar blue, del riesgo país, la suba de los títulos externos y la progresiva normalización en la balanza comercial.
Reflejo de esto fue, por un lado, la fuerte señal dada por el Gobierno de los Estados Unidos, de decisiva importancia como accionista mayoritario del Fondo; y la no menos importante invitación del Vaticano al Presidente, a una audiencia que se llevará a cabo el próximo 11 de febrero, reunión que abre un nuevo escenario en la relación con la Santa Sede.
Importa señalar que, en los últimos meses ni Alberto, ni Cristina Kirchner lograron una nueva entrevista con el Sumo Pontífice, a pesar de reiterados intentos y que, lo propio, ocurrió con el entonces candidato presidencial Sergio Massa, que nunca pudo lograr el perdón del Papa Francisco luego de operaciones realizadas por el tigrense cuando el entonces cardenal Bergoglio era el Arzobispo de Buenos Aires. De todas formas, el ex presidente Fernández, en las últimas horas dio la nota al obtener un lugar en la agenda del Papa, que lo recibiría este lunes 15.
Este panorama del contexto general nos hace venir a lo que es la implementación del programa puesto en marcha por la actual gestión, cuyo desafío cardinal es la baja de la inflación y la reducción de la pobreza, con crecimiento del empleo registrado y el redimensionamiento del Estado, desmontando la estructura elefantiásica montada por la anterior gestión.
El tratamiento de los planes sociales se basa en la depuración del padrón, con el cruzamiento de datos, la necesidad de liberar a los beneficiarios del padrinazgo de quienes ejercen una intermediación indebida, dando poder a movimientos sociales que se sostienen artificialmente y son usados en beneficio propio, muchas veces contra el propio Gobierno.
LA IMPRONTA PRESIDENCIAL
Es notoria la improvisación en la nueva gestión. Las marchas y contramarchas. Las decisiones que se anuncian y no se concretan, con vueltas atrás. La falta de un «estado mayor» y de un equipo que haga política. Esto es lo que hay y la muestra patente de que enfrente «no hay nada». Impera el mismo o mayor desconcierto.
Milei tiene tiempo para avanzar, equivocarse y volver a replantear. Mantiene la iniciativa política en todos los frentes. Toma decisiones de fondo y avanza, por la vía del hecho consumado, agregando temas y más temas para el debate frente a una oposición difusa a la que le cuesta saber dónde están parados. Esto hace que, a veces, se encuentren «codo a codo» y «espalda contra espalda» quienes, hasta ayer, se sacaban chispas y se decían barbaridades,
Milei parece, por momentos, sin estrategia ¿Pero si esta forma particular de actuar, de generar acciones, de expresarse en público, a veces rozando lo vulgar, fuera una estrategia en sí misma?
De algo no hay que sacar la mirada. Milei trabaja sobre la grieta y los complejos que les genera en esa división entre kirchnerismo y cambio, hoy corporizado en Milei, que algunos -léase radicales, «lilitos», del PRO o del llamado peronismo republicano- se encuentren de golpe y sean vistos como funcionales a la línea dura de los K.
Vale aquello de que, «cuando se juegan los destinos de Esparta hay que estar de un lado o de otro. No hay espacio para la ambigüedad o la mentira».
Y, a esto contribuye, para suerte de Milei, la falta de conducción y estrategia de un justicialismo a la deriva en el que, por torpeza, se termina siendo funcional al oficialismo.
Ocurrió dos veces en el ámbito del Senado de la Nación. Dos veces, no una. Lo que marca el desconcierto de una bancada hoy partida en cuatro partes, aunque se mantenga hasta ahora unida con 33 senadores virtualmente sin conducción.
Se tensó tanto la cuerda, en la pretensión de ir por todo, incluso contrariando la propia opinión de Cristina, que no era partidaria a pelear la Presidencia provisional. A la postre, se logró el efecto contrario. Se abroquelaron «en contra» los 39 senadores restantes que le sacaron la llave del Senado. No sólo la Presidencia, sino que tomaron el control de las dos comisiones de la gestión diaria y afianzaron el dominio en el resto de las comisiones.
