En el corazón de barrio San Gerónimo de la Capital correntina, en un sector del predio donde funciona la Escuela Nº 158 Colegio Argentino, existe un tesoro resguardado para la posteridad que, sin embargo, está a disposición de quienes lo quieran conocer. Se trata de la colección de libros antiguos de la Biblioteca Popular Fray Luis de Bolaños. Un verdadero patrimonio cultural de la ciudad.
Esta biblioteca, que se encuentra sobre la calle Leopoldo Marechal 4.949, fue fundada el 5 de mayo de 1993 y forma parte de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip). El origen de su valioso material bibliográfico se remonta a la anterior sede del Colegio Argentino.
Según explican en el blog «Tesoros de la BP Fray Luis de Bolaños», la institución educativa funcionaba en lo que antes eran los salones del convento de la Merced, hoy la Iglesia que se encuentra en la esquina entre Salta y Buenos Aires. Para el año 1971, el colegio fue trasladado al barrio San Gerónimo, y en ese movimiento, se llevaron también lo que quedaba de los registros bibliográficos y documentales, los cuales hoy siguen siendo custodiados en su nueva sede.
«En ocasión de dar continuidad a la biblioteca escolar, en 1993 se oficializa su funcionamiento como Biblioteca Popular Fray Luis de Bolaños, obteniendo el reconocimiento de Conabip, manteniendo sus servicios principales de biblioteca escolar», completa el perfil.
BIEN COMÚN
«Estos materiales son de la comunidad y están disponibles para consultas de quienes lo quieran ver», dijo a EL LIBERTADOR, Mirta Fernández, encargada de atender al público en la sede de la biblioteca.
Comentó además que, con este objetivo de acercar este valioso tesoro a la comunidad, hace un tiempo comenzaron un arduo trabajo de digitalización de los libros. «Pero por ahora eso está interrumpido, porque eso lo hacía una docente de la escuela que también fue profesora de la carrera de bibliotecología, quien ya está jubilada. Es un trabajo ad honorem, ya que no contamos con fondos suficientes y no hay personal que se dedique exclusivamente a eso», agregó.
Esta labor incansable por la preservación, no cayó en saco roto. Hoy, algunos de estos libros en su versión digital están disponibles en el blog de la biblioteca. Se pueden consultar, por ejemplo, títulos de mediados del siglo pasado. «Esperamos poder retomar ese trabajo cuando se pueda. La verdad es que son libros hermosos, algunos con ilustraciones muy bellas», dijo Mirta.
También contó que en esta biblioteca los lectores, chicos y grandes, pueden encontrarse con todo tipo de géneros literarios. «Hay para niños, adolescentes, adultos, de todos los géneros, sólo tienen que acercarse. También tenemos los ‘bibliomóviles’ que sacamos al patio de la escuela para que los chicos se acerquen», dijo la bibliotecaria, aunque se lamentó porque cada vez son menos los alumnos que se interesan por los libros que tienen a disposición.
Aún con las trabas que impone la tecnología, el arte de difundir la lectura en este espacio sigue firme. «Tenemos talleres de lectura algunos días a la semana y también, para los interesados en asociarse, tienen que saber que cualquiera puede hacerlo abonando una sola cuota de 500 pesos para todo el año y 300 si son menores de 14 años».
Una suma mínima, teniendo en cuenta que con ese único pago, los socios pueden llevarse prestado cualquiera de las obras que este templo de la cultura resguarda para la comunidad.
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