Historia digna de poner de relieve, señala con toda razón el medio digital caacateño Redes Sociales Caá Catí antes de relatar la vida de Elías Fernández, quien tiene 24 años de edad y proviene del seno de una humilde familia, de escasos recursos. Es hijo de gente laburadora. Elías cursará este año el segundo en la Escuela de Policía de la Provincia de Corrientes, sintetiza la información a la que EL LIBERTADOR se suma para difundirla y para que se expanda cada vez más.
La publicación, a cargo de Ramón Sosa y fechada el 24 de enero, continúa señalando que en Caá Catí se hizo conocido pasando por distintos eventos como rapero, bajo el nombre artístico de Sub Zhero.
Mientras se toma vacaciones en sus estudios se enroló otra vez en la Municipalidad como personal jornalizado para hacerse «unos pesitos».
«Estoy de barrendero o hago recolección de residuos o voy donde me necesiten», dijo Elías.
También comentó «soy cristiano practicante y me congrego en la iglesia Jesús es mi Salvador del paraje Capillita; esto me ayudó mucho a encaminar mi vida».
Más adelante dijo, entusiasmado, «sigo escribiendo música urbana y cuando sea policía podré pagar un estudio de grabación y grabarlos. Yo promuevo la música del género Urbano, sin hablar mal de las mujeres, ni denigrarlas ¡y tampoco es necesario hablar de drogas!».
En las últimas horas, Elías posteó el siguiente mensaje, que tal vez sirva para encaminar el razonamiento de otros jóvenes en etapas decisivas de sus vidas.
Elías escribió:
«La Lección de Mis Padres que Cambió Mi Vida.
Mi papá, me enseñó y demostró que ningún trabajo es deshonra, lo que importa es que te esfuerces y hagas lo mejor que puedas para conseguír las cosas. También me contaba historias de cómo él mismo había trabajado desde muy chico, en trabajos que muchos considerarían ‘humildes’, pero que para él eran una fuente de ingreso, orgullo y satisfacción.
Mi mamá, con su ternura, y su abrazo reconfortante, me recordaba que la educación es la clave para abrir puertas y alcanzar mis sueños. Me animaba a estudiar y a esforzarme, para construir el futuro que queríamos.
Recuerdo las tardes en que mi papá volvía a casa cansado del trabajo, con las manos sucias, llenas de ampollas y el rostro cansado, pero con una sonrisa en los labios para nosotros, porque de seguro tuvo un día difícil, pero valió la pena porque nosotros, sus hijos, teníamos un techo y también un plato de comida en la mesa. En ese momento, yo no entendía el valor que eso tenía, pero ahora lo entiendo todo.
Mi mamá, era la columna vertebral de nuestra familia. Trabajaba incansablemente para cuidar de nosotros, a ella no le cuesta expresar su amor, pero su presencia y su dedicación hacia nosotros hablan más que cualquier otra cosa.
Hoy, como adulto, entiendo el valor de las lecciones que mis padres me enseñaron. Entiendo que la vida no es fácil, que hay momentos en que nos sentimos abrumados y sin salida y es ahí donde debemos recordar a nuestros padres. Así que todos los que están luchando, los que se sienten perdidos y sin rumbo, les digo… no se rindan, recuerden a su papá, a su mamá, y a todos sus seres queridos. Háganlo por ellos, recuerden que la vida es un regalo precioso y que cada día es una oportunidad para aprender, crecer y amar. Y a mis padres, Raúl, Antonia, les digo, gracias. Gracias por enseñarme el valor del trabajo duro, de la educación y de la vida. Son mi ejemplo a seguir, por ser mi inspiración y mi motivación. Los amo más que a mí vida».
¿Y a vos, qué te parece? ¿Qué le dejás dicho a Elías?
Ahí concluye la publicación de Redes Sociales Caá Catí, que para quienes hacemos el diario EL LIBERTADOR cada día, nos enrogullece poder multiplicarla en sus páginas para que muchos jóvenes y otros no tan jovenes, se contagien de la dimensión enorme que ostenta en su vida Elías Fernández.
Eduardo Hernández
Comunicador Social católico,
Jefe Sección Interior EL LIBERTADOR.