Luego, en un segundo acto, remataron la jugada con una nueva derrota del peronismo. Se quedaron con 5 de los 8 miembros de la comisión del DNU, así como con la presidencia y mayoría en todas las comisiones. Lo que se dice, una derrota en toda la línea.
Desde ya anticipamos que en la Cámara de Diputados ocurrirá lo mismo. Más allá de dimes y diretes, así como berrinches a la hora de votar, estarán 135 diputados por el voto positivo a las iniciativas de Milei. Los otros, nuevamente perdedores, con gobernaciones en terapia intensiva, comenzando por Buenos Aires y La Rioja
¿Y MASSA?
Massa aún no dio cuenta de por qué perdió un lote de senadores que supuestamente jugaban para él, el caso de los dos misioneros que se quedaron con la boleta de Unión por la Patria, desplazando al PJ y al kirchnerismo en Misiones; del propio Camau, o del Senador por Entre Ríos, y algún otro que -de mantenerse en el bloque- les hubiera dado no sólo el quórum, sino también la mayoría.
Massa -de hecho- no quedó bien con el Fondo Monetario. Es mala palabra. Hizo caer el acuerdo que él mismo firmó y, de regreso a la Argentina, con el visto bueno de Alberto, terminó desde acá haciéndole «pito catalán» a las máximas autoridades. Puso los recursos del país al servicio de su propia campaña, en lo que dio a llamarse el «plan platita», que llevó el déficit al 3 por ciento de PBI e hizo que los gobernadores, algo si se quiere insólito, hagan votar a sus diputados una ley que los terminó desfinanciando y poniéndolos ahora de rodillas ante Milei, en procura de recuperar fondos sin los cuales no llegan ni a pagar los sueldos. Es una obviedad que hay cosas que no se hacen y menos en ese nivel. En política, en economía como en todos los órdenes, se puede hacer cualquier cosa menos dejar de pagar las consecuencias. Hoy, los argentinos estamos precisamente pagando las consecuencias de esas desprolijidades. Hay que acordarse que el acuerdo con el FMI pudo haberse firmado en términos mucho más convenientes, en el marco de la pandemia, y que cuando se rubricó -con Martin Guzmán- no tuvo el acompañamiento de varios diputados del PJ, entre ellos el Presidente del bloque, que terminó renunciando.
Al ex Ministro de Economía se lo hostigó bajo fuego amigo. Terminó yéndose con un dólar de 239 pesos y al fin de la gestión de quien lo sucedió había aumentado un 300 por ciento. Todas cosas que hay que recordar porque en economía dos más dos son cuatro.
Si algo muestra -en su justa dimensión- la crisis que vive el PJ, esto se da con la definición de sus dos candidatos a Presidente. Ninguno de ellos, con militancia dentro del PJ, que hayan sido parte del PJ al momento de su consagración. En el caso de Alberto, más alfonsinista que peronista, tenía su partido que se llama Parte; y en el caso de Massa, tenía, tiene y aún forma parte de él, otra expresión que es el Frente Renovador.
Sacó partido de las peleas en JxC y del descontrol en el Gobierno
Milei se llevó el pozo
En una lectura realista, es hoy Presidente por los errores de los otros dos frentes y por el hastío de la gente contra la política. Aparecía como opción y se llevó «la carne con gancho y todo». En la primera vuelta le alcanzó el apoyo popular para pasar a la final, porque reflejó más nítidamente el cambio que la sociedad reclamaba, frente al desbande que hubo en Juntos. En el ballotage, sumó a los que en la primera vuelta no votaron a Sergio Massa, algo obvio que los que no votan de entrada no acompañan luego. Optan en todo caso por el que consideran el mal menor. El verdadero capital del primer mandatario es el que logró el 22 de octubre. Lo otro fue relativo, de ahí la importancia de las mediciones actuales que le dan un 56% de aprobación.
La pelea del PRO, por un lado, y los radicales, por otro
Hasta hace unos meses, Juntos por el Cambio era el claro favorito de la elección. Sólo se discutía Macri sí, Macri no. Los radicales sufrieron la impronta de Gerardo Morales que hizo la personal, entonces como la está haciendo ahora, notoriamente menguado. De entrada, apostaron a ser nuevamente furgón de cola de un PRO que ni siquiera definía su liderazgo. Con todo, su cosecha en términos de gobernaciones, intendencias y legisladores no fue menor. Quizás haya que pensar que mientras la UCR no pase la transición de Lousteau, difícilmente sea un partido con atracción nacional en una presidencial.
Lo del PRO fue patético. Horacio Rodríguez Larreta, que desde el principio fue considerado el candidato natural, sufrió el esmerilamiento sistemático de su mentor, Mauricio Macri, que luego de bajarse de la candidatura se empeñó -vía el apoyo a Patricia Bullrich- en evitar que el mismo coronara. En verdad, el apoyo a Bullrich nunca fue sincero. Era la vía para no allanar el camino del Jefe de Gobierno. Desde el momento en que la primera coronó la candidatura del PRO, las señales del ex Presidente comenzaron a ser equívocas, con guiños no disimulados a Javier Milei, a quien, en los hechos, consideraba la mejor opción.
Su objetivo estaba en que no ganara Horacio, que el PRO mantuviera el bastión capitalino de la mano de su primo -candidato- y que Massa sea derrotado, objetivo principalísimo.
Podría decirse que le salió casi redondo. Aunque hubiera esperado del candidato ganador que la abriera más el juego. Para Milei fue un apoyo desinteresado. No es éste precisamente el pensamiento ni de Macri, ni del PRO, que esperaban ser cogobierno y tener una incidencia que no lograron. Aun así, para Macri la ecuación cerró. No se logró todo, pero lo que se logró fue suficiente porque, además, despejó su horizonte en el siempre difícil terreno de la Justicia.
¿Y el PJ?
Hizo todo lo contrario a lo aconsejable para ganar. Y no fue responsabilidad única de Alberto. Desde el inicio, soportó un hostigamiento y una «guerra fría» incomprensible en términos de gestión y de perspectivas electorales. Los números son demostrativos del caos de un Gobierno sin conducción. El «fuego amigo» fue constante, hasta el último día de gestión. El PJ, como partido no funcionó. Su presidencia estuvo «pintada». Tener que acudir nuevamente a un candidato de otro signo político no pareció lo más lógico en una expresión con ocho décadas de historia. Cristina Kirchner, como Macri, tenía su objetivo primordial. Conservar la Provincia de Buenos Aires como el ex Presidente apostó a mantener la Ciudad Autónoma. La ex Vicepresidente quería, además, la mayor cantidad de legisladores en el futuro Congreso. Por eso no dudó en ser generosa al bendecir la pretensión de los gobernadores, de impulsar a Massa, pero se reservó el papel de víctima para que -como contrapartida al sacrificio de «Wado»- pudiera tener un lote importante de diputados y senadores marca líquida como escudo del tiempo que se viene. Así, Sergio Massa fue bendecido. Quizás no para ganar la Presidencia, algo que en términos lógicos era imposible, porque en el ballotage el voto anti peronista sería siempre mayor, sino porque Massa aseguraba mejor resultado que nadie para el 22 de octubre.
¿Y el futuro?
Lo que se ve hoy no parece bueno para el peronismo. En los meses venideros, el kirchnerismo terminará siendo un sector más del justicialismo, en franca caída. La Cámpora habrá cumplido su ciclo. Kicillof intentará interpretar la nueva melodía, lejos de la influencia de Máximo, quien deberá dejar la Presidencia del PJ bonaerense en otras manos. Pero lo más probable es, como pasó otras veces, que esta expresión política con ocho décadas de vigencia recupere el protagonismo, considerando que la base sigue siendo peronista. El peronismo es -antes que nada- un sentimiento y que como pocos tiene vocación de poder, se adapta a los cambios y sabe aggiornarse adecuándose a los tiempos. De cara a 2027, sigue siendo el favorito.
En el anti peronismo habrá que ver quién queda parado con la chapa del cambio. Si Milei anda muy bien, el escenario será polarizado. De ahí la importancia del PJ de tener una cara competitiva, que no es Kicillof, que aparte de tener la maldición histórica de que ningún gobernador llegó a Presidente, es del Amba y tiene un sello kirchnerista que no lo ayuda.
UNA SEÑAL DEL GOBIERNO DE LOS EE UU. No dejó de sorprender que, a pesar de las diferencias ideológicas, uno de los más altos exponentes de la administración Biden haya dado un contundente respaldo al esfuerzo de Gobierno argentino para sanear las finanzas. Luego de que se remontara el acuerdo caído con el Fondo, y se recibiera una respuesta positiva de los mercados, el viernes la administración Biden dio a conocer un inequívoco respaldo que es decisivo para la aprobación en el Directorio del Fondo de los preacuerdos logrados. UN PARO QUE DA LETRA A DISCURSO DEL GOBIERNO. En el gremialismo no hay unidad de criterio respecto a la conveniencia y oportunidad del paro. No para pocos se trata de una decisión apresurada que puede tener un efecto contrario al buscado. El Gobierno está dentro de los primeros 100 días de gestión y cuenta, guste o no, al día de hoy al menos con una alta aprobación. Quizás porque Milei que maneja bien en los medios, ha logrado instalar que se están viviendo las consecuencias de la herencia recibida que a la vez la apuntó como dramática. Si la idea fue la de apretar para negociar, está claro que se erró el «vizcachazo». El Presidente se plantó. No acepta ni dialogar mientras no levanten el paro y demostró que no tiene reparos en confrontar. Sabe que polemizar con dirigentes con poco favor social es redituable, y sabe también explicar lo que -según él- son las reales motivaciones de la medida de fuerza, que no pasan por otro lado que eliminar privilegios que han posibilitado que legendarios dirigentes en cada gremio sigan atornillados por décadas al poder de sus sindicatos. DECISIÓN POLÍTICA Y CORAJE. La Ministra de Seguridad finalmente tomó «el toro por las astas». Algo tan elemental y obvio no se hacía por razones que nunca se explicitaron. Ante el renovado avance del narcotráfico en Rosario, y frente a la amenaza que sufrió el Gobernador de Santa Fe -que debió mandar su familia fuera de la provincia-, Patricia Bullrich ordenó que haya inhibidores de señal para los celulares en las cárceles. Desde allí se seguía organizando los aprietes mafiosos, el funcionamiento de los grupos narcos y toda clase de delitos. Hay otros tipos delictuales a gran escala como el contrabando de camiones de soja que salían hacia el Brasil. Nunca el Ministerio de Seguridad asumió la simpleza con que era posible evitar esa práctica. Es obvio que los vehículos que cruzan el puente Zárate Brazo Largo hacia el Norte del país no tienen otro destino que el contrabando. No hay en ese trayecto ninguna industria procesadora. Con sólo subir un gendarme hasta destino se solucionaba. Esa sola circunstancia hubiera hecho que cesara el tráfico de miles y miles de camiones. Lo propio puede decirse con el control de las rutas ¿Es tan difícil poner scanner en puestos móviles para la detección de la droga con registros fílmicos que aseguren la prolijidad del control evitando la venalidad de las fuerzas de seguridad? Que las fronteras sean porosas, por la cantidad de kilómetros de ríos es una realidad, pero también es cierto que las drogas son transportadas por tierra y ahí es donde se debe que perfeccionar el sistema actual que sólo permite descubrir el 5% del total que circula. OTRO MÁS QUE SE SUMÓ AL CORO. Uno de los del triunvirato de la CGT, sin duda el más combativo, habló de la necesidad de reorganizar el peronismo. Un reclamo que se extiende a lo largo y lo ancho del país. Hay por delante nuevos desafíos electorales que obligan a poner en marcha su herramienta electoral en desuso, hace varios años. Se preguntó: «Dónde están Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa», con un tono crítico no distinto del de otros dirigentes del PJ. Está claro que el peronismo tiene pendiente la autocrítica, la necesidad de constituir una conducción nacional legitimada y de recuperar un funcionamiento orgánico en el que el debate y la participación sean la norma. El tiempo de los comunicados se terminó, y el de los operadores de trastienda devenidos en dirigentes. SENTADO SOBRE SUS LEGISLADORES. Fiel a su estilo, el hombre fuerte de Misiones volvió a tensar la cuerda haciéndole sentir a Milei el rigor de lo que significa un voto. En realidad, fueron dos, pero con uno más podría haber cerrado el tema de la reforma electoral, la eliminación de las Primarias y la boleta única. Un tema que parecía listo para su aprobación. La balanza quedó 36 a 36 y, aunque desempataba la Vicepresidente, no alcanzaba. Es necesario 37 votos positivos. Carlos Rovira es quizás el único de los gobernadores, con espaldas, para plantarse. No lo puede hacer Axel Kicillof ni ninguno de los otros mandatarios provinciales, que esperan «como el agua» los recursos de la reforma del Impuesto a las Ganancias, algo que el Presidente mantendrá pisado hasta que los legisladores «hagan los deberes». CLARO COMO EL AGUA. El Ministro de Economía brindó una conferencia de prensa para confirmar el acuerdo con el FMI que, más que acuerdo, es reflotar el que estaba caído de modo de evitar el default. En la misma rueda de prensa, y al contestar sobre el trámite parlamentario del mega proyecto y el DNU, vaticinó que estarían los votos para la aprobación, así como dejó en claro -ante una pregunta- que, si así no fuera las medidas de ajuste serán necesariamente más fuertes, algo que llama a la responsabilidad y de lo cual han tomado nota los gobernadores que están «con la lengua afuera», a la espera de recuperar los recursos que se perdieron con la baja del Impuesto a las Ganancias. De hecho, luchan contra los libres pensadores o los legisladores que reparan en las formas, cuando la profundidad de la crisis amerita soluciones ya y ahora. UNA CLARA SEÑAL. El Gobierno nacional produjo el recambio en uno de los enclaves estratégicos como es la delegación Regional Corrientes del Pami. En carpeta está la designación del nuevo delegado de Anses y un recambio en Télam. La elección recayó en la persona de Moulin, un dirigente que ofició de apoderado en las elecciones nacionales y que forma parte del «Estado mayor» libertario. La idea de quienes hacen política, en el gobierno de Milei, es darle músculo político a una tercera opción electoral de cara a 2025, en que se elegirá Gobernador y habrá tres frentes, donde ninguno tendrá la vaca atada con la posibilidad de consagrarse en primera vuelta. Una prueba de fuego para el Gobierno nacional en la mitad de su mandato. PARA SER DURO HAY QUE TENER ESPALDAS. El Gobernador de La Rioja tiene sublevado al personal policial. Se queja que los números no le cierran, pero fue uno de los que levantó la mano para votar una ley que desfinanció a las provincias que ahora sienten las consecuencias. Protesta por la suspensión de las transferencias discrecionales, un mecanismo distorsivo de la Ley de Coparticipación, que fija porcentajes para cada provincia. No es bueno que el Presidente, y menos un Ministro de Economía, tengan la facultad y posibilidad de ayudar a unos en desmedro de otros. En tiempo de Carlos Menem, cuando Corrientes -en 1999- necesitaba una ayuda excepcional para normalizar los sueldos atrasados, debió sacarse una ley por ambas cámaras del Congreso de la Nación, una sana práctica que evitaba los excesos que se cometieron en los últimos años. Lo cierto es que Quintela es uno de los que está de punta con el Gobierno central no obstante lo cual ahora pide apoyo. Una contradicción como la de querer liderar el PJ Nacional, una función de primera importancia que requiere muchas condiciones, una de ellas, tener autonomía financiera, algo que ni gobernadores, ni intendentes tienen y muchas veces terminan siendo funcionales al poder de turno en desmedro del conjunto que representan. LA NECESIDAD TIENE CARA DE HEREJE. El senador nacional ucerreísta, Víctor Zimermann es una pieza central en la actual composición de la Cámara alta. Es uno de los cinco parlamentarios que integra la comisión que dictaminará sobre el DNU, en la cual el Gobierno necesita al menos tres votos para sacar dictamen. Está claro que, para la administración del «Zorro» Zdero, la sintonía de los legisladores del Chaco con el Gobierno central es prioridad absoluta. Más que nunca necesita oxigenar las finanzas públicas para enfrentar un año difícil. El problema que tienen los radicales que están al frente de sus gobernaciones es que hay quienes hacen una visión estrictamente constitucionalista o formal en los temas y ello repercute sobre los que están en el día a día de la gestión, esperando fondos frescos. El ala dura de la oposición, encabezada por la izquierda y el kirchnerismo de paladar negro, apuesta a sumar parte de los radicales. Descuenta el apoyo de Gerardo Morales y Facundo Manes, e intenta hacer lo propio con Martín Lousteau que, más allá de su presente como timonel de la UCR, supo ser Ministro de Economía del kirchnerismo y autor de la famosa resolución 125, un estigma que cada tanto le recuerdan. Zimmerman, en el Chaco, es una figura siempre expectable y respetada, con peso propio y proyección. Por estos días, una pieza central en la gobernabilidad del Chaco. GOLPEANDO LAS PUERTAS DEL PODER REAL. El mandatario provincial del Chaco, rápido de reflejos, termina de plantear un reclamo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación dirigido contra el Estado nacional por una millonaria deuda. El planteo se radica ante el más alto Tribunal por ser una controversia entre el Estado federal y una provincia, que habilita la competencia originaria de la Corte que, previo a todo y luego de requerir dictamen no vinculante al Procurador General, llamará a una audiencia de conciliación para dar oportunidad a las partes a que lleguen a un acuerdo. PAPEL DESLUCIDO. El diputado, Santiago Cafiero, uno de los funcionarios que «no funcionó» en la administración de Alberto, tuvo que bancarse que el Presidente de la Comisión de Presupuesto le aplicara el reglamento y lo dejara sin sonido, un recurso extremo que tienen los que dirigen el debate y que en el caso de Cafiero lo expuso al ridículo, sin que sus airados reclamos tuvieran el efecto buscado. Sí en la tele, platea para la que quedó en un papel deslucido. OTRO MÁS Y VAN 93. El Obispo emérito, Domingo Salvador Castagna, declarado ciudadano ilustre por la Legislatura de Corrientes hace unos años, festejó el viernes un nuevo cumpleaños, rodeado de sus afectos familiares en San Nicolás, provincia de Buenos Aires. En unos días más regresará a Corrientes, ya en franca recuperación de la operación que se realizó días atrás, y para la cual contribuyeron un grupo de amigos de esta provincia y otras, como Misiones y Córdoba. UN PROBLEMA RECURRENTE. El Jefe comunal del «portal Sur» de la provincia ha realizado una gestión bien ponderada, pero tiene el doble problema de muchos mandatarios municipales. Primero, no puede ser reelecto y, segundo, viene demorando la definición de a quién apostará para postularlo para que vaya tomando entidad propia en el electorado local, más allá de que debe pasar la interna de su partido. No es sólo un problema para los intendentes de Unión por la Patria, sino que es un denominador común en todos los espacios políticos, aunque en el peronismo, y de cara a 2025, es central el armado partidario y la oferta electoral provincial por la importancia definitoria que adquiere el efecto del arrastre de la boleta de Gobernador. Importa señalar que los intendentes se eligen en la primera vuelta, descartándose que, en 2025, el Gobernador se consagrará recién en el ballotage. EN TIEMPO DE DEFINICIONES. A partir de marzo, comenzará el tiempo en que el Gobernador deberá dar pasos firmes en el armado no sólo de su propia sucesión dentro del oficialismo, sino en la determinación del rol que aspira tener en el tiempo que se viene. Los que saben aseguran que no sería improbable que el ituzaingueño, aunque invierte mucho tiempo, esfuerzo y recursos en su ciudad natal, termine apuntando a pelear la Capital, una elección que se define voto a voto, no tan difícil para un nombre electoralmente instalado como el del mandatario provincial. En el turno que se viene, para el oficialismo será más fácil conservar la Provincia que la Gobernación, donde el sistema electoral puede llegar a jugarle en contra. No se descarta un cambio de las reglas que sirvieron en el pasado, pero que la realidad de hoy muestra un escenario distinto. BAILANDO CON LA MÁS FEA. En enero, es habitual que el Presidente del Senado quede a cargo del Poder Ejecutivo por la licencia anual del mandatario que, por estas horas, deshoja la margarita respecto a cómo encarará 2024 y 2025. Un año le tocó lidiar con los incendios y la seca; y ahora, con media provincia inundada. Braillard Poccard desarrolló -por estos días- una intensa agenda, incluso con su bajo perfil, cubriendo todos los frentes. El tiempo demostró que la nominación de Pedro fue uno de los grandes aciertos de Valdés, quien tiene las espaldas bien cuidadas, algo que suele no ser habitual con los «números dos».
